Agüita al coco

Ya perdió significado hablar de ‘mercado de emergencias’ en referencia a la ventana de invierno. Les invito a repasar los últimos pelotazos de los transatlánticos de siempre en enero para que comprueben que, en efecto, este mes es una extensión de la clásica planificación veraniega. Un nuevo enfoque que espero y deseo que siga el Almería en las próximas semanas. El regreso de Lázaro Vinícius, en quien tengo depositada bastante fe dada su facilidad para ver portería, o el alta competitiva de Lucas Robertone son magníficas noticias de cara al segundo tramo de temporada. Pero no podemos dejarnos llevar por la euforia de un equipo que, por supuesto, ha sido y es una auténtica apisonadora en esta Segunda División. En principio, por lo que dijo Rubi esta semana, la entidad está ojeando opciones en el mercado para un centro del campo que, hasta marzo, no podrá contar con un pivote. También apuntó, y menos mal, a la línea defensiva. De la delantera, eso sí, ni mú. No esta de más recordar que si Luis Javier pilla un resfriado, estamos jodidos. Y no me vengan con la posibilidad de que Lázaro y Baptistao pueden jugar en punta o el nombre de Marezi. Un posible infortunio del mejor futbolista de la categoría podría costarle al club el objetivo. Ni más, ni menos. Un amigo me dijo esta semana que un equipo de fútbol es como un crío en el colegio. Al final, hay que prestarle atención incluso cuando las notas son buenas. Más razón que un santo. Ahora al Almería se le presenta una oportunidad magnífica para poder confeccionar a medio-largo plazo y, con ello, anticiparse a los primeros movimientos del ejercicio 25/26. Cerrar la ventana de invierno con un pivote, un central de garantías y un delantero centro para la unidad B significaría poner la guinda a uno de los mejores Almería de la historia. Se trata, al fin y al cabo, de intentar buscar la perfección o, mejor dicho, de dar un poco de agüita al coco.