Tercer recorte de la Fed en 2024
Estupidez, vino y rosas
H ACE ya dos décadas que viví mi primera etapa en el periodismo deportivo almeriense, por entonces en calidad de becario. Fueron nueve meses inolvidables repletos de experiencias, personas y momentos que no tuvieron ni un solo pero. Y es curioso, pero de entre mis recuerdos puramente periodísticos de aquellos días felices hay uno que siempre ha estado ahí sin yo saberlo y que debería haber pasado completamente desapercibido. Pero afloró hoy (ayer para el lector), cuando me dispuse a editar una información sobre el Torneo de Navidad de la Asociación de Futbolistas Veteranos de la Provincia de Almería.
Casi todos somos más estúpidos con 23 que con 43 años, eso es así por norma general. Diré mejor que nuestra forma de mirar el mundo es más estúpida, pues nos sobra pavo y nos falta vivencia. Recuerdo que cuando se me encomendó cubrir la final de la edición del torneo de aquel año y la posterior gala de entrega de premios en el Gran Hotel mi primera impresión, la estúpida primera impresión del veinteañero, fue pensar que aquello era poca cosa, que ir a cubrir un partido de veteranos era como hacer un reportaje del solteros contra casados. Cambié de opinión al poco de llegar al campo, cuando los vi dejándose la piel, con más aficionados viendo el partido que la mayoría de choques de Preferente o Tercera que me tocaba cubrir y que, esos sí, en mi mente de hace 20 años se me antojaban como finales de mundiales.
Recuerdo que lo que más me llamó la atención de aquella experiencia fue que en Almería existiese una organización seria, y muchísima participación de jugadores y equipos, en algo que no deja de ser fútbol 100x100 aficionado, las 'peñas' de toda la vida. Que hubieran sido capaces, primero, de poner en marcha y, posteriormente, de prolongar en el tiempo ligas y torneos con tal nivel de participación y seguimiento. Eso no pasa en casi ningún lugar de España. Más de 20 años después, comprobar que son ya 38 las ediciones y 1.500 los jugadores en liza me alegra. Y me traslada a mis días de estupidez, vino y rosas.
También te puede interesar
Visto y Oído
Sonia
el poliedro
Tacho Rufino
A ella no le gusta ‘El padrino’
Roberto Scholtes
Implicaciones de una Reserva Federal en pausa