Split Fiction, un emocionante y cooperativo viaje a la esencia que dio pie a los videojuegos
El Loot de Txeron
El nuevo título de Hazelight Studios es una oda a los juegos de antaño con pantalla dividida y alocadas sinergias entre dos escritoras antagónicas que atrapa de principio a fin y que en esta ocasión hemos compartido dos periodistas de Diario de Almería para contarte aquí cómo lo hemos vivido
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Había mucha expectación por saber cómo nos iba a sorprender Hazelight Studios, el equipo responsable de It Takes Two, Juego del Año de 2021 con más de 23 millones de copias vendidas en todo el mundo. Y su nuevo videojuego, Split Fiction, no ha defraudado ofreciendo una nueva vuelta de tuerca a la exitosa fórmula cooperativa, sello de identidad del estudió que comenzó con Brothers y siguió después con A Way Out y el citado It Takes Two.
En esta nueva iteración de las genialidades de Josef Fares y los suyos nos toca ponernos en la piel de Mio y Zoe, dos escritoras en ciernes que se quedan atrapadas en una máquina diseñada para robarles sus ideas creativas. Para lograr escapar de la simulación de sus propias historias, ambas deben dejar de lado sus diferencias y trabajar juntas mientras descubren nuevas mecánicas y habilidades en cada nivel de la aventura.
En Diario de Almería hemos vivido esa experiencia necesariamente cooperativa dos periodistas, Paula Bolaños y Norberto López, y por esta razón la reseña se divide en dos partes en las que cada uno desgrana lo vivido en esta trepidante aventura que se puede jugar de forma cooperativa con multijugador local, como lo hemos hecho nosotros, u online mediante el Pase de amigo, una característica distintiva de Hazelight Studios que permite a las personas que tienen una copia del juego invitar a un amigo a jugar gratis con ellas. Magia para los nostálgicos de la esencia de los videojuegos.
Así lo vivió Zoe (Paula Bolaños)
De un lado Mio, una mujer urbanita, cabreada con el mundo que escribe ciencia ficción para desahogarse y ganarle de vez en cuando al sistema; del otro, Zoe, criada en el campo, está enamorada de la fantasía y escribe historias para encontrarle sentido a un mundo que ha dejado de creer en la magia. Cuando Rader Publishing crea una máquina capaz de convertir las ideas en simulaciones, decide lanzar una oferta a aspirantes a escritores y escritoras para que prueben la simulación a cambio de un jugoso contrato editorial. Zoe acepta encantada, convencida de que por fin cumplirá su sueño y vivirá la aventura de su vida, pero la desconfianza innata de Mio hace que cambie de idea en el último segundo, rechazando participar en la simulación, lo que provocará un enfrentamiento con el equipo de Rader que terminará con Mio invadiendo la simulación de Zoe. Ahora, estos dos personajes antagónicos a primera vista deberán aprender a colaborar para sobrevivir a sus propias creaciones e intentar escapar de una simulación que busca robar la creatividad de sus usuarios.
Así comienza Split Fiction, sin duda una de las mejores experiencias que he vivido frente a una consola. Si en algún momento, como yo, has deseado poder meterte dentro de una historia y vivir en un mundo que funciona con otras reglas, este juego es un must play, y si el cooperativo te echa para atrás (debo confesar y confieso que nunca antes había jugado a un cooperativo más allá de la casual carrera de 'Mario Kart'), ten por seguro que merece la pena dar el salto a lo desconocido porque jamás y reitero, jamás, me he reído tanto jugando a un videojuego. Hazelight me ha alucinado con este título y sé a ciencia cierta que al colega Norberto López le ha pasado lo mismo porque no hemos podido parar de hablar de él desde que le dimos a la ‘x’ para empezar a jugarlo, lo que hemos vivido durante las 16 horas jugadas (y las que nos quedan) es un despliegue de creatividad nunca visto antes; una continua sensación de asombro y sorpresa ante la aparentemente inagotable variedad de mecánicas que hacen imposible que un minuto de juego se parezca a otro.
Me gustaría detenerme en las protagonistas. Zoe y Mio son como el día y la noche, la primera tiene una personalidad extrovertida, confiada y exuberante mientras que la segunda es introvertida, recelosa y distante pero ambas tienen algo en común, desde muy pequeñas han creado historias para procesar sus experiencias, sus deseos y sus traumas y Split Fiction hace un trabajo excepcional representando el poder que tiene la imaginación, las historias, para convertir en tangible, los aspectos más absurdos de la realidad.
Hemos visto, por ejemplo, cómo la rebeldía de Mio ante un sistema opresor deriva en una espectacular bossfight contra las multas de aparcamiento; o cómo la nostalgia de Zoe nos ha permitido convertirnos en la propia Madre Tierra con control sobre todo el entorno (sin duda una de mis partes favoritas). Hemos visto cómo la Zoe de siete años procesa el momento en el que comprendió cuál es el final de los animales de granja y cómo la Mio de cinco descubre qué pasa cuando se le pica una muela a causa de hincharse a comer chucherías.
Sus personalidades contrapuestas, que en un principio las hacen chocar y ser frías la una con la otra, poco a poco irán encajando, forzadas como están a trabajar al unísono para atravesar sus propias creaciones repletas de gigantes, explosiones solares, dragones y viajes espaciales. A base de rebuscar en historias creadas a lo largo de sus vidas para lidiar con una realidad injusta, Mio y Zoe se irán conociendo, irán aprendiendo a apoyarse la una en la otra, a confiar en sí mismas e irán desarrollando un vínculo de amistad que les permitirá enfrentarse a lo que se les ponga por delante. Nivel tras nivel atravesaremos los miedos, inseguridades, sueños y deseos de estas dos mujeres que podrían muy bien ser los de cualquiera de nosotros y nosotras, hasta incluso llegar a explorar sus subconscientes para enfrentarnos, como si de un jefe final se tratara, a los mayores miedos que habitan donde no llega la luz.
En general, Split Fiction tiene una narrativa un poco demasiado lineal para mi gusto, fan absoluta como soy de la exploración en los videojuegos, me hubiera gustado poder descubrir sus historias con más libertad y detalle, aunque también comprendo que no es exactamente viable hacer un mundo abierto en un cooperativo como este. Tiene unos controles sencillos y una dificultad muy asequible para nuevos/as jugadores que, eso sí, aumenta considerablemente en las peleas contra los jefes finales (te estoy mirando especialmente a ti, Mio). Los escenarios están plagados de referencias a otros videojuegos, tanto de la casa como grandes títulos muy conocidos y las diferentes mecánicas para superar los niveles te harán soltar una carcajada tras otra mientras intentas no matar a tu compañera (o sí, hay veces en que el fuego amigo es necesario). Split Fiction extiende los límites de la pantalla partida hasta límites insospechados y ofrece una experiencia que merece la pena vivir.
Y así lo vivió Mio (Norberto López)
Responder a la pregunta que en más de una ocasión me han formulado cuando tengo visita en casa sobre “si tengo un juego para dos” se ha convertido desde hace demasiado tiempo en una ardua tarea de ingeniería verbal para evitar la negativa sin tener en cuenta los Fifas y Street Fighters de turno. Hasta ahora.
Hace varias semanas tuve la posibilidad de probar Split Fiction, el nuevo título exclusivamente cooperativo de Hazelight Studios, y se disiparon esas dudas. Necesitaba a un segundo jugador para poder jugarlo y realizar esta reseña. La elección estaba clara: mi amiga y compañera en Diario de Almería, Paula Bolaños, tenía que ser mi guardaespaldas en esta encomienda. Un sofá, un televisor, una PS5 Pro y dos mandos. No hacía falta más. Josef Fares, máximo responsable de Hazelight Studios, ya había hecho su magia. De un plumazo había conseguido que dos amantes de los videojuegos tuviésemos unas ganas locas de volver a sentarnos en ese sofá para seguir la aventura de Mio y Zoe, dos escritoras tan antagonistas en sus géneros (ciencia ficción y fantasía) como en sus personalidades. Y empatizamos tanto con ellas, con sus miedos, sus anhelos, sus locuras, que ahora, tras haber superado el título y habernos reído, emocionado y gritado en cantidades industriales, cuando hablamos yo soy Mio y ella es Zoe. Yo soy un cerdo ventoso y ella una cambiaformas. Yo aún tengo pesadillas con esos frenéticos momentos con saltos milimétricos imposibles y ella con las fases de disparos en las que su (dudosa) puntería nos hacía repetir una y otra vez el nivel.
Y todo simplemente por empujarnos a disfrutar de una alocada (y me quedo corto, mucho) aventura en la que cooperar la una con la otra es tan primordial que la comunicación verbal y la no verbal aflora sin cortapisas. Y la propuesta entretiene tanto que las horas se pasan volando y las cerca de dieciséis que necesitamos para ver bailar los créditos en la pantalla fueron un suspiro.
Porque en Split Fiction, un juego de acción y plataformas que se disfruta a pantalla partida en vertical, no hay tiempo para la relajación. Los géneros de ambas escritoras marcan la idiosincrasia de las fases, unas futuristas llenas de neones, de espadas láser y blaster y otras con dragones, bosques y castillos de princesas. Pero lo que el jugador no se espera es que para superarlas, además de cooperar y agudizar el ingenio con los puzles y los momentos de acción con grandes jefes finales, la perspectiva y la forma de recrear las historias de las dos escritoras también saltan a escena y rozan lo utópico. Llevo casi cuatro décadas disfrutando de este hobby y nunca antes me había sorprendido tanto con un videojuego. Del nivel de desencajar la mandíbula, mirar a Paula, y verbalizar con mi cara y mi voz que eso no podía estar pasando. Pero lo hace.
Split Fiction es una montaña rusa de emociones. No hay tiempo para el descanso. Las mecánicas de juego, los poderes que van adquiriendo las escritoras y sus sinergias no paran de evolucionar, de cambiar, de mezclarse. Y todo funciona como un reloj suizo. Mio y Zoe rompen la cuarta pared y te meten de lleno en sus mundos imaginarios, que hablando de su acabado audiovisual, atesora un mimo inusitado. No es un juego puntero en lo técnico, pero tampoco lo necesita. Su notable trabajo de modelado, texturas, físicas y distancia de dibujado se fusionan con un doblaje sobresaliente y una banda sonora épica y la propuesta se arma sin fisuras.
Y como guinda al pastel, el Pase de amigo que permite disfrutar del juego con solo una copia tanto en multijugador local y online. ¿Hay muestra más loable por recuperar la esencia de los videjuegos? Fares sabe cosas, sin duda.
Lo malo, por decir algo, es que pasados los días y aún rememorando los intensos momentos vividos, queremos más. Lo bueno es que ya tengo comprados e instalados los otros tres videojuegos del estudio: Brothers, A Way Out e It Takes Two (este último GOTY de 2021) y el sofá ya nos espera para volver a disfrutar de estas experiencias únicas. Y de paso, evitar más verborreas. Sí, ya tengo varios y muy buenos juegos para dos. Y Split Fiction será siempre con el que perdí la virginidad.
Hemos podido analizar Split Fiction gracias a una clave para PS5 que nos ha enviado Apple Tree.
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