Los primeros obispos de América y las dificultades con las que tuvieron que lidiar

Historia

La historiadora argentina Miriam Moriconi cerró el ciclo de conferencias del Festival de Música de Vélez-Blanco

Alonso Manso fue el primero de una larga lista

Un mar de miedos: la piratería, las tormentas y las enfermedades que acosaban a España

La historiadora Miriam Moriconi, en la conferencia.
La historiadora Miriam Moriconi, en la conferencia. / Javier Alonso

Este viernes, pasadas las 18:30 horas, daba comienzo la conferencia con la que se cerró el ciclo sobre historia que se celebra cada tarde en el Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez-Blanco. Miriam Moriconi, de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina) presenó la charla titular “Desafíos de la misión pastoral en los confines del imperio español”. Entronca con el tema de esta edición del festival, los encuentros en la Edad Moderna. En este caso, el encuentor de la Iglesia española con el Nuevo Mundo.

Moriconi habló sobre los obispos nombrados para Indias entre los siglos XVI y XVII. “Normalmente el público en general, no especializado, conoce la tarea de la evangelización de parte de las órdenes religiosas pero en este caso nos centramos en qué cosas hicieron los obispos”.

La historiadora parte de la implantación del poder episcopal en Indias, cuando se conforma la Iglesia diocesana que es la Iglesia aún vigente.

Esas tareas obispales eran mucho más que cuestiones sacramentales religiosas litúrgicas. “También actuaban asesorando al gobierno real, a los oficiales civiles e incluso ellos mismos desempeñaron funciones de gobierno civil”, asegura. Por tanto, hubo algunos obispos que eran virreyes, otros gobernadores, presidentes de Audiencia e incluso algunos fuerin jueces, como protectores de indios.

El primer obispo nombrado en las Indias fue Alonso Manso, en 1511, en la diócesis de Puerto Rico. Según los estudios de Moriconi, entre los años 1500 y 1800 hubo 618 obispos en América, “aunque lo interesante es que no todos los nombrados asumieron el cargo, lo que nos habla de las dificultades que conllevaba”.

Entre esas dificultades la historiadora argentina menciona la falta de conocimiento del territorio y el habla indígena, el temor al viaje, las complicaciones para reunir el dinero suficiente para viajar (tanto el obispo como su séquito), etcétera.

Entre los obispos más relevantes de esta época, que fueron nombrados en la conferencia, se encuentran Manso de Zúñiga, Juan de Palafox, o Manuel Antonio de la Torre, que fue el encargado de expulsar a los jesuitas en el río de la Plata. De esos obispos que renunciaron, Moriconi destacó el nombre de fray Bartolomé de las Casas.

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