Las postales que crearon el imaginario turístico español se exponen en el CAF

Fotografía

Juan María Rodríguez: “Las postales contribuyeron a crear un mundo de ensoñación, de deseo de viajar; una ventana a un paraíso que consistía en sol y playa, comida y monumentos”

La exposición en el CAF ofrece 800 postales enmarcadas que marcan una época de la historia de España. / Carlos Barba/EFE
Miguel Martín Alonso

20 de agosto 2024 - 06:40

Entre lo barroco, lo “kitsch” y lo idealizado, las postales contribuyeron decisivamente a crear el imaginario turístico español, un mundo de “ensoñación, de deseo de viajar; una ventana a un paraíso que consistía en sol y playa, comida y monumentos que se iban presentando de diferentes maneras a lo largo del tiempo”.

Así lo apunta el director del Centro Andaluz de la Fotografía (CAF), Juan María Rodríguez, con motivo de la exposición Discursos Postales, una producción propia cedida por varios años que además se ofrece en itinerancia, comisariada por Cristina Arribas y Carmelo Vega.

La muestra se podrá visitar hasta el próximo 8 de septiembre y se organiza en torno a diez bloques temáticos que analizan diversos aspectos de su morfología, composición y, sobre todo, su relación con la fotografía y el diseño, a través de 800 tarjetas que trasladan al visitante a los años 60 y 70.

Rodríguez explica que se ha querido rescatar un tipo de fotografía que “siempre ha pasado como una especie de subproducto, porque tenía que ver con la cultura popular”, de modo que la fotografía siempre ha sido “muy funcional y ha estado muy vinculada al turismo”.

La postal ha sido siempre un dispositivo muy curioso, bajo una apariencia muy banal o muy popular. En los años 60 o 70, en España se podían vender más de 100 millones de postales al año. Era una herramienta súper popular que la gente usaba, como hoy se usa el WhatsApp o como se usaría Facebook, para decirte hola desde dónde se está de viaje”, abunda.

Lejos de un mundo digital, la postal era un “género híbrido muy moderno” porque reunía también la síntesis del mensaje: “En una cara escribías un mensaje muy corto y en la otra tenías la imagen en la que se simbolizaban los placeres o los deseos turísticos de esa zona”.

“Muchas imágenes son súper barroquizadas, y hay postales que son como auténticos callejeros. A lo mejor tienes en una postal de Almería en un mismo plano a la Alcazaba, la catedral, el puerto… Un imaginario que no responde a la realidad geográfica o la toponimia de los sitios, pero que el editor metía ahí”, señala.

“Tenemos 800 postales que están presentadas individualmente cada una con su marco. Estamos haciendo la exposición más ambiciosa y la que más prestigio da a ese subgénero al que se le ha hecho poco caso. Y esto, en realidad, yo creo que ha sido un poco triste, a la tarjeta postal se le ha menospreciado en este país por falta de cultura visual”, apunta Rodríguez.

El director del CAF destaca la exaltación del color absolutamente artificial de estas postales tan “descaradas” que no tenían “ningún pudor en proclamar la falsedad de lo que te estaba vendiendo con colores chillones y muy pop”. “Se falsificaba todo sin Photoshop, de manera artesanal, a veces muy grosera, pero esa grosería las convierte también en un elemento muy ‘kitsch”, afirma.

Imágenes que también caían en la “cosificación de las mujeres” como reclamo sexual y turístico. “Cuando la censura se abre, comenzamos a ver chicas con los pechos desnudos, y resulta que puedes ver a la misma chica como reclamo en Canarias o en Tarragona”, indica Rodríguez.

Las postales tuvieron una importancia relevante en los años 6o y 70. / Carlos Barba(EFE

“Hay otro aspecto también de las postales que fue muy poco conocido (…) Hay también una ola de postales que, por ejemplo, te están vendiendo el desarrollo en grandes infraestructuras de España (…) Era un modo de propaganda de que este país estaba saliendo de la miseria y estaba posmodernizándose con grandes obras públicas”, manifiesta.

Las empresas editoras funcionaban “con una autonomía absoluta y yo creo que esto era un trabajo un poco de editor. Hay cosas muy locas ahí. Se ven escenas loquísimas. Y también están las postales intervenidas. Por ejemplo, a ti te podía mandar tu novia una tarjeta en la que había el resto de Carmín en la postal”, dice.

Estas postales además se convertían en parte de la historia fotográfica familiar de los españoles, formando parte de la “narrativa emocional, al álbum familiar, que es una narrativa donde estaba depositada la memoria de la familia”.

Como curiosidad de esta muestra se encuentra la fotografía de la Agencia EFE que refleja la llegada de José Pérez. “Había un ciudadano, llamado Pérez, que veía muchas postales de Mallorca y le decía a su mujer que quería ir pero no tenían dinero. Le pagaron el viaje y lo llevaron a Mallorca, donde se le hace esa foto de la que surge una canción muy popular en la época”, recuerda.

Y también se suman otras curiosidades como tarjetas metálicas que se despliegan de llaveros, pequeños televisores con imágenes, e incluso “discos postaleros”, porque a los artistas contemporáneos les ha interesado mucho la postal como género fotográfico.

Sin duda, una interesante y curiosa exposicición que para muchos les trae una cierta nostalgia, aunque hoy todavía hay postales, pero ya no corren aquellos tiempos de gloria.

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