La Orquesta de Córdoba muestra la belleza del contrabajo y brilla con la sinfonía nº5 de Beethoven
Música
Los almerienses siguen disfrutando con el buen hacer de las orquestas de las diferentes provincias
Los almerienses llevan más de veinte años disfrutando de la música clásica gracias al buen hacer de la Orquesta Ciudad de Almería, con la que han aprendido a valorar este género musical. En este otoño se están acercando, además, al talento que existe en otras provincias a través del ciclo ‘Andalucía Sinfónica’, que permite subir al escenario del Auditorio Maestro Padilla a las cuatro orquestas públicas de la comunidad. Este fin de semana fue el turno de la Orquesta de Córdoba, que mostró el sonido grave, y a la vez bello, del contrabajo, en un dúo con violín, y luego brilló con la interpretación de la Sinfonía número 5 de Beethoven.
Un programa que es posible gracias al trabajo conjunto entre la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, la Fundación Unicaja y el Área de Cultura, Tradiciones y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Almería, que ha incluido dos de estos conciertos dentro de su programación de temporada ‘Otoñeando’.
Dirigidos por Salvador Vázquez, comenzaron con la obertura La novia vendida, de Bedrich Smetana, una composición campesina, típica del folclore checo, con una orquestación virtuosa, que interpretó con precisión la Orquesta de Córdoba, para continuar con una de las escasas composiciones creadas para contrabajo, en concreto Gran dúo concertante para violín y contrabajo de Giovanni Bottesini, con la violinista Isel Rodríguez y el contrabajista Nazaret Kiourtkchian como solistas. La dificultad técnica en la interpretación del contrabajo fue desarrollada con brillantez por el talento de Nazaret Kiourtkchian, con momentos sublimes, acompañado por la categoría de Isel Rodríguez. Ambos supieron transmitir los valores de esta composición.
Tras el descanso, la Orquesta de Córdoba se ha adentró de manera brillante en la grandeza de la ‘Sinfonía nº5’ de Beethoven, ejemplo de la transición del estilo clásico al romántico. Su director, Salvador Vázquez, guió a los músicos, sin el apoyo de una partitura, ‘rara avis’ en un concierto, para que el público pudiera disfrutar de un emocionante viaje sinfónico a través de una de las obras más emblemáticas de la música clásica.
Desde los primeros compases, con el famoso motivo de cuatro notas, se sintió la fuerza y el dramatismo que caracteriza a esta sinfonía.
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