El origen almeriense de la guitarra

El especialista Joaquín Pierre ofrece su visión sobre la famosa guitarra denominada 'La Leona' del almeriense Antonio de Torres · existen hasta cinco guitarras candidatas a ser la denominada 'Leona'

Joaquín Pierre lleva muchos años investigando sobre el origen de la guitarra y sobre la figura de Antonio de Torres.
Joaquín Pierre lleva muchos años investigando sobre el origen de la guitarra y sobre la figura de Antonio de Torres.
Carmen Rubio / Almería

30 de septiembre 2012 - 05:00

Mucho se ha hablado últimamente de la guitarra y su vinculación con Almería. Muchos conocen las guitarras del almeriense Antonio de Torres pero muy pocos, su famosa Leona. ¿Existe? ¿Es un mito? ¿De dónde proviene el término leona? ¿De dónde nace ese mito? ¿Cuántas guitarras son las que aspiran a ese título?

Joaquín Pierre, guitarrero, maestro modelista, técnico del Patrimonio Histórico, que recibió en 2011 el estatus de socio de Honor del Festival Internacional de Guitarra Andrés Segovia, estudioso del tema, lo tiene muy claro desde el primer momento.

En la década de los 70, la concertista de guitarra británica Alice Artz, dijo poseer La leona de Torres. En 1987 aparece la primera edición del libro de J. L. Romanillos, que tardará algunos años en traducirse al español. En este libro, Romanillos matiza todos sus artículos publicados en la revista Guitar y desmiente a Artz, asegurando que esa guitarra es una copia de los constructores de Guitarra Soto, en Sevilla.

No investiga esta casa de guitarreros, y no los relaciona con los Soto guitarreros de Vera; localidad en la que se sabe que comenzaron los trabajos de Torres. Los trabajos de esta familia de artesanos sí están documentados, lo que sería una conquista de la plaza sevillana por los constructores de guitarras almerienses.

Romanillos en su libro busca la leona, "pero busca un objeto, no un mito, no la idea, por ello se queda en la prolongación de un historicismo manido". Pero ¿de dónde nace este mito?. Pierre asegura que "el término la leona aparece por primera vez en las cartas de Tárrega a clientes y concertistas amigos, en pleno nacionalismo decimonónico. Los guitarreros defienden la marca de Guitarra Española, frente a las investigaciones acústicas francesas y alemanas, al frente de ellos estará Antonio Cano Curiela, Archivero Mayor de Música de Isabel II, cuya familia era originaria de Vélez Rubio".

"El significado simbólico del término leona ilustra el cambio de gusto estético del instrumento alto de afinación barroca, a la actual guitarra solista que puede contener todas las voces", dice Pierre.

Cronológicamente, la primera candidata a reclamar el título fue la pieza de la concertista Artz, etiquetada en 1858, que no se debe excluir a pesar de que este autor la ningunea para favorecer a su "ahijada", precisamente la candidata más dudosa del grupo. Esta segunda candidata, presentada por Romanillos y apoyada en las tesis de Tárrega y de Pujol, (propiedad en la actualidad del doctor E. Hannen) ha sido fuertemente intervenida, como él mismo reconoce, por lo que esta manipulación la contamina y causa la pérdida de credibilidad a su etiqueta.

La tercera guitarra en liza es una de las piezas señeras del maestro, la de su triunfo en la Exposición de 1858 en Sevilla, con placa de nácar, hoy propiedad de los herederos de Esteban Petit Fortuny, importante empresario barcelonés. Según el especialista Domingo Prat si existiera una leona, debería ser ésta; cuenta Pierre que "contiene todos los recursos constructivos y los registros de ornato junto con los avances de la época y el diseño personal del maestro Torres".

La cuarta guitarra es la más preciada de Torres, encargada personalmente por el concertista Tárrega, data de 1888, y fue construida en Almería. "Ha quedado como canon para guitarreros y concertistas posteriores por sus cualidades acústicas y sus logros estéticos, dejando a las anteriores en la categoría de reliquias", afirma el investigador Pierre.

Hay así una primera candidata, descartada alegremente por el cronista Romanillos que, con una visión de anticuario, se decanta a favor de la segunda, cuya entidad se queda en mera hipótesis a causa de las fuertes intervenciones que presenta. Y un duelo entre la excelencia de la tercera, defendida por Domingo Prat, y la cuarta, el modelo ultimado de Torres y presentado por Tárrega.

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