Un mueble con belenes del mundo
Navidad
La alhameña María Carmen Amate lleva 25 años coleccionando belenes de distintos países, la mayoría muy artesanales, que en estas fechas monta en un salón en su casa de Almería
En estas fechas navideñas hay quien monta el Belén y otros se deciden por el árbol de Navidad. En algunos casos hay hogares que se deciden por las dos cosas. En el caso de la alhameña María Carmen Amate ella desde que era una niña optó por montar el Belén, ya que era una tradición familiar.
Pero Amate en su casa de Almería ha montado bien el Belén. En un rincón de su salón tiene un Belén tradicional, pero a pocos metros sobre un mueble se vislumbran más de 60 belenes del mundo, algunos de ellos se pueden colocar en la palma de la mano. Son verdaderas joyas, las cuales precisamente, la mayoría de ellas, han sido adquiridas por sus hijos, ya que “yo apenas he comprado unos pocos cuando he viajado. Pero mis hijos saben de mi pasión por los Belenes, sobre todo por los nacimientos y me los traen y los añado a la colección”.
El primero de esta gran colección es un belén alemán, muy pequeño con figuras sencillas, las cuales se mueven con imanes. “Es muy bonito, para niños, y lo trajo mi hija Carmen de Berlín en el año 2009” explica Amate. Tiene belenes hasta colocados en el frigorífico a modo de imanes.
“A mi madre María Martínez le gustaba mucho la Navidad. Con 9 años salí de casa para estudiar desde Alhama a Almería. Estuve interna en la sección femenina y luego en las Jesuitinas. Yo con esa edad estaba deseando volver a Alhama a mi casa y en Navidad siempre estábamos pensando en montar el Belén. Nos íbamos de excursión a buscar pinos y musgos para poner el Belén. Esa tradición ha continuado a lo largo de los años”.
Entre los belenes hay uno de Jordania, otro de Coimbra de Portugal, que es minúsculo, aparte de otro que proviene de París. “Sobre la mesa tengo uno que he ido coleccionando con los años y que reúne una serie de figuras que aparecían en los roscones de Reyes. Empezaron a salir esas figuras en 1999 y fueron años comprando roscones hasta conseguir el belén completo”.
Sobre ese mueble, aparece un belén de Polonia, que es una pieza de madera tallada. Uno de los más originales es un belén tallado en una semilla de una fruta tropical que llega a las manos de María Carmen Amate desde Panamá. “Tallar las figuras dentro de la semilla es una verdadera obra de arte”, sostiene Amate.
Hay otro belén de Perú y otro de México, que cuida Amate con esmero. Uno de los más vistosos e impactantes es un belén de Kenia, muy artesanal realizado con hojas de palma. “Es auténtico, y de los más originales de todos los que tengo”, sostiene.
También destacar los belenes rusos que tiene Amate en su colección. Y otra joya es un belén de porcelana alemana que Amate compró en Londres. “Tengo un Belén en miniatura que es austriaco. Está realizado en un tronco, de una forma muy original”.
Acabada la Navidad, Amate va colocando cada pieza, una a una, en papel burbuja y los mete en varias maletas. Sin duda, un día de trabajo en torno a esta tradición belenística. Amate tiene claro que la tradición la mantendrá su nieta Martina.
Amate tiene un Nacimiento en Alhama que es una joya. “Me lo compraron hace más de 70 años. Es un belén murciano, con figuras de barro, más toscas y de una belleza inigualable”, concluye.
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