El monumental trascoro de la Catedral de Almería

V Centenario Catedral

El espacio sacro es también altar, por lo que se celebran misas y diferentes actos litúrgicos o bien de tipo cultural con motivo del Año Jubilar 

El trascoro de la catedral almeriense.
El trascoro de la catedral almeriense. / Diario de Almería
Antonio Sevillano

04 de octubre 2024 - 06:01

Situado en el reverso del coro y de los órganos del Evangelio y la Epístola, al penetrar por la Puerta de los Perdones (realizada en madera de nogal por el carpintero Baltasar Moncada) nos damos de bruces con un espacio singular y de innegable belleza: el trascoro-altar. La primera pregunta que nos formulamos es sobre quien fue su promotor y quienes hicieron posible tan preciada pieza. Se debe a la munificencia de Claudio Sanz Torres y Ruiz Castañedo, del clero secular (Torres (Toledo), 1704-Almería, 1779). Preconizado obispo por el papa Clemente XIII en julio de 1761, bajo el reinado de Carlos III. Uno de los más destacados prohombres del episcopologio local. A expensas en buena medida de su fortuna personal, dotó profusamente al Hospital Provincial y a los de Vélez Rubio y Albóx; adquirió los Baños de Sierra Alhamilla (una inscripción en mármol recuerda que estaban al servicio de los pobres). Edificó la iglesia de Viator, construyó el albojense Santuario del Saliente y cooperó en la de Vélez Rubio, tras mantener enconados enfrentamientos con el marqués de Los Vélez. De regreso a la seo mayor, a él se debe el tabernáculo, púlpitos, reforma de la Puerta de los Perdones, órgano principal y el trascoro que nos ocupa. Lugar que en su origen fue cementerio de prebendados y del obispo Diego González; con altar dedicado a Ntra. Sra. de los Remedios, talla trasladada a la parroquial de San Pedro el Viejo. Aprobado por la Real Academia de San Fernando, el diseño corresponde a Ventura Rodríguez (Ciempozuelos, 1717-Madrid, 1785), la arquitectura a Eusebio Valdés (Granada, ¿?-1807), con la participación del escultor Juan de Salazar. El monumento estaba protegido por una reja de las ferrerías de Bacares y se terminó de montar en 1776. En ella se cincela una leyenda alusiva a la Inmaculada que lo preside.

El trascoro en el año 1903.
El trascoro en el año 1903. / Diario de Almería

“De estructura horizontal, se organiza en función de un banco, cuerpo principal y ático, recorrido verticalmente por tres calles (Guía Artística de la Provincia, VV. AA. 2006)... En la calle central dispone de cuatro columnas pareadas de orden corintio, de fuste en mármol dolomítico negro, con las basas y capiteles en mármol blanco de Macael, elementos que sirven de encuadramiento a los correspondientes nichos en los que se albergan las imágenes de la Inmaculada Concepción, en el centro, y de Santo Domingo de Guzmán y de San Juan Nepomuceno (a derecha e izquierda); todas ellas excelentes esculturas de Juan de Salazar, trabajadas en mármol filabrés (...) Las pilastras y columnas descargan un entablamento jónico que sirve de apoyo a los arranques de un pesado frontón curvo sobre el que aparece las figuras recostadas de la Fe y de la Esperanza (...) El eje central se remarca con un edículo que actúa a modo de ático... ocupado por un medallón de alabastro en donde se representa a Dios Padre, sobre el que se disponen una pareja de ángeles orantes flanqueando una cruz que culmina la obra. Debemos añadir que en el monumento escultórico se emplean piedras de distinto tipo y molduras de jaspe negro, formando figuras geométricas “con símbolos marianos contenidos en las letanías y cabezas de ángeles”.

Al tratarse de un trascoro-altar, en el mismo se celebran misas y diferentes actos litúrgicos o bien de tipo cultural con motivo del Año Jubilar. De la secuencia de bancos entre el altar consagrado, retablo mayor y cancel de Los Perdones, con puerta de doble hoja en madera de nogal labrada por Baltasar Moncada en 1774. Siete de estos son recientes. Donados por diferentes municipios según el escudo tallado en cada uno de ellos: Almería capital (2), Adra, Berja, Dalías y Roquetas de Mar. Lugar propicio a exaltaciones marianas, veladas poéticas, charlas y conferencias, pregones, etc. Finalmente, damos cuenta del enterramiento (con sus correspondiste lápidas) de sendos sacerdotes.

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