Joseba Sánchez Zabaleta: “No soy el único que ha encontrado en Almería un paisaje”
Arte
La exposición ‘Almería. La tierra ausente’ del pintor leonés concluye el día 30 en el MUREC

El artista Joseba Sánchez Zabaleta concluye el próximo domingo, 30 de marzo, su exposición Almería. La tierra ausente que se puede contemplar en el Museo del Realismo Español Contemporáneo (MUREC). La muestra producida por la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino, en colaboración con Diputación de Almería, y comisariada por Juan Manuel Martín Robles, adentra al visitante en una Almería más desconocida a través de la pintura de este gran artista.
Joseba Sánchez Zabaleta (1970, Cistierna, León) es un pintor que se mueve entre la pintura de corte más conceptual y la poesía, influenciado por los realistas madrileños . Nacido en la provincia de León, Joseba Sánchez Zabaleta siempre ha sido un hombre que ama el campo. “De hecho, llevo unos 10 años viviendo en Málaga, en un entorno rural, un pueblito pequeño que se llama Gaucín, en la Serranía de Ronda, un sitio muy bonito. Ahí llevo unos 10 años viviendo, pero antes de esos 10 años, yo estuve 10 años viviendo en el campo en Segovia, en un pueblo de 12 vecinos y 200 ovejas”, recuerda.
Joseba Sánchez Zabaleta fue evolucionando en su pintura hasta llegar a hoy día. “Yo al principio pintaba, vivía en un entorno marinero, en Fuenterrabía. Me dedicaba a pintar acuarela, que era una técnica muy ligera y muy rápida. Pero no es fácil, técnicamente, es la más compleja, porque no puedes ir para atrás, tienes que conservar el blanco, en tu paleta no hay blanco, es el papel. Pinté muchísima acuarela y tuve la suerte de que el pueblo llegó a tener 11 galerías de arte. Venía mucho veraneante de Madrid a este municipio”.
Hubo una galería que le abrió sus puertas para mostrar su obra. “Yo hacía una pintura muy sencilla, pero muy bien hecha. Tenía rigor, tenía la transparencia de la acuarela. Eran acuarelas que estaban bien hechas. Yo trataba de representar todo aquel paisaje marinero, Poco a poco me fui haciendo pintor”.
Tras un periodo de reflexión y búsqueda, el artista se traslada a Madrid, pero reconoce que era una ciudad que lo iba ahogando poco a poco. “Entonces hicimos un círculo en un mapa y empezamos a buscar un sitio en el campo. Total, que al final terminé en el entorno de Riaza, en Segovia, un pueblito que se llama Martín Muñoz de Ayllón, en el que aún quedan paisajes únicos, piedras sobre piedras puestas por mí. Vivía como los lobos, no hacía más que pintar y entonces empecé a pintar al óleo”.
“Quise que mis pinturas empezaran a tener una profundidad, algo que aquellas acuarelas no tenían. Entonces cambié de técnica, pero mi primera pintura al óleo realmente la hice sobre el 2004. Empecé pintando las ciudades. No quería pintar Madrid, porque Madrid ya lo había visto pintado. Yo quería pintar otra ciudad, aunque al final todo derivó en una extensa obra que habla de Almería y que se puede visitar hasta el domingo en el Museo del Realismo”, comenta.
“El Cabo de Gata me gusta, me encanta bañarme en sus playas. No soy el único que ha encontrado en Almería un paisaje, un lugar escénico para su trabajo. Me parece que vengo siguiendo los pasos de otros como el caso de Goytisolo o Valente”. El pintor elogia la luz de Almería. “La luz de Almería es una luz que parte del dorado. Tengo que destacar la desnudez del paisaje que lo convierten en único”.
“Mi padre tenía mucha capacidad, pero nunca tuvo el alma de un artista”
El pintor Joseba Sánchez Zabaleta tiene muy presente la figura de su padre. “Se dedicó a hacer retratos, a ganarse la vida. Hizo diseño de muebles, tenía premios de fotografía, un tipo con mucha capacidad, pero nunca tuvo el alma de un artista. Esa se la robaron. Mi abuela, cuando él pasaba demasiado tiempo pintando, cogía los retratos y los echaba al fuego para que estudiara, para que fuera perito industrial, para que tuviese un oficio”. “Era un tipo que sabía caligrafía, sabía cosas que en aquella época la gente no las practicaba ni las sabía en los pueblos. Yo crecí a la luz de él. Pasé mucho tiempo en el estudio con mi padre. Mientras él hacía retratos, mientras pintaba, yo permanecía en silencio en un lado, con sus libros, con sus cosas, que fue donde descubrí la pintura” apunta este gran pintor nacido en León.
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