La escultora que hizo el Monumento a la Tolerancia critica el deterioro del espacio

Denuncia

María Ángeles Lázaro Guil: “En este espacio, no solo se rescatan hechos del pasado, sino que se abre un espacio para la reflexión colectiva”

La escultora María Ángeles Lázaro Guil durante la creación del Monumento a la Tolerancia en las Almadrabillas.
La escultora María Ángeles Lázaro Guil durante la creación del Monumento a la Tolerancia en las Almadrabillas.

El Monumento a la Tolerancia de Almería, inaugurado en 1999 y declarado Lugar de Memoria Histórica en 2012, fue creado por la escultora María Ángeles Lázaro Guil, como un símbolo de unidad y de consenso que debería haber sido un referente de memoria democrática y conciencia colectiva en la ciudad de Almería.

Según Lázaro Guil, “este monumento no es solo una estructura física, sino un espacio donde cada columna se erige como un testigo mudo, recordándonos que la memoria debe ser preservada no solo por respeto a los que ya no están, sino por la necesidad de evitar que esta historia se repita”.

La escultora en un documento explica que “el travertino de Alhama, con sus texturas naturales y restos fósiles, simboliza tanto la dureza de los recuerdos como la resiliencia humana ante el sufrimiento. Este material, tan antiguo y resistente, se convierte en el vínculo tangible con aquellos que padecieron, inmortalizando su memoria de forma simbólica. Son cuerpos inacabados en las Escaleras de la Muerte. El espectador, al acercarse a las columnas, no solo observa el monumento, sino que se convierte en parte activa de este espacio de memoria, abrazando simbólicamente a las víctimas y reafirmando la necesidad de que su sufrimiento no sea olvidado”.

“En este espacio monumental en el parque de las Almadrabillas, no solo se rescatan hechos significativos del pasado, sino que también se abre un espacio para la reflexión colectiva sobre el futuro o sobre cómo las generaciones actuales y venideras pueden aprender de esa historia”, sostiene.

También apunta la escultora que “desde el principio se diseñó para que sirviera de punto de encuentro, para educar y concienciar sobre los valores fundamentales de una sociedad democrática, donde el respeto mutuo entre todos los grupos sociales se viera alentado. Es además el más grande de Europa, con estas características y dispone de un espacio privilegiado junto al Cable Inglés”.

Pero la escultora critica la situación actual del Monumento. “Necesito compartir mi visión cultural con el pueblo almeriense, sin ser observada con suspicacia por poner en evidencia su pésimo estado de conservación, porque no tengo mucho que demostrar ante cualquier dogma. He creado un espacio memorial muy importante por su contexto histórico europeo y de sacrificio humano en el que todos sabemos que se centra. Sin embargo, después de más de dos décadas desde su inauguración, el monumento ha sufrido graves daños en su estructura, producto no solo del paso del tiempo, sino también de actos de vandalismo y malas prácticas de conservación. La restauración ahora, va a tener que ser verdaderamente especializada y de difícil ejecución”.

Guil sostiene que “las pintadas de carácter provocador y despectivo, sumadas a la mala práctica de cubrir las esculturas con pintura plástica, una capa encima de otra, no solo desvirtúan el trabajo de la talla directa sobre la piedra, sino que también afectan el mensaje cultural y social que busca transmitir este espacio monumental”.

“Es muy preocupante su atención descuidada y, sin duda, una muestra de falta de respeto hacia las víctimas del nazismo, hacia el mensaje social de la propia obra y también demoledor para mí, por el gran esfuerzo artístico que hay detrás. La escultura pública, que originalmente representaba un templo a cielo abierto dedicado a la memoria de las víctimas, se encuentra hoy en un estado de deterioro crítico” apostilla.

“No deberíamos consentir que la tolerancia, esté siendo opacada por una falta de comprensión o de aprecio por el valor histórico y cultural de la obra. Este tipo de situaciones son complejas y generan una sensación de injusticia, ya que, no solo, se está dañando físicamente el monumento, sino también silenciando su mensaje más universal” dice la escultora.

Un espacio memorial que está sin señalizar, sin vigilar y sin iluminar

“Estimada ciudad de Almería, además de maltratado tenemos un importante espacio memorial que nos conecta con una historia colectiva europea pero sin iluminar, sin señalizar, ni vigilar y que está soportando los más duros ataques de personas desequilibradas que no conocen el respeto mutuo y la convivencia pacífica” apunta que la escultora que explica que “este es un monumento profundamente humanista, cuyo mensaje trasciende ideologías políticas y promueve recordar a las víctimas del nazismo de manera universal. La tolerancia como valor central en este contexto se convierte en una llamada a la reflexión sobre los horrores de la intolerancia y la exclusión, invitando a la sociedad a mantener la memoria viva y evitar la repetición de estos hechos en el futuro”. Lázaro Guil propone en un documento “que el Ayuntamiento de Almería y las instituciones culturales aprovechen este emblemático espacio para realizar eventos culturales, exposiciones al aire libre y otros actos que sigan alimentando el compromiso con una sociedad más justa y compasiva. Al ser el mayor espacio urbano en España dedicado a las víctimas del nazismo, su restauración y uso cultural sería un símbolo poderoso de la posición de la ciudad a favor de los derechos humanos y contra la intolerancia. Hagamos de él un espacio de reflexión y cultura para todos. Además de su restauración, el Monumento a la Tolerancia tiene un potencial inmenso para ser utilizado como un espacio cultural activo donde se celebren actos de reflexión sobre la paz, los derechos humanos y la memoria histórica”. Finalmente la escultora sostiene que “es fundamental que un Monumento de la Memoria Histórica reciba la atención y el cuidado que merece, no solo como una obra de arte, sino como un recordatorio constante de que la paz y la memoria son claves para un futuro sin violencia ni discriminación”. Sin duda, este espacio tan emblemático y con tanto simbolismo es muy desconocido para los almerienses.

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