Cristóbal Berbel presenta un libro que recorre el pasado del Arroyo Aceituno

Letras

Esta obra se dará a conocer esta noche a las 20:30 horas en el salón de plenos del Ayuntamiento de Arboleas con la presencia del alcalde

Diego Martínez

31 de julio 2024 - 07:29

Cristóbal Berbel Martínez, autor del libro.
Cristóbal Berbel Martínez, autor del libro.

Cristóbal Berbel Martínez presenta hoy a las 20:30 horas en el salón de plenos del Ayuntamiento de Arboleas, el libro Fl fabuloso mundo del Valle del Arroyo Aceituno. Viaje por un pasado fascinante, editado por Arráez Editores.

En el acto participará el alcalde de Arboleas, José Juan Ramos Ramos; Antonio Martínez García, concejal de turismo de Arboleas, Juan Grima Cervantes, responsable de Editorial Arráez y el propio Cristóbal Berbel Martínez, autor de la obra.

La obra cuenta como Domingo Camus, maestro jubilado en una aldea del Valle Aceituno, asiste desolado al infame y sangriento devenir de la Guerra Civil, mientras intenta aliviar el incierto presente anotando sus recuerdos y refugiándose en el consuelo de la memoria de un tiempo pacífico, feliz y dichoso.

Años después Cristóbal Berbel accederá al misterioso cofre que custodia los legajos del maestro, y cuenta la singular biografía de un viajero del tiempo, como testimonio de autenticidad de un mundo cuyos modos de vida ya no volverán.

Al mismo tiempo se irán conociendo los enigmas familiares, las tragedias, los amores y amistades con personajes que el lector tendrá que adivinar quiénes son verídicos o de ficción. También se transita por paisajes que cobran vida a través de un espacio geofísico en el que se citan la gastronomía tradicional y las costumbres populares, la etnografía, la orografía, la historia, la literatura.

Como trasfondo siempre se evoca un entorno que se impone como Naturaleza que asombra, desde la eterna admiración de los moradores del Valle, cuyas semblanzas se entrelazan con reflexiones metaliterarias.

Novela autobiográfica en clave sentimental e intelectual, que incluye un sentido homenaje a Barcelona, cuyo periplo vital supone una concepción poética de la vida como una revelación, fusionando acontecimientos reales con la ficción, bajo la búsqueda siempre del tiempo de la infancia, como un referente del continuo descubrimiento vital, la indagación de la propia identidad del autor.

La pretendida memoria del Valle Aceituno transformará en réplica imaginativa la realidad para convertir la nostalgia en terapia curativa, tendiendo su fabuloso mundo un puente que permite al autor establecer un diálogo con sus ancestros hasta llegar a vivir y fundirse con ellos.

Tal vez el lenguaje no representa la realidad pero sí condiciona y hasta determina el peso de la vida transfiriéndole otra forma de existencia en la que se confunden lo vivido y lo soñado, con el incomparable marco al fondo de trovadores, arrieros, buhoneros, obispos, almazaras, pedrizas, cortijadas, ermitas, santuarios, montes, serrijones, golliznos, y caminos por el Valle, cuando los alimentos y frutos de la tierra olían a pureza.

Como Alicia en el País de las Maravillas, se percibirán las peripecias, venturas y desventuras de Domingo Camus como eslabón y también un enigma, una pregunta dolorosa y, a veces, una respuesta. Ya que en el relato del fabuloso Valle Aceituno se transita por la vida del alter ego del autor para recuperar algo perdido y volver así al origen, percibiendo que sólo los traumas nos convierte en lo que somos, a la vez que asegura nuestra condición personal única y singular.

Y de manera latente, el pasado es otro protagonista, pues tiempo y memoria dan vueltas para contarnos el secreto de los días y comprobar, una vez más, que las palabras y su fabulación son la única vía de salvación, cumpliendo este libro con su esencial finalidad de poder identificarnos con nuestro pasado, aunque haya desaparecido.

Cristóboal Berbel Martínerz

Cristóbal Berbel Martínez nació el cortijo del Olivico, a orillas del Arroyo Aceituno, de Arboleas, en los primeros días de febrero de 1939. Vivió su infancia y adolescencia en la aldea de Los Pardos, de Cantoria, durante las primeras décadas de la posguerra, bajo la ominosa etapa del franquismo.

En su niñez asistió a la escuela de la aldea, al tiempo que ayudaba a mantener la menguada economía familiar pastoreando un rebaño de cabras y ovejas. Tras ingresar en 1950 en el Instituto de Enseñanza Media Ibáñez Martín, de Lorca, inició sus estudios de Bachiller en Albox, donde asistía a una Academia privada, que preparaba a los alumnos para rendir examines en dicho Instituto.

Estudió Magisterio en la Escuela Normal de Almería y, tras aprobar las oposiciones convocadas en 1960, ejerció como maestro de primera enseñanza durante dos años en el Pocico de Lubrín y Somontín. En 1963 ingresó en la Universidad de Murcia. Debido a su buen expediente académico se le concedió Licencia de Estudios para continuar su formación académica. El afán de superación ha sido una constante en toda su vida.

En 1965 se trasladó a Barcelona, donde obtuvo la Licenciatura en Pedagogía. De la ciudad condal le fascinó su espléndido, fecundo y cosmopolita ambiente cultural. No abandonó los estudios universitarios y obtuvo su segunda licenciatura en Lengua y Literatura Española en 1979, año en que superó con éxito las oposiciones a profesor de Enseñanza Media.

Ejerció la docencia en Mataró y Hospitalet de Llobregat. Realizó los cursos de Doctorado con la intención de incorporase a la docencia universitaria. Pero lamentablemente, la deriva independentista que empezó a vivirse a principios de la década de los ochenta, daría al traste con sus sueños universitarios.

En 1982 se trasladó a la tierra de sus raíces, donde enseñó en Institutos de Bachillerato de Tíjola, Olula del Río y Cantoria. Y en este último se jubiló tras cuarenta y dos años de docencia.

Actualmente vive en Arboleas felizmente casado con Herminia García Llamas, de su mismo pueblo. Tiene cuatro hijos y nueve nietos. Y de todos ellos se siente orgulloso y feliz. Contempla el paso de los días como un regalo de Dios. Y aun así, percibe el tiempo sorprendido y perplejo, la mano sobre la mejilla mirando la límpida infinitud del cielo azul.

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