La compañía Ópera Duende debuta con 'Las bodas de Fígaro' en el Apolo

A principios de septiembre, nueve jóvenes cantantes procedentes de Gales y su maestra de canto, la cantante de ópera Buddug Verona James vendrán para representar Las bodas de Fígaro de Mozart en diferentes escenarios.

Varios ayuntamientos participan este año y las representaciones serán en el Castillo de Cuevas de Almanzora, el día 5 de septiembre a las 21:00 horas ; en el Teatro Apolo de Almería, el día 7 a las 21:00 horas ; y en la plaza Mayor de Vera, el día 8 a las 21:00 horas. Habrá además pequeñas actuaciones espontáneas en otros lugares, como la del día 2 al aire libre en la cantera del Pinar de Bédar, a favor de la protectora de animales Patas.

Con este gran espectáculo se estrena Ópera Duende, una compañía creada por la cantante y directora de ópera Jeanne Henny, que tiene como principal objetivo dar oportunidades a jóvenes cantantes, a prepararlos para una carrera internacional y todas las exigencias que ello implica.

Jeanne es Directora de la conocida Mayer Lismann Opera Centre en Londres. Por ella han pasado muchos artistas que hoy cantan y actúan en el mundo entero. También ha dirigido en la Ópera de Budapest, el Royal Academy en Londres, y muchos otros sitios.

Jeanne Henny asegura que "la ópera es un microcosmos dentro de un mundo en crisis. El escenario se inunda de sonido y movimiento donde las emociones extremas provocan actos dramáticos de heroísmo, cobardía, locura y sacrificio".

"Mi pasión es la ópera. Aunque sea la forma de ocio más cara, yo decidí desde el principio que mi capacidad para trabajar no iba a estar condicionada por anónimos burócratas, becas o patrocinios. En 1990, cuando representé mi primera ópera, La flauta mágica de Mozart, no tenía prácticamente presupuesto. Me rodeé de un reparto de excelentes cantantes, de una orquesta completa y de técnicos deseosos de prestar su talento con el único objetivo de representar la obra maestra de Mozart" recuerda Henny.

"El año pasado traje a Bédar a un grupo de jóvenes cantantes húngaros. Ensayamos Don Giovanni una semana y después la representamos en la plaza Mayor de Vera, un escenario ideal para la ópera. En lugar de la orquesta, teníamos solo un teclado. Los trajes y el decorado nos los habían prestado los amigos. Entre el público multicultural, que en gran parte nunca había visto una ópera, había bastantes niños. La gente estuvo de acuerdo en afirmar que "si esto es ópera, ¡queremos más!", recuerda.