Cándida Martínez: "Si pudiera pedir un deseo sería que el festival de Vélez-Blanco perdure"

Música

La 23ª edición del festival ha llegado a su fin y la directora cree que se han logrado los objetivos marcados, con gran calidad de las actuaciones y buena respuesta del público

El festival ha acogido diez conciertos en nueve días y ha contado con una academia musical y un seminario de historia, además de un ciclo de conferencias

El concierto más importante para los alumnos del Festival de Vélez-Blanco

Cándida Martínez, directora del Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez-Blanco.
Cándida Martínez, directora del Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez-Blanco. / Javier Alonso

Cándida Martínez es la directora del Festival de Música Renacentista yBarroca de Vélez-Blanco. Es una persona muy ligada a la música en su pueblo, donde sigue cantando en la coral Andrés del Castillo, donde surgió el germen del festival. Pero también es catedrática emérita de Historia Antigua y miembro del Instituto de Investigación de Estudios de la Mujer y de Género, de la Universidad de Granada.  

Pregunta.Tras nueve días intensos el festival ha finalizado, ¿qué balance hace de esta 23ª edición?

Respuesta.Estoy muy contenta, de verdad. Creo que el festival ha cumplido los objetivos que en principio nos habíamos trazado. Ha habido una respuesta extraordinaria tanto de alumnos como de público —con las entradas agotadas con mucha antelación—. Además, es un público que venera la música y eso se percibe en el día a día, en los conciertos, en los silencios, en ese aplauso cerrado pero emocionado, que hay al finalizar. Y desde luego también hemos cumplido los objetivos con los músicos. Habíamos pensado una programación que era la adecuada para el tema de este año, “Encuentros”, y por como han sonado creo que ha sido una edición muy buena. Estoy muy contenta. Creo que el festival se consolida como ese referente singular, especial, de mucha calidad, pero también en cuanto a esa cercanía que supone vivir la música de otra manera.

P.Hemos vivido conciertos muy diferentes, desde música medieval hasta danza. ¿Hay algunos momentos que te queden grabados en su memoria?

R.Es muy difícil destacar un momento. He tenido muchos momentos de emoción este año, pero además de emoción interna, de esa emoción que te surge de dentro y te llega a la cabeza, como dirían mis clásicos: “Cuando cuando algo nace con fuerza en el corazón, la mente se ilumina”. Esa emoción interior que te sube y llega a la cabeza creándote una sensación de placidez, yo la sentí en muchos momentos. Por ejemplo, con Egeria, esa combinación de voces tan dulce, tan bien compactadas; o en muchísimos momentos con Musica Ficta, tocando canciones de Palestrina, que te llegas a preguntar cómo es posible tanta belleza; o también en el concierto de López Banzo (Al Ayre Español), donde hubo un adagio de Albinioni que es imposible que suene tan bien, con tanta precisión, con tanta finura, con tanta elegancia. O la danza de Delirivm y La Floreta fue un concierto muy singular, aunque ya hemos hecho danza otras veces en el castillo en varias ocasiones. Siempre que hemos podido hemos ido incorporando la danza. Lo de este año fue esa unión de dos grupos extraordinarios, la Floreta y Delirivm Musica, que coproducimos con el Centro Nacional de Difusión Musical, algo que para nosotros ha sido un orgullo.

P.Hablaba del concierto de Egeria que, si me lo permite decírselo, ha sido uno de los más celebrados por el público. ¿Abre eso la puerta a que en otras ediciones puedan introducir un poco de música más antigua?

R.El festival es de música renacentista y barroca y nos centramos en eso, pero es verdad que en otros momentos hemos visto esas raíces que, hasta cierto punto, se transforman luego en el Renacimiento. Ha pervivencias, sobre todo esas pervivencias mediterráneas de música medieval oriental, sobre todo, que se perciben en muchas músicas posteriores. Por ejemplo, en 2009 hicimos un concierto fantástico en el castillo con un tenor llamado Rachid, de música morisca, sefardí y cristiana, un concierto dedicado a la música del final del medievo. Pero efectivamente, es que Egeria nos llevó en un viaje por la música de oriente, a veces tan desconocida pero que tanta influencia tiene en la música mediterránea posterior.

P.Habla de emociones en los conciertos, pero esta festival también tiene otra parte social, de relaciones humanas. ¿Se queda con algún momento de los vividos este año?

R.Hay varios momentos especiales, como la bienvenida a los alumnos que vienen a los cursos de canto y el seminario de historia; o la cena de la primera noche con todos… Pero yo este año quiero destacar algo que se produce a la salida de los conciertos, por ejemplo en el atrio del convento, porque eso no se vive en una gran ciudad. Se puede tener el mejor auditorio del mundo, con una acústica fabulosa, pero cuando termina el concierto, te vas. Aquí, sin embargo, cuando sales del concierto te quedas en ese atrio, con el castillo al fondo, en las noches plácidas que tenemos aquí y la gente no se quiere ir, se queda hablando porque quieren comentar con los amigos lo que han escuchado, o conmigo mismo. Te paran y te comentan ese momento de la sonata en el que está el cello y el contrabajo, u otros momentos sublimes. Es decir, una vez que termina el concierto continúa en el atrio y luego se sigue hablando de música en la terraza del bar o en el restaurante durante la cena. Hay una continuidad de ese momento de emoción, de alegría que se ha sentido en la sala. Es como si la música se quedara en el aire, se percibe por las calles, como si la música continuara la gente. Eso es muy difícil de encontrar en una ciudad.

P.Este año el tema del festival han sido los encuentros. Algo que, como destacó usted en la presentación, se produce también en cuanto a las diferentes instituciones que apoyan el festival. Debe ser difícil lograr ese apoyo unánime.

R.Bueno, todo hay que trabajarlo. Un buen festival, una buena programación, la trabajas durante todo el año y pasa lo mismo con las instituciones. Ya saben que a partir del mes de septiembre la directora está llamando, haciendo memorias, se les presenta el tema de la siguiente edición, hablas con las distintas instituciones... Creo que hemos creado un clima de encuentro entre todas las instituciones, y eso se percibe el primer día del festival, en el que están presentes las universidades, el Gobierno de España, la Junta, Cajamar, Cajasol… 

P.Habla bien de un festival que después de veintitrés años sigan los colaboradores y nadie se baje del barco.

R.La verdad es que sí. Lo dije, sobre el encuentro: aunque podamos tener diferencias en muchas cosas, el encuentro crea riqueza, abre horizontes y nos acerca en todas aquellas cosas que nos pueden unir. La cultura, la música, nos puede unir a todos. Pongamos en valor eso y las buenas relaciones humanas, que es algo que yo siempre le digo a los voluntarios, la atención a la gente, el cuidado hacia las personas que vienen, a cualquier persona mayor o joven, de un lugar u otro, siempre son bienvenidos porque vienen a disfrutar, a convivir. Esa ha sido una seña de identidad del festival desde el primer momento.

Cándida Martínez durante la entrevista con este diario.
Cándida Martínez durante la entrevista con este diario. / Javier Alonso

P.Ya hemos hecho antes un balance de la parte de los conciertos, pero el festival no solo conciertos, sino que tiene también una parte formativa. ¿Qué balance a hacer de cómo ha ido la academia de música?

R.Lo que me llega, tanto del profesorado como del alumnado, es que están muy contentos. Tenemos la suerte, o la ventaja, de que mucha gente repite, y se produce el boca a boca, y llegan nuevas incorporaciones. Porque puedes tener una buena cobertura mediática, que sin duda procuramos tenerla, pero es importante que la gente le cuente a otros que aquí tenemos profesores excepcionales, como Marta Infante, Jorge Enrique García, Aarón Zapico... O Noelia Reverte, que viene de una institución musical de primera como es el Conservatorio de Milán. Tenemos figuras de primer nivel. Es maravillosa la música que hacen cada curso los de canto, coro, viola... Y se va notando que mejoran año tras año. De hecho seleccionamos al alumnado porque no podemos tener más.

P.Hemos hablado de la academia, ahora toca la otra parte formativa, que es la historia: tanto el seminario como las conferencias.

R.El nivel es altísimo. Tenemos la gran suerte de que la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París se haya implicado en el festival. Existe una colaboración expresa y la verdad es que tener el apoyo de esa institución, que es la gran institución de investigación francesa, es un lujo para el festival. Ellos seleccionan los alumnos, que están haciendo sus tesis doctorales, y aquí las presentan ante un panel de profesores y debaten. Ha habido gente de Inglaterra, Alemania, Italia, Francia, México, Portugal... En el seminario se queda gente fuera, porque solo tenemos 20 plazas, lo máximo que nos permite tener horas suficientes para hacer un buen. Y en cuanto a las conferencias, este año hemos tenido dos catedráticos de Argentina expertos en el tema de encuentros; también se ha hablado sobre las mujeres, los conventos, las cortes… Hemos traído investigaciones novedosas en cada uno de los temas, de gente muy puntera. Le agradezco mucho a los profesores que estén aquí y la École des Hautes Études en Sciences Sociales que lleve años con nosotros, porque es un seguro de buena investigación.

P.Sé que no me va a poder contar todavía mucho, pero ya que acaba este festival, miramos al futuro. ¿Tenemos ya algo en mente para la siguiente edición?

R.Bueno, todavía no tenemos tema. Lo que sí os puedo decir es que los grupos ya tienen toda su programación para el año que viene y nos están mandando propuestas. Nos dicen “esta es nuestra oferta, pero si es necesario nos adecuamos a vuestro tema”. Es decir, entre los grupos, el festival de música de Vélez-Blanco es un referente y como tal, los grupos quieren venir. Estamos barajando temáticas. Lo que podemos adelantar es que el año que viene sonará algo de Scarlatti.

Martínez en la iglesia del convento de San Luis, escenario de muchos de los conciertos del festival.
Martínez en la iglesia del convento de San Luis, escenario de muchos de los conciertos del festival. / Javier Alonso

P.Bueno, y aunque ya quede más lejos, en el horizonte está la cifra del 25 aniversario, que será en 2026. ¿Prepararán algo especial?

R.Para el 25 aniversario ya veremos. Acabamos de terminar este festival y hay que programar el siguiente. Por supuesto que tendremos en perspectiva el 25 aniversario, pero también hay que tener en cuenta que tenemos también la capacidad que tenemos: podemos ampliar un par de días, pero no mucho más, porque ya lo hacemos de viernes a sábado y eso ya es mucho. Además, tenemos aforos de un máximo de 350 o 400 personas. No podemos ir a conciertos de mil personas, aunque también te digo que si tuviésemos 1.000 personas no sería el mismo festival. Nuestro festival es este, con esa cercanía, el salir por la noche viendo el castillo con esa temperatura, esa brisa, y ese contacto directo. El ambiente especial que se viven, por ejemplo en nuestras salas de conciertos, que son espacios patrimoniales. Que la gente lo tenga claro, hacemos música allí donde se pudo escuchar hace 300 o 400 años. Hace unos días escuchaba a Egeria aquí en el claustro del convento y pensaba que, probablemente, algunos de los monjes franciscanos que vivían aquí pudieron oír esa música alguna vez. En la iglesia del convento hubo órganos desde el siglo XVI, así que algo de Scarlatti o algo de Corelli probablemente se habría tocado allí. En el castillo hubo danza, calvicordio y sacabuches. Por aquí está el eco de esos cientos de años oyendo música en estos espacios patrimoniales.

P.Si pudiera pedir un deseo de cara al futuro para el festival, un solo deseo, ¿cuál sería?

R.Que perviva (hace una pausa). Que perviva. Que en Vélez-Blanco se siga haciendo esta música, con este nivel. Yo llegará un momento que, bueno… Llevo mucho tiempo, no en la dirección, pero sí en la organización y estaré mientras tenga aliento. Pero, sobre todo, pido eso: que todas las instituciones y el público lo apoyen, porque creo que un proyecto cultural como el que tenemos aquí es tan singular, tan bello, que merece la pena que perviva por el pueblo.

P.¿Su sobrina Helena Martínez puede ser su sucesora?

R.Es que eso nunca se sabe. Ojalá. Helena es musicóloga y está haciendo su tesis doctoral entre Granada y Venecia. Ana Martín-Gaitero (coordinadora de redes sociales) también es musicóloga. Es decir, tenemos gente bien preparada musicalmente, que conocen muy bien el periodo renacentista y barroco, pues son especialistas en música, pero además tienen capacidad de gestión. Esto último lo han aprendido aquí: no es solamente hacer una buena programación de música, algo que se hace desde un despacho, oyendo música, yendo a los conciertos... Una cosa es el despacho y otra es gestionar con entidades, los alumnos, el día a día. Por suerte tenemos gente como Helena o Diego Gázquez, que gestiona los tema del alumnado: documentos, matrículas...

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