Andrés Caparrós: “Llevo toda la vida tratando de que las palabras vengan a mí y algo he conseguido”
Literatura
Este gran comunicador almeriense, figura de la radio y la televisión, firma ejemplares de su última novela ‘La Veleta. El reino de la Chara’ hoy a las 18:30 horas en la Librería Picasso
La Librería Picasso de Almería acoge hoy miércoles, a las 18:30 la firma de la novela La veleta. El reino de la Chara, por su autor, el escritor y periodista almeriense Andrés Caparrós. Una novela en la que los ecos de la posguerra se entremezclan con la corrupción del presente, recreando un mundo mágico situado en la orilla del sur de Andalucía. Sus fascinantes personajes hacen que el relato avance en distintas direcciones a través de experiencias desgarradoras, delirios y escenas poéticas de gran belleza que los llevarán hacia la locura y el ensueño.
-Para empezar habría que explicar qué es La Veleta?
-Es un reto más. Siempre he dicho sí a la obligación de desarrollar todas las capacidades que cree uno que tiene. Aprender a hablar en la radio ha sido un camino difícil para mí, aprender a cantar lo mismo y aprender a escribir. Es la tercera novela y estoy muy contento. Ha sido un reto asumido y trabajado durante años, para crear un universo de gente que padece una locura común, la insania del viento, un punto en la costa entre Almería y Granada donde la mayoría de sus habitantes tienen una forma de locura.
-Muy llamativa la trama que se desarrolla en las páginas de esta obra.
-Hay una trama de narcotráfico, hay dos historias convergentes, una es la de Azucena al borde de la noche que muere por sobredosis y está la historia de un contador de olas que es Juan Solo, que al final de la novela, descubre que lo que ha querido hacer durante toda su vida navegando, ha sido buscar a su padre que se ahogó y que nunca apareció.
-Hay una serie de personajes en esta novela muy curiosos donde la reina de La Veleta, es Pepa La Chara, la puta ama.
-He buscado la manera de que todo lo que vaya ocurriendo sea para algo. Rafael El Mudo es como lo llaman en La Veleta a aquel hombre que no hablaba con nadie, pero que no era mudo. Se condenó al silencio al sentirse culpable de que su hija muriera por sobredosis, y que su mujer sin poder soportar esa ausencia se tirara por la ventana. Se vuelve un viajero del mundo tratando de encontrar una explicación.
-Creo que han sido años para escribir esta novela.
-Ha sido apasionante durante todo este tiempo. Han sido años viviendo una historia maravillosa, ya que tu diseñas un personaje o un paisaje, y lo dejas macerándose y de pronto ese personaje o ese paisaje tira de ti. Para mí ha sido gozoso escribir la novela y al final te das cuenta que todo tiene sentido.
-¿Qué hay de Andrés Caparrós en esta obra, aparte de haberla escrito?
-Todo. Yo no soy ajeno al drama que siente un padre cuando un hijo se desvía, o cuando es cazado por una adicción. Creo que el mundo está en malas manos, en manos del diablo, ya que quien manda es el narcotráfico. El poder de los narcotraficantes es enorme tanto para condicionar los gobiernos de un sitio u otro.
-¿Qué ha encontrado en la literatura después de toda una vida dedicado al periodismo?
-El gusto por el idioma. Lo gratificante que es que vaya una coma bien puesta o que vaya una palabra en lugar de otra, y eso hace que cambie por completo. Llevo toda la vida en esto, tratando de que las palabras vengan a mí, y algo de eso he conseguido.
-¿Se puede considerar que La veleta es una novela muy cinematográfica?
-Yo creo que sí. Por eso en lugar de capítulos son escenas. Sin penarlo, parece un guión. Sería increíble que un director se pusiera manos a la obra y se llevara al cine. Yo sería Rafael El Mudo.
-¿Echa de menos el mundo de la radio después de tantos años de dedicación.
-La radio me ha dado siempre cosas buenas y positivas, quienes me han quitado han sido los políticos, que han conseguido usar a la radio y usarnos a los que hemos tenido una cierta capacidad de convocatoria. El objetivo es usar al líder de audiencia, usar a la voz, y usar el criterio de los que se ponen delante de un micrófono y merecen ser tenidos en cuenta por la audiencia. Lo disfruté cuando no había ninguna dependencia del poder político, y me pongo en el lugar de quienes ahora son los monstruos sagrados de la radio y me planteo hasta qué punto dejan parte de su alma por ese triunfo.
-Pero es que la radio tan cercana que se hacía no tiene nada que ver con lo que se ofrece ahora en este momento.
-El entretenimiento siempre es útil, y eso lo sabe bien un gran entretenedor y gran periodista como Carlos Alsina que usa el alma de la ironía para camelarse a la audiencia y hacerlo maravillosamente. Con uso político o no, el entretenimiento siempre tiene su sitio en la radio, pero hay que saber hacerlo. La radio que yo he hecho estará siempre ahí.
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