Adolfo Olmedo homenajea a Hermelindo Castro con un libro sobre el Parque Natural

El Instituto de Estudios Almerienses acaba de publicar el libro fotográfico Costa Ágata, con imágenes realizadas en su mayoría por Adolfo Olmedo Villarejo y Miguel Ángel Sasiaín. La obra reúne un total de 170 fotografías en blanco y negro que retratan en profundidad el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar y está dedicado a Hermelindo Castro Nogueira.

Olmedo, que deja bien claro que la obra está dedicada a Hermelindo Castro, ‘Melo’ figura clave en el nacimiento del Parque Natural y persona que amaba profundamente este entorno almeriense único en el mundo.

“Este biólogo, cuya dedicación y amor por la naturaleza han dejado una huella imborrable, desempeñó un papel crucial en la creación y protección de este tesoro natural. Su compromiso con la conservación de la biodiversidad y su visión para el futuro del Cabo de Gata fueron fundamentales para que esta región alcanzara el reconocimiento y la protección que hoy disfrutamos”, señala Adolfo Olmedo.

“Hermelindo no trabajó solo. Bajo su liderazgo, se formó un equipo compuesto por ecologistas, científicos, y el talentoso fotógrafo Manuel Falces, cuyo arte capturó la belleza y singularidad del Cabo de Gata. Este equipo multidisciplinario también contó con la colaboración de un abogado, quien desempeñaba el papel de delegado de Obras Públicas. Juntos, trabajaron incansablemente, enfrentando desafíos y obstáculos con una determinación inquebrantable”, apunta Olmedo en el libro.

Olmedo apunta que “es un libro para hacer justicia, porque gracias a Hermelindo Castro hoy podemos disfrutar del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar”. El fotógrafo que dedicó dos años a realizar la mayor parte de las imágenes de la obra, explica que “son 170 imágenes, de las cuales la mayoría son mías, y también de Miguel Ángel Sasiaín”.

Las fotografías son en blanco y negro. “Creo que la luz dura del Cabo, así como las sombras piden el blanco y negro. He procurado que vaya del blanco puro al negro puro, pasando por todas la escala de grises”.

“Melo no ha visto el libro ya editado, pero tengo la satisfacción de que ya muy enfermo colaboró activamente en esta publicación. Siempre me decía que su gran satisfacción era haber trabajado en lo que le gustaba”, apunta Olmedo.

La luz del Parque es clave para la fotografía. “La luz de Almería es increíble, sobre todo en las horas azules, porque da muchos tonos y al ser terreno volcánico hay una gran cantidad de materiales que cada uno refracta la luz de una manera”. “La magia del Cabo es su calidad de luz”, sostiene Adolfo Olmedo que asegura que el trabajo lo ha ido haciendo en invierno.

El fotógrafo incorpora en el libro el Cabo visto desde el mar. “Yo pensé que conocía bien el Parque Natural y las playas, ya que soy instructor de buceo y lo había visitado mucho, y con este trabajo he descubierto muchos rincones y calas que no conocía”.

“La fotografía de Pepe Ibarra enfrentándose a la sequedad del Cabo, representa el cambio climático”, sostiene Adolfo Olmedo. “Es curioso la gran cantidad de aljibes, pozos y norias que hay en el espacio protegido, y muchas de ellas siguen funcionando. El Cabo subsiste y existe la flora actual gracias a esas infraestructuras”.

Colaboraciones

En la obra editada por el IEA también se ha incluido un artículo del periodista Miguel Ángel Blanco sobre el Manifiesto de la Isleta del Moro. Mari Ángeles Garrido Ropero escribe un interesante artículo titulado Bodas de sangre. Como la obra se preparaba mientras vivía Hermelindo Castro este dejó escrito el artículo que lleva por título La Cultura del agua en el Parque Natural, y también se ha incluido en esta espectacular obra, donde prima fundamentalmente la fotografía.

Rodrigo Valero, uno de los mejores fotógrafos del país escribe el texto ‘Fragmentos’ y Miguel Ángel Blanco escribe un emotivo artículo sobre Hermelindo Castro, dando a conocer como llegó por primera vez, Melo a la provincia de Almería. Blanco cuenta que Melo llegó a Almería con un grupo de compañeros, “todos gallegos, fue una aventura y de milagro llegamos a Almería. Yo venía a ver a mi novia, que había conocido en Madrid, así de sencillo y todo esto me gustó”. La obra se cierra con una emotiva carta familiar dirigida a Hermelindo Castro.