Triunfo de Cancanilla y Chaparro de Málaga en la Peña Flamenca El Taranto

Tomatito asistió al recital ofrecido en los Aljibes Árabes, sede de la histórica peña

Cancanilla de Málaga se arrancó tras el recital acompañado de Tomatito.
Cancanilla de Málaga se arrancó tras el recital acompañado de Tomatito.

El Taranto cerró el año flamenco de su programa regular con un cartel de lujo: volvían a actuar en los aljibes, después de casi cuatro años de su última actuación conjunta, Cancanilla de Málaga y Chaparro de Málaga. Cantaor y guitarrista, respectivamente, malagueños orgullosos de su provincia y, posiblemente, los más conspicuos representantes actuales del flamenco malacitano.

Es Sebastián Heredia Santiago, Cancanilla de Málaga (antes, Cancanilla de Marbella), un cantaor de voz poderosa y genuinamente gitana y con un sentido innato del compás que hace fácil lo que para muchos de sus colegas es un objetivo lejano cuando no inalcanzable.

A sus 65 años (los cumple el próximo 1 de enero) sigue disfrutando de la música que lleva dentro de sus entrañas: el recital duró más de una hora y media y luego, en la sobremesa de la cena, hizo varios cantes acompañado por Tomatito, amigo entrañable, quien también hizo lo propio con el cantaor Perico El Pañero, espectador interesadísimo en el recital del artista marbellí. Noche flamenca larga, para recordar: los flashes de las cámaras y de los móviles, de los sorprendidos y afortunados trasnochadores, echaban humo.

Sebastián es un cantaor largo, de cante enjundioso, clásico, rara avis en el panorama flamenco actual. Un artista que mamó el flamenco de su madre, gran cantaora aficionada que no pudo subir a los escenarios por falta de tiempo (ocupada en parir y criar a sus veinte hijos), y empezó a cantar en un tablao de Marbella con tan solo 12 años.

Con 15 se marchó a América para cantarles a Rafael El Negro, Matilde Coral, El Farruco, Paco de Lucía y un largo etcétera de artistas geniales que tan solo de escribir sus nombres en el ordenador se me eriza el vello. Después, ya en Madrid, era un habitual de tablaos legendarios: Los Canasteros (de Manolo Caracol), Café de Chinitas, Caripén (de Lola Flores), Torre Bermejas y El Corral de la Morería. Hoy es un cantaor de culto para muchos aficionados y respetado por sus colegas profesionales.

Consciente de la categoría del marco del recital y de la exigencia que impone el auditorio de El Taranto no dudó en enfrentarse con los palos que se suelen considerar fundamentales, de más enjundia: soleá y siguiriyas. Comenzó el recital con una larga y espléndida serie, tal vez lo mejor de la noche, de bulerías por soleá. También cantó tientos-tangos, taranto-taranta y una dilatada tanda de fandangos para terminar, como corresponde, con una fiesta por bulerías que puso en pie al personal.

En la ronda de bulerías se sumaron, al cante, los dos jóvenes palmeros que durante todo el recital dieron color y calor a la música: "Niño de Chaparro" y "Sheriff Hijo". Los 4 artistas disfrutando en el escenario y el público entregado.

José Antonio Conejo Chaparro de Málaga es el guitarrista habitual de "Cancanilla" y bien que se nota en la perfecta coordinación y en la ayuda que presta al cantaor en todo momento. Es un guitarrista seguro y poderoso que ya ganó en los aljibes, por su actuación también con su paisano y amigo el día 13 de marzo de 2009, el 4º Trofeo Peña El Taranto a la mejor guitarra de acompañamiento. El pasado fin de semana volvió a confirmar su buen momento artístico, en esta ocasión utilizando una guitarra del lutier almeriense Gerundino Fernández (hijo), con una actuación sobresaliente. Felices y flamencas fiestas para todos.

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