Tales of Kenzera: Zau, un viaje de aceptación y superación ante la muerte de un progenitor

Almería/Cada vez es más común (y necesario) encontrar videojuegos que hablen de problemas reales, de los que nos afectan en el día a día. Tratar con tanta delicadeza las enfermedades mentales como hizo en 2019 Ninja Theory con Hellblade: Senua’s Sacrifice o a los problemas de ansiedad, pánico y depresión en el genial Celeste, son dos claros ejemplos de una de las muchas virtudes que tienen los juegos como terapia.

Por eso, la publicación hace unas semanas de Tales of Kenzera: Zau, un título metroidvania de Electronic Arts Originals producido por Surgent Studios que ahonda en la pérdida de un padre y su superación es otro paso más en ese camino.

El título nos embarca en una conmovedora historia en solitario que se inspira en la experiencia personal vivida por el actor Abubakar Salim y su duelo por la pérdida de su padre y las historias que le contó sobre la mitología Bantú que aglutina las creencias de cerca de 400 etnias nativas africanas.

"Los videojuegos son un medio narrativo increíble que nos puede transportar a nuevos reinos y evocar potentes emociones a través de experiencias nuevas y conocidas por igual. Dar vida a la historia de Zau ha hecho que me sienta más cerca de mi difunto padre, y poder rendir tributo a nuestros recuerdos juntos con un medio tan poderoso ha sido una bendición inmensa. Es un gran placer poder compartir por fin Tales of Kenzera: ZAU con el mundo. Esperamos que encontréis en este juego tanta inspiración, emoción y sanación como nosotros durante su creación", explicaba Salim durante la presentación del título.

Aquí se apuesta por el género metroidvania marcado por un intenso plataformeo y grandes dosis de acción en el que nos ponen en el papel de Zau (con la voz de Salim), un chamán que intenta resucitar a su padre y para ello negocia con Kalunga, el Dios de la Muerte, para devolverlo a la vida.

Comienza en ese momento una aventura que puede prolongarse perfectamente casi dos decenas de horas en la que el amor por nuestro Baba es el catalizador para superar todos los retos que plantea el título hasta llegar a ser un nganga digno, es decir, un sanador espiritual, en Kenzera, una tierra de magia y fantasía inspirada en los mitos y leyendas africanos.

Para ello apuesta por una propuesta jugable divertida, vertiginosa y visualmente muy impactante en la que se recrean con un arte muy característico los biomas africanos con grandes contrastes de colores y un efecto cómic en los diálogos muy personal y cercano.

Durante la aventura, Kalunga nos dará numerosas lecciones sobre la vida y la muerte tratando de manera muy respetuosa a aprender a aceptar la muerte, la negación y aceptacaión de la misma o el miedo a morir.

Un mensaje que termina calando y que enmascara las aristas de un título algo conservador en el género que no destaca por originales mecánicas ni por momentos épicos ya que sus combates, más allá del cambio entre dos máscaras, la del Sol y la de la Luna, con las que alternar ataques y habilidades cuerpo a cuerpo y de fuego a atacar a distancia y habilidades de hielo, se pueden volver algo repetitivos a la larga.

El juego, eso sí, rinde a la perfección tanto en un PC de sobremesa con un Ryzen 5700X3D y una RTX 4070ti como en la Steam Deck OLED, alcanzando en todo momento los 60 imágenes por segundo, una fluidez necesaria para afrontar tanto las zonas de plataformas con saltos milimétricos como para vencer a los numerosos enemigos y jefes finales que se interpondrán en nuestro camino durante la aventura.

Conclusión

Su gran virtud está en la historia de redención, de aceptación y superación de una realidad como es la muerte de un ser querido y es ahí, en esa carga emocional, donde Zau te atrapa. Todo un reto encomiable y un bálsamo muy necesario y recomendable de experimentar.

Hemos podido probar Tales of Kenzera: Zau en PC (Steam) gracias a una clave que nos ha remitido Electronic Arts España.