Hallados fósiles de manglares de hace 2,5 millones de años en Cuevas

El paleontólogo valenciano Joaquín Sendra, autor del descubrimiento, asegura que el hallazgo es único en el mundo

Lugar de Cuevas donde fueron rescatados una serie de materiales que han dado lugar a este gran hallazgo a nivel mundial.
Lugar de Cuevas donde fueron rescatados una serie de materiales que han dado lugar a este gran hallazgo a nivel mundial.
Diego Martínez

20 de febrero 2014 - 05:00

El paleontólogo valenciano Joaquín Ricardo Sendra ha dado a conocer un hallazgo único en el mundo que se ubica en una zona de Cuevas del Almanzora. Se trata de "un bosque de manglares tropical, único en el mundo", donde habitaban diversas especies de estas plantas, de entre 2 y 3 millones de año de antigüedad.

A partir del estudio y análisis de raíces, fragmentos de madera, plantas e incluso ostras, elementos todos ellos en estado fósil, ha acreditado la existencia de todo un ecosistema que debe situarse en el final de la Era Terciaria, en el denominado Período del Plioceno Superior.

Los materiales investigados por Sendra, paleontólogo de la Universitat de València y del Institut Cavanilles, acreditan que en el sureste de la Península Ibérica en el Plioceno Superior existió un ecosistema de manglar compuesto al menos por dos tipos de estas plantas: rojos, Rhizophora; y negros, Avicennia. En cuanto al tipo de restos hallados destacan: los icnofósiles, que son las estructuras fosilizadas en rocas sedimentarias que registran actividad biológica.

Sendra comenzó la investigación hace 20 años cuando descubrió, en el trazado de una carretera en la zona de acceso a la autovía, la existencia de este bosque de manglares. "En vez de tirar las piedras al barranco cuando se reestructuraba la carretera pudimos rescatar esos materiales y poco a poco hemos ido estudiándolos. Actualmente se encuentran guardados en cajones de laboratorio", apunta.

El buen estado de conservación de las hojas, flores y frutos conservados permiten calificar este yacimiento, en opinión de Joaquín Sendra, como un Konservat Fossil-Lagersatte. Esta expresión alemana se usa para designar aquellos yacimientos paleontológicos con un excepcional grado de conservación, como ocurre en Cuevas del Almanzora. Los depósitos de fósiles recuperados y catalogados por Sendra se encuentran en sedimentos o rocas sedimentarias. Se han registrado moldes positivos y negativos de raíces y epibiontes, que son organismos no parásitos que viven por lo menos una fase de su ciclo vital encima de otro de mayor tamaño, al cual generalmente no le causa ningún daño.

Este hallazgo fue dado a conocer por parte del investigador valenciano al resto de la comunidad científica en las XXIX Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología, en octubre del pasado año, en Córdoba.

Sendra asegura que "prefiero no dar detalles del lugar exacto donde se encuentra en Cuevas del Almanzora porque llegará el día que hagamos una excavación como Dios manda". Según confirma Sendra, su comunicación recibió «múltiples felicitaciones», sobre todo, por parte de expertos de Inglaterra y Alemania, que habían puesto en duda inicialmente el valor del trabajo efectuado por el investigador valenciano.

El registro fósil sistematizado es "una evidencia única" y "un ecosistema tropical único en el mundo", explica el paleontólogo, porque demuestra que en Cuevas del Almanzora, existió hace unos 2,5 millones de años una bahía de 5 kilómetros de extensión. Este accidente geográfico estaba enclavado entre las actuales Sierra de Almagro y Sierra Almagrera, y conformaba un mar pliocénico que iba cerrándose a los dos lados, con bosques de manglares en los que habitaban peces tropicales, medusas y vacas marinas.

Sendra sostiene que es "el último testimonio sobre un bosque de manglares, el último paraíso tropical de la Península Ibérica, inmediatamente anterior a la irrupción de las glaciaciones y de un cambio climático que provocó la llegada de la Era Cuaternaria y una profunda transformación en los ecosistemas terrestres y marinos".

El paleontólogo comenzó con sus investigaciones hace 20 años y ahora se ha decidido a publicar aprovechando que ha tenido tiempo suficiente tras estar varios meses recuperándose de una grave caída.

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