Guille Galván: “En las canciones el ‘tempo’ lo decide la composición musical, y en la poesía, el lector”
Letras
El letrista y guitarrista de Vetusta Morla presenta su obra poética en Almería

La música y los libros siempre han ido de la mano y en la 43ª Feria del Libro han estado presentes en varios encuentros. Uno de ellos traía hasta la ciudad a Guille Galván, compositor y guitarrista de la banda Vetusta Morla, para presentar su obra poética, compuesta por dos libros: Retrovisores (2015) y Desconocernos (2020.) Se trata de poemas, como explicó en la presentación Antonio Verdegay, CEO de la agencia de comunicación Contraportada, que “brillan por la belleza estética en las composiciones y la profundidad de sus palabras. Son creaciones en las que analiza la condición del ser humano, y no están exentas de crítica social. Por tanto, son poemas para disfrutar y reflexionar”.
Guille Galván presentó su obra poética, en la tarde del sábado, en el salón de actos de la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía, donde confesó que “mi acercamiento a la poesía no viene tanto de la literatura tradicional o de las clases de instituto. La poesía la descubrí cerca de las canciones, cuando traduzco textos con trece o catorce años de los músicos que me gustan y compruebo que hay historias en las canciones que me dicen más que lo que leo en los libros del colegio. Cuando empecé a escribir nunca soñaba con dedicarme a ello, ni con tener una banda de música. La poesía no dejaba de ser un lugar que me seducía, pero me resultaba lejano. Con el tiempo tuve la suerte de hacer canciones con una banda y de crear dentro de esas canciones un universo poético que me dio confianza para desarrollarlo también en libros. El primer impulso, y es cuando fui consciente de que tenía un libro entre manos, fue entre los años 2013 ó 2014, y terminó con la obra ‘Retrovisores’”.
Los universos creativos a la hora de escribir una canción y un poema tienen para Guille Galván espacios comunes, como afirma poéticamente “son habitaciones de una casa común”, pero que se diferencian especialmente por la forma en la que serán recibidos por el público. El autor y músico lo explica diciendo que “el origen es el mismo, la necesidad de contar algo, o de crear una historia. En ‘Retrovisores’ hay un capítulo con canciones que no funcionaron en el local de ensayo y acabaron como poemas. Lo que sí he aprendido con el tiempo es a diferenciarlo desde el principio, como sucede en Desconocernos, concebido desde el inicio con textos pensados para esta publicación. Para mí las diferencias fundamentales tienen que ver con la forma de enfrentarme al lector o espectador. La música, aunque parta de un lugar íntimo, no deja de ser un objeto que acaba de ser compartido por un colectivo en un concierto. Mientras que en la poesía, tengo la intuición de que el lector tiene una relación más íntima con lo que sucede y con el tiempo de lectura. Me enfrento cara a cara con el lector y con lo que durará un libro, y eso te permite ser más flexible en cuanto a los ritmos. En la música, viene marcado literalmente por el ritmo de la construcción musical, mientras que en la poesía es diferente si lo lees tú o yo, puede durar cinco minutos, cinco horas o tres segundos. El tempo es diferente. En la poesía hay que cederle al lector la capacidad de darle el contexto y el tempo que desea”.
Ahondando en Desconocernos, la obra más reciente, Galván afirma que “quería reflexionar sobre la tesis impuesta de que debes conocerte a ti mismo, tienes que cambiar, salir de la zona de confort. Me rechina bastante, es capitalismo aplicado al ser humano, y el título refleja esa lucha. Me preocupaban esas fronteras entre la vida online y offline, de identidades reales o no, para que se nos perciban de una manera u otra. Me interesaba saber los límites en el ámbito personal, en el de pareja y en el social. Esos límites que marcan la distancia me parecían interesante, y el libro era la fórmula más adecuada de desarrollarlo”.
Reflexionó en sus poemas sobre Ego, que es el tema del primer y escueto poema de su segundo libro, y cuyo texto se titula ‘Golem’. “El ego, quitándole las connotaciones negativas, es uno de los motores que lleva a cualquier creador a elaborar una obra. Sería ridículo pensar que los que hacemos algo no queremos una recompensa o un aplauso.
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