Goytisolo y la Almería profunda de los años 50
"Si le sobrecoge Goytisolo con su Chanca y Campos de Níjar, el CAF acoge una exposición de espléndidas fotografías de su paso por la Almería de los años 50"
La ficha
'La chanca y campos de níjar' Juan Goytisolo.
"El barrio de la Chanca se agazapa a sus pies, luminoso y blanco, como una invención de los sentidos. En el fondo de la hoya las casucas parecen un juego de dados, arrojados allí caprichosamente. La violencia geológica, la desnudez del paisaje son sobrecogedoras. Diminutas, rectangulares, las chozas trepan por la pendiente y se engastan en la geografía quebrada del monte, tallada como carbunclos". Goytisolo, J. La Chanca. Ed. Seix Barral, 1962.
"A la derecha, las montañas se entrelazan hasta perderse de vista en el horizonte. A la izquierda, son las tierras alberas del llano, cultivadas a trechos y esfumadas por la calina. Por poniente bogan nubecitas vedijosas. Las cigarras zumban en los olivares. Encampanado en el cielo, el sol brilla sobre el campo de Níjar". Goytisolo, J. Campos de Níjar. Ed. Seix Barral. 1960.
Almería tiene una deuda pendiente con Goytisolo. Su fijación con nuestra tierra queda sobrecogedoramente reflejada en sus novelas La Chanca y Campos de Níjar, que camufladas como libros de viajes, retratan la Almería profunda de los años 50, anclada en las legañas del tracoma, las chabolas, la miseria, las alpargatas y la forzosa inmigración.
En sus páginas la desnudez de los niños, la sempiterna mujer enlutada y desencantada, la resignación, la inmigración como único futuro... están enmarcados en un paisaje desnudo, ocre, adusto, con un sol cegador que abrasa y arrasa más que ilumina. Y rezumando entre ellas se destila la opresión y la sinrazón del régimen de Franco, las revueltas narrativas para eludir (infructuosamente) a la censura o la simbólica presencia constante de la pareja de la guardia civil.
La estructura de ambas novelas forma parte del neorrealismo social, donde las secuelas de la guerra civil, el retrato descarnado del interior de los personajes, la descripción del entorno mísero priman sobre el propio argumento. Goytisolo quiere alejarse del costumbrismo, del pintoresquismo, de la superficialidad, incluso de la poética del lenguaje. A pesar de ello, el mensaje, seco, directo y duro, nos llega con palabras perfectamente buscadas y encajadas en frases llenas hondas resonancias estéticas. Hoy, cincuenta años después de su escritura y con una situación provincial en las antípodas de la que se narra, acompañarle por las calles empinadas de la Chanca o los caminos terregosos de la comarca de Níjar es visionar sin necesidad de realidad virtual la Almería de aquella época, con el factor añadido de que la pluma que lo desentraña ya está reconocida como una de las más excelsas de la literatura española del siglo XX.
Juan Goytisolo, al igual que José Ángel Valente, merecen por su especial cariño y dedicación a nuestra tierra, una especial atención de los almerienses, y no solo en placas y esculturas, sino en el recuerdo inmaterial de su memoria colectiva.
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