Fosforito regresa el sábado a la Peña El Taranto para hablar de sus vivencias

Fosforito y el Taranto. Recuerdos y vivencias. El Maestro vuelve a visitar la Peña este sábado a las 21:30 horas para hablar y responder a las preguntas que se quieran hacer, sobre su largo y fecundo historial, y muy especialmente de su contribución a la recreación del cante por Tarantos y su vinculación con Almería y la Peña.

Referente de una etapa que marcó el cante como la revalorización cultural del mismo, la unión de ortodoxia y respeto que siempre ha presidido su cante, hacen de Fosforito una leyenda viva del Flamenco. No hay que olvidar que en los inicios la Peña se pensó en llamarla Fosforito y fue el propio artista el que sugirió la idea de ponerle Peña Flamenca El Taranto.

Tras Fosforito tendrá lugar un recital con Julián Estrada al cante Manuel Silveria ala guitarra. Julián Estrada, nació en Puente Genil, (Córdoba). Comienza su afición al flamenco siendo un niño, tomando clases de guitarra. Con catorce años se sube al escenario por primera vez, en el Festival Flamenco que se celebraba en Cordobilla, y luego se presenta al primer concurso de Cante en su pueblo.

La obtención del primer premio en el concurso de Puente Genil, le recompensa con la primera participación en el Festival de Cante Grande, que todos los 14 de Agosto se celebra en la Villa, unos de los más prestigiosos Festivales del todo el ámbito nacional.

Luego se suceden los recitales en peñas, los cuales le sirvieron para darse a conocer e ir abriendo las puertas de muchos de los Festivales que a lo largo de este camino lleva realizados, compartiendo cartel con las máximas figuras del Flamenco.

El guitarrista Manuel Silveria Fernández nace en Córdoba el 2 de noviembre de 1966, y está considerado por todo el mundo como uno de los grandes genios actuales en la guitarra de acompañamiento. Es a los trece años cuando empieza a sentir en su interior la afición por la guitarra flamenca, hasta el extremo de ver compensados sus esfuerzos pocos años después, codeándose con sus compañeros de profesión, hecho este que coge cuerpo para esforzarse aun más en su carrera artística.

En 1982 se inicia en la tarea de consolidar la estructura de los estilos, dar entrada y salida a los cantes y cerrar los distintos tercios en el acompañamiento. Para Silveria, la improvisación es casi continua, lo cual es causa esencial de la riqueza expresiva de su guitarra flamenca que, del acompañamiento al cante pasa al concierto en muchas ocasiones, sin que exista un método, director, ni pentagrama que lo guíe, sino fijado sólo por su impronta personal, inspiración o sentimiento.

Antes de cumplir los veinte años de edad, Silveria ya participaba en numerosos festivales y en cursos, en los que actuaba como guitarrista oficial. Intervino en grabaciones con varios cantaores y con grupos en diversas modalidades, pero siempre relacionadas con el flamenco.

A destacar también sus grandes dotes para el acompañamiento en el baile, donde su sensibilidad hacia esta modalidad artística queda plasmada en una completa compenetración con el compás.

Recibió la Fiambrera de Plata del año 1988 concedida por el Ateneo de Córdoba y en 1989 obtuvo el Premio Manolo de Huelva en el XII Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. En el mismo año obtuvo una plaza de guitarrista acompañante en la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Córdoba.