Federico de Motos, un ilustre velezano pionero de la arqueología en España

Cándida Martínez y Francisco Muñoz presentaron en el Teatro Municipal de Vélez Blanco un libro donde cuenta la vida científica y política de este personaje que marcó el siglo XX en la comarca velezana

Federico de Motos, un ilustre velezano pionero de la arqueología en España
Rosario Cano / Vélez Blanco

09 de agosto 2011 - 05:00

"Esta obra es nuestro particular homenaje a Federico de Motos y a quienes como él fueron auténticos pioneros. A quienes vivieron zambullidos en su tiempo con la vitalidad de los que quieren mejorar su mundo, convencidos de que ello solo era posible a través de la cultura y el espíritu cívico, del conocimiento histórico y de la ciencia".

Este párrafo forma parte de la introducción del libro 'Federico de Motos. Historia y arqueología del sureste peninsular en los inicios del siglo XX", escrito por Cándida Martínez y Francisco Muñoz, autores de esta obra que presentaron recientemente en el Teatro Municipal de Vélez-Blanco, acompañados del alcalde del municipio, Antonio Cabrera, el concejal de Cultura, Dietmar Roth, y Miguel Gómez, catedrático de la Universidad de Granada.

Un trabajo, según apuntó Antonio Cabrera "realizado por dos personas ilustres de nuestro pueblo que han elegido Vélez-Blanco para hacer la presentación oficial de su libro, mostrando una vez más el compromiso con sus vecinos, máxime cuando la temática del libro está dedicada a otro gran personaje ilustre de Vélez-Blanco, como fue Federico de Motos".

Por su parte, Dietmar Roth, consideró que este libro, "por sus autores y por el tema tratado adquiere máxima importancia para Vélez-Blanco, la Comarca de Los Vélez y toda la provincia de Almería".

Así, apuntó, "Cándida Martínez y Francisco Muñoz no solamente han publicado un libro que recoge todas las publicaciones, trabajos y cartas de Federico de Motos sino que trata detalladamente por vez primera la intensa vida científica y política de uno de los hijos más ilustres de Vélez-Blanco, precursor de la arqueología almeriense, miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia, apasionado defensor del patrimonio, concejal del Ayuntamiento de Vélez-Blanco, comprometido y generoso anfitrión ante los más destacados investigadores de la época".

Palabras de elogio para esta publicación que también tuvo Miguel Gómez, "se trata de un trabajo de investigación muy sólido y solvente que dibuja perfectamente la personalidad y trayectoria vital de un humanista, ilustrado, arqueólogo, pintor y farmacéutico que viviendo en Vélez-Blanco a finales del siglo XIX y principios del siglo XX está al tanto de lo que ocurre en la ciencia y en la investigación histórica no solamente en España sino también en Europa".

Para el catedrático, "el segundo gran mérito de los autores es que está escrito de manera clara y amena, huyendo de tecnicismos", siendo también destacable para él "como por vez primera se recogen completas todas las publicaciones de Federico de Motos". Miguel Gómez considera que "las generaciones actuales tenemos una deuda pendiente con pioneros como Federico de Motos, una deuda que Cándida Martínez y Francisco Muñoz han comenzado a saldar con este brillante trabajo". Por último, Francisco Muñoz y Cándida Martínez fueron los encargados de explicar en líneas generales el contenido de su libro así como de realizar un esbozo de quién fue el ilustre velezano, Federico de Motos.

Para Francisco Muñoz "Federico de Motos tiene interés como erudito local que traspasa las fronteras de sus preocupaciones locales, llevándolas a nivel estatal e internacional. Fue mucho más que una arqueólogo apasionado que descubrió decenas de cuevas y abrigos con pinturas rupestres, que excavó diversos yacimientos, que publicó numerosos estudios y cultivó la amistad de grandes investigadores de la época".

En este sentido añade, "su personalidad y trayectoria vital nos remite a los movimientos intelectuales y políticos de la España del siglo XIX y principios del XX y a los primeros grandes debates sobre nuestro pasado histórico". Un trabajo de investigación que les ha llevado a los autores del mismo a dar respuestas a preguntas como quién era realmente Federico de Motos, qué le llevó a implicarse de forma tan intensa en la investigación arqueológica o cómo llegó a relacionarse con los arqueólogos más importantes del momento. Cuestiones a las que se le da respuesta en este libro concebido en tres partes "la primera sobre el personaje propiamente, la segunda recoge su obra publicada y la tercera son apéndices de cartas y referencias casi todas ellas inéditas".

Por su parte, Cándida Martínez, situó su exposición en Vélez-Blanco hace cien años, en 1911, fecha en la que llegaba por primera vez a este municipio el prehistoriador francés Henri Breuil, que, conociendo a Luis Siret, entra en contacto con Federico de Motos y se acercan por vez primera, junto a Juan Cabré, a visitar la Cueva de Los Letreros.

Para la autora de esta investigación, "este momento marca un antes y un después en la vida de Federico de Motos y más tarde en la investigación arqueológica en la Comarca con la entrada oficial de este velezano en el mundo de la arqueología española". Una relación con los investigadores del momento entre los que también se encuentran Hugo Obermaier, Eduardo Pacheco, el Conde de la Vega del Sella, José Ramón Mélida y Enrique García-Duarte. Cándida Martínez también explicó el contexto familiar y social en el que vivió Federico de Motos y recordó como tras su muerte, en 1931, los vecinos del municipio enviaron una estancia al Ayuntamiento, a la que sumó la corporación en pleno, en la que solicitaban que se dedicara una calle al velezano insigne. La placa con su imagen fue colocada a finales de octubre de 1931, obra de su hijo Demetrio Motos, pintor y escultor.

Cándida Martínez no quiso finalizar el acto sin agradecer la colaboración de todos aquellos que han hecho posible esta obra, especialmente a José Joaquín Martínez así como a la familia de Federico de Motos, por facilitar el acceso a su archivo familiar, y a Jesús Bañón, por el archivo fotográfico de su tío Luis Bañón. Al final, concluyó, "este libro es una obra colectiva, donde lo importante es reconocer a este personaje, su gran labor y reconocernos un poco todos, que sirva para las nuevas generaciones como ejemplo de un buen trabajo, de un buen intelectual y de un hombre comprometido con su tiempo".

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