Cándida Martínez: "El Festival de Vélez-Blanco reúne a los mejores músicos de su género"
Festival de Música Renacentista y Barroca
El festival es un revulsivo social, económico y cultural para el municipio
Detrás del Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez-Blanco hay muchas personas que trabajan todo el año para hacerlo posible. Algunos llevan desde el inicio, más de dos décadas de dedicación. La cara visible de ese grupo de amantes de la cultura es Cándida Martínez, la directora del festival.
–Un año más regresa un festival de música donde el enclave es casi tan importante como la oferta musical. ¿Cómo explicaría la experiencia del Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco?
–Llevamos 21 años y esto posible gracias a una programación con los mejores grupos que existen en el ámbito nacional e internacional en música Renacentista y Barroca, pero también porque se hace en un enclave, Vélez-Blanco, que tiene espacios y monumentos de esa época: el castillo, del siglo XVI, la iglesia de Santiago, del mismo siglo, el convento, del XVII. Se une patrimonio y música en un contexto ideal para poder celebrar un festival de esta naturaleza.
–Este año han programado un viaje entre Italia y España. ¿Qué le espera al espectador estos días?
–Nos gusta conocer los elementos de interculturalidad que se producen en todas las épocas. La mezcla de sonidos, de literatura, de arte, de personas… La cultura ha circulado. No podemos decir que hay una música estrictamente española o italiana. Tenemos el deber de poner de manifiesto esa influencia entre un lugar y otro. En este caso vamos a Italia y a España, porque en esos momentos en Italia había una notable presencia política y social española y se estaba dando la vanguardia de la música, con la transición entre el Renacimiento y el Barroco. Estaban los músicos más señeros del momento pero también con músicos españoles. Vamos a escuchar a Monteverdi, a Barbara Strozzi, Corelli, pero también españoles como Antonio Literes, Sebastián Durón, José de Nebra o Antonio Rodríguez de Hita, celebrando el tercer centenario de su nacimiento. Es música poco conocida y eso le da una gran riqueza al festival.
–Y todo ello, como dice, interpretado por los más grandes del panorama nacional e internacional.
–Sin duda. Cuando programamos, elegimos la línea que vamos a seguir (en este caso la vinculación italiana y española) y ya pensamos en grupos que trabajan con esos autores y en esa línea. Desde grupos más pequeños en número de componentes, pero de gran calidad artística, como Vesalius (este viernes) hasta otros más numerosos, como la Real Cámara (miércoles 27) o Harmonía del Parnás (jueves 28). También vamos a escuchar a Carlos Mena, el gran contratenor español, sin duda una de las mejores voces del panorama de música barroca. Contamos con lo mejor grupos y solistas.
–¿Cómo se consigue que un festival perviva durante más de dos décadas, superando una pandemia incluso?
–Es complicado. Se unen muchos aspectos. Lo primero es que el festival ya está consolidado y ya se conoce. Pero hay otros elementos, como que las instituciones y entidades colaboradoras sigan apoyándolo, con más o menos recursos. La apuesta de Gobierno de España a través de Acción Cultural Española y el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (Inaem) es evidente; la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial de Almería y también entidades como Fundación Cajasol y Cajamar. Y, por supuesto, este festival se celebra también gracias a la colaboración desinteresada de todos los organizadores, voluntarios y todo el equipo del festival en general. Lo hacemos por cariño a Vélez-Blanco y para que las zonas rurales tengan espacios de cultura de alto nivel. El festival sobrevive por una conjunción de colaboración, ilusión, mucho trabajo y una buena programación.
–Se recupera este año, por fin, la normalidad perdida por la covid o aún habrá algunas restricciones?
–Se tendrán en cuenta las recomendaciones sanitarias que hay actualmente. Estaremos en la normalidad que estamos en estos momentos en cualquier otro espacio. Pero sí que regresamos a los aforos van completos en los conciertos y, de hecho, ya hay conciertos que está las entradas agotadas. Está habiendo un interés muy grande por asistir.
–Todo ello sin olvidar que además el Festival es uno de los Cursos de Verano de la UAL y la UNIA… ¿Qué formación ofrece?
–Una vertiente en la formativa, en una doble dirección: musical e histórica. Por una parte, la Academia de Música Renacentista y Barroca, donde se imparten cursos de orquesta barroca, sacabuche, viola da gamba, canto y canto coral, Contamos con directores de la talla de la soprano María Bayo, que es un auténtico lujo, pues ha actuado en los mejores escenarios del mundo; Aarón Zapico, otra gran personalidad de la música barroca. Y por otro lado, se celebra un Seminario Internacional de Historia que este año le hemos dado la perspectiva de taller doctoral, pues van a presentar sus tesis alumnos de Francia, China, Portugal y España. Contamos con la colaboración de la Escuela Altos Estudios de París. Las plazas se agotaron en apenas diez días.
–Decíamos al principio que Vélez Blanco juega un papel protagonista como elemento patrimonial del festival. ¿Qué le reporta este festival al pueblo?
–Sin duda es un revulsivo. Es un momento muy especial para el municipio desde el punto de vista social, cultural y económico. Llegan 90 alumnos, más de diez profesores, en definitiva más de 100 personas de forma permanente durante más de una semana que se alojan en el pueblo. A eso hay que sumar todas las personas que asisten a los conciertos, no solo de Vélez-Blanco sino de toda la comarca e incluso de Granada, Murcia y Almería. Están todos los hoteles y alojamientos llenos en casi toda la comarca y eso da trabajo a tiendas, restaurantes y demás. Y por otra parte, no solo esa repercusión económica, sino que supone un momento de disfrute de la cultura, pues la gente de la zona puede escuchar los mejores músicos de este estilo de música. Y socialmente, no cabe duda de que estamos apoyando a un municipio rural, la llamada España vaciada, con un festival que tiene gran repercusión.
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