Duelo fraterno para acabar
Solistas de la ROSS | Crítica

La ficha
Solistas de la ROSS
**** Ciclo de Cámara ROSS - ELI. Solistas de la ROSS: Éric Crambes, Luis Miguel Díaz, Claudia Medina y Katarzyna Wrobel, violines; Abel González y Carlos Delgado, violas; Sasha Louise Crisan, violonchelo; Lucian Ciorata, contrabajo. Programa: Mendelssohn sin palabras (Cuarteto en mi bemol mayor de Fanny Mendelssohn; Romanzas sin palabras Op.102 nos. 2, 3 y 6 y Op.67 nº5 en arreglos para sexteto de cuerda de Tony Urbainczyck y Octeto en mi bemol mayor Op.20 de Felix Mendelssohn). Lugar: Espacio Turina. Fecha: Domingo, 23 de junio. Aforo: Media entrada.
Fanny Mendelssohn (de casada, Hensel) publicó en los dos últimos años de su vida once colecciones de música entre ciclos de canciones, romanzas pianísticas sin palabras y un Trío, pero su obra es mucho más amplia. Este Cuarteto en mi bemol mayor, el único que escribió, está datado en 1834 y es obra de enorme interés, que sobrepasa con mucho los límites del amable estilo Biedermeier de la época.
La obra es apasionada, nostálgica y apunta incluso mucho más hacia Beethoven que hacia su hermano Felix. Esas amplias excursiones modulatorias, ese recurso continuo al do menor le aportan un dramatismo intenso que Crambes, Wrobel, Delgado y Crisan acertaron a imprimir, especialmente en los dos últimos tiempos, una Romanze que no tuvo nada de sentimental y mucho de angustiosa y un Allegro vivaz pero a la vez penetrante e inquietante.
El concierto había empezado a ritmo de tarantela un tanto chirriante en arreglo para sexteto de una de las romanzas sin palabras de Felix. Las otras tres romanzas sirvieron para atemperar y pulir el sonido del grupo, que ampliado hasta los ocho miembros (con contrabajo en lugar del segundo violonchelo del original) hizo una interpretación soberbia del Octeto Op.20, obra escrita por Mendelssohn a unos increíbles 16 años y que contiene la fantasía y la vitalidad de sus grandes páginas. Interpretación vibrante, tensa, de entraña si se quiere sinfónica, pero con la claridad, el equilibrio, el matiz y el saber escucharse unos a otros del mejor camerismo. Extraordinario fin de ciclo pues que, un año más, se debe a la generosidad de dos mecenas.
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