Unos 25.600 rusos combaten en el frente de Bajmut, donde Ucrania contraataca
Guerra en Ucrania
Los ucranianos tratan de llevar una vida normal mientras esperan la contraofensiva contra las tropas rusas
Varios ataques rusos matan a 25 civiles en el centro y este de Ucrania
Más de 25.000 soldados rusos están luchando contra las fuerzas ucranianas en el frente de Bajmut, donde los soldados ucranianos están contraatacando, señalaron hoy fuentes del grupo oriental del ejército ucraniano.
"En el frente de Bajmut, luchan contra nosotros 25.600 efectivos, 65 tanques, 450 vehículos blindados de combate, 154 cañones, 56 sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes. Esto es más que el ejército de la República Checa o Hungría", dijo el portavoz del grupo oriental, Serhiy Cherevaty, en un comentario a "RBK-Ukraina".
Agregó que las bajas rusas en la zona de Bajmut ascienden a unas 100 diarias.
Previamente, el general Oleksandr Syrskyi, comandante del grupo oriental de las fuerzas armadas de Ucrania había informado de que en Bajmut las fuerzas de defensa han obligado con sus contraataques a las tropas rusas a abandonar algunas posiciones.
"Para avanzar, el enemigo emplea el máximo esfuerzo y no le importa nada", dijo, y agregó que a pesar de las importantes pérdidas, nuevos grupos de asalto del grupo paramilitar Wagner, combatientes de otras compañías privadas y paracaidistas se lanzan constantemente a la batalla.
Según el centro militar de prensa, citado por "Ukrainska Pravda", Syrskyi subrayó que aún así, "el enemigo es incapaz de tomar bajo control la ciudad" de Bajmut.
"La situación es bastante complicada. Al mismo tiempo, en algunas partes de la ciudad el enemigo fue contraatacado por nuestras unidades y abandonó algunas posiciones", declaró.
Agregó que en el frente de Bajmut continúan los intensos combates, con numerosos ataques por parte de las fuerzas rusas, sin lograr romper la defensa de las posiciones ucranianas.
"En el frente de Liman, nuestros defensores repelieron numerosos ataques en los últimos días. Los intentos del enemigo de tomar nuestras posiciones fracasaron. El enemigo sufrió bajas, nosotros capturamos a 10 soldados enemigos", añadió.
Normalidad a la espera de la contraofensiva
Las autoridades ucranianas advierten en contra de expectativas demasiado altas de la prevista contraofensiva y menos de la mitad de la población espera que la guerra termine este año, mientras la ciudadanía intenta llevar una vida normal y apoyar a su ejército.
El 93 % de los ucranianos cree en la victoria final de su país, y la mitad de ellos la espera ya este año, según la última encuesta de marzo del Razumkov Centre, con sede en Kiev.
Aunque los preparativos de la contraofensiva están "cerca de la línea de meta", según el ministro de Defensa ucraniano, Oleksiy Reznikov, tanto él como el titular de Exteriores, Dmytro Kuleba, han adoptado recientemente un tono de cautela, y este último ha advertido de que podría hacer falta más de una rápida contraofensiva para liberar el territorio ucraniano en poder de Rusia.
Mientras esperan un rápido final de la guerra, los ucranianos no tienen más remedio que seguir llevando una vida lo más normal posible en medio de los amargos informes que llegan desde el frente y tras los ataques con misiles de Rusia.
"Tratando de encontrar pequeñas alegrías en medio del inmenso dolor", así firma Tetiana Zhavzharova, directora de la ONG ecologista "Ecosense", una foto que tomó en Leópolis el fin de semana. Ha sido su primer viaje fuera de la ciudad de Zaporiyia, en primera línea del frente, en más de 14 meses de invasión rusa.
El contraste entre su ciudad de origen y Leópolis, situada a unos 1.000 km de la línea del frente, es significativo. En Zaporiyia, las sirenas de alarma, las colas para recibir ayuda humanitaria y los ecos de las explosiones se han convertido en un elemento habitual del día a día. Afortunadamente, dice Tetiana a Efe, el ambiente en Leópolis es más relajado.
Varias decenas de miles de tulipanes, donados a la ciudad desde Holanda, han florecido, atrayendo a residentes y ucranianos desplazados que encontraron refugio en la ciudad. El pleno florecimiento en la segunda primavera de la invasión rusa contrasta con la cruda realidad de la guerra.
"La vida es difícil, pero hay que buscar cosas que la hagan más luminosa y agradable". Tetiana se suma al enfoque de las "pequeñas alegrías" que le ayuda a adaptarse psicológicamente a la guerra, defendido por su colega, la psicóloga Victoria Sokolova.
"Aunque después de un bombardeo lo único que veamos sea un fuego, deberíamos intentar divisar algo, como una flor, que nos ayude a gestionar nuestras emociones y nos dé esperanza", explica Tetiana.
Mantenerse activa profesionalmente, dividir los planes en pequeños pasos y apoyar a quienes necesitan especialmente nuestra ayuda también la ha ayudado a sobrellevar la absoluta imprevisibilidad y el caos de la guerra.
"Nunca sabes si tú y tus seres queridos vais a estar vivos mañana o no", comparte Tetiana, mientras subraya que es más fácil para aquellos que son activos que para los que tienden a quedarse en sus apartamentos y estar al tanto todo el tiempo de las aterradoras noticias.
"Te sientes más fuerte cuando ayudas a los demás", subraya Tetiana.
Espera la contraofensiva "con cierto temor" y sabe lo difícil que va a ser para los soldados. Sin embargo, como muchos ucranianos, no se limita sólo a esperarla.
"Todo el mundo intenta ayudar, ya sea tejiendo redes de camuflaje, haciendo donaciones para el ejército o ayudando a las familias de los soldados", subraya Tetiana.
Las huellas de la guerra están por todas partes en Leópolis, con vehículos verdes militares aparcados en el centro y soldados vestidos de uniforme paseando con sus familias, mientras disfrutan de un breve permiso.
Casi cada día, el ajetreo de la céntrica plaza Rynok se detiene bruscamente por la mañana. Una melodía de trompeta penetra el silencio mientras los residentes despiden a uno o varios soldados caídos antes de que sus cuerpos sean llevados al cementerio.
En el cementerio se está celebrando una misa conmemorativa cerca de la tumba de un soldado que resultó muerto hace exactamente un año. Las ventanas de una maternidad cercana dan a las tumbas.
El sacerdote dice: "La muerte es dolorosa. Pero nuestros recién nacidos pueden sentirse seguros sabiendo que nuestros soldados luchan por su futuro, para proteger su oportunidad de vivir en un país libre".
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