Sí, en Pompeya ya había pasos de peatones (y tenemos la prueba)

Paso de peatones en Pompeya / PIXABAY
D. S.

15 de septiembre 2022 - 09:00

Mientras que en España debatimos sobre si es necesario o no un seguro obligatorio para circular con los patinetes y si este tipo de VMP tiene permitido cruzar los pasos de cebra, un simple repaso a la historia nos permite comprobar que la originalidad actual sólo viene dada por las nuevas tecnologías y que lo demás está prácticamente inventando desde la época de los romanos. Porque sí, en Pompeya ya había pasos de peatones (y tenemos la prueba).

Si uno tiene la oportunidad de visitar esta antigua ciudad romana situada en la Campania, próxima a la actual Nápoles, disfrutará de un territorio sorprendentemente bien conservado pese al paso de los siglos, con fuentes que servían para abastecer de agua a sus habitantes, desagües y depósitos de desechos o un desarrollado sistema de seguridad vial. Sí, no hablamos de pasos de peatones luminosos como los que hay en el siglo XXI, pero sí de elementos identificativos que servían para regular el tráfico y cruzar de una acera a otra. Aquí os explicamos cómo eran los pasos de peatones en la antigua Pompeya.

Los romanos, como nosotros, ya usaban pasos de peatones para cruzar las calles. No estaban pintados, sino que estaban formados por piedras elevadas, como si fuesen un camino de piedras sobre un río. Franjas de tres o cuatro piedras (como las de la imagen que acompaña la noticia); y franjas de dos o incluso una única piedra central, dependiendo de la anchura de la calzada.

¿Cómo circulaban los carros por la calzada?

Los pasos de peatones se colocaban principalmente para que la gente pudiera pasar de una acera a otra y el motivo de altura de las piedras era para que en días de lluvia se pudiera cruzar sin pisar la calzada, generalmente llena de agua, barro y estiércol. ¿Y qué hacían los carros por entonces? La distancia entre las piedras estaban colocadas teniendo en cuenta la dimensión de los mismos, que pasaban reduciendo la marcha como hacen ahora los coches en un badén pronunciado.

Eso sí, del ruido que se generaba por las noches cuando se permitía el paso de mercancías y del olor que desprendían las calles por los residuos acumulados sólo puedan dar fe aquellos que vivieron aquel momento y que ya empezaron a comprobar lo que supone una regularización horaria en el tráfico, con sus pertinentes señales, placas identificativas de calles y vías e incluso estatuas que te anunciaban que debías reducir la velocidad en un cruce. Y es que los romanos eran expertos ingenieros...que posiblemente tendrían la solución a los problemas con los patinetes.

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