Sequía en Andalucía, de la urgencia a las estrategias de supervivencia
Agua
El último informe trimestral de la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (AEOPAS) subraya la gravedad de la situación en varias provincias andaluzas, como Sevilla, Málaga y Almería
En el cuarto trimestre del año hidrológico 2023-2024, el sur de España, y particularmente Andalucía, se ha convertido en una de las regiones más afectadas por la sequía prolongada y la escasez de agua. La Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (AEOPAS) acaba de presentar su último informe de sequía correspondiente al 4º trimestre del año hidrológico 2023-2024, que subraya la gravedad de la situación en varias provincias andaluzas, como Sevilla, Málaga y Almería, donde el impacto de la falta de precipitaciones y la gestión ineficiente de los recursos está afectando tanto a la población local como a la economía regional. El documento desglosa algunas medidas implementadas para afrontar esta crisis hídrica en Andalucía.
Escasez y abastecimiento precarizado en Sevilla
En la provincia de Sevilla, la comarca de la Sierra Sur ha sido una de las más perjudicadas por la sequía en Andalucía. Municipios como Algámitas, Los Corrales, El Saucejo, Martín de la Jara, La Roda de Andalucía y Villanueva de San Juan están enfrentando cortes de agua que afectan a cerca de 17.000 habitantes. Aunque se encuentran dentro de la Demarcación Hidrográfica del Guadalquivir, en la Unidad Territorial de Escasez (UTE) Sistema General, las soluciones aún no son suficientes para garantizar un abastecimiento continuo.
Además, la situación en localidades como Gilena, Casariche y Estepa, que dependen de acuíferos sobreexplotados, sigue siendo crítica, ya que las lluvias de primavera no han logrado recuperar los niveles necesarios para satisfacer la demanda. Ante esta realidad, la Diputación de Sevilla ha propuesto fusionar el Plan Écija y Aguas del Huesna junto al Consorcio Sierra Sur, con el objetivo de optimizar la gestión del agua y anticiparse a nuevas emergencias.
Alerta en la costa malagueña
El litoral de Málaga y sus alrededores están entre las zonas más afectadas de toda Andalucía. Los 90 municipios de la demarcación mediterránea, que incluyen la aglomeración urbana de Málaga y la Axarquía, se encuentran en estado de emergencia, afectando a cerca de 1,4 millones de habitantes. El Sistema del Embalse de la Viñuela y el Levante Almeriense llevan en situación crítica desde el verano de 2021, y las reservas actuales garantizan agua solo para los próximos 10 meses.
Desde junio de 2024, la flexibilización de las medidas de control de consumo impulsada por la Junta de Andalucía ha empeorado la situación. Los embalses del sistema han perdido casi un 39% de sus reservas totales en tan solo tres meses, lo que deja a la región en una posición extremadamente vulnerable. Para agravar la situación, en municipios del interior de Málaga, como Villanueva de la Concepción, Almogía y Casabermeja, se han registrado interrupciones de suministro durante el verano debido al aumento de la demanda por el turismo y la falta de recursos.
Almería, un problema histórico que persiste
La provincia de Almería, que ya enfrentaba problemas de abastecimiento, se encuentra en una situación especialmente complicada. La Mancomunidad del Levante Almeriense, compuesta por 14 municipios y con una población de 86.785 habitantes, así como Níjar y la Sierra de Filabres y Estancias, también están en emergencia. La presión sobre los recursos hídricos se ha intensificado con el crecimiento del turismo en Almería y la falta de lluvias significativas en el último invierno, llevando a la región a depender en gran medida del suministro de agua a través de cisternas y otras medidas de emergencia.
Problemas estructurales y demandas excesivas
El informe destaca que, a pesar de algunas mejoras temporales en el nivel de las reservas, la situación en Andalucía es extremadamente frágil debido a la obsolescencia de las infraestructuras y la creciente demanda de agua, especialmente en las zonas turísticas del litoral. La cuenca Guadalete-Barbate y las Cuencas Mediterráneas Andaluzas se encuentran entre las demarcaciones con menores reservas hídricas de todo el país, con un 22% y 25% de su capacidad total, respectivamente, lo que pone en riesgo el abastecimiento para millones de habitantes.
Estrategias de supervivencia
Ante este panorama, el informe de AEOPAS plantea la necesidad de adoptar estrategias integrales y a largo plazo para mitigar el impacto de las sequías en Andalucía. Entre las recomendaciones se encuentran:
- Racionalización de consumos y reducción de fugas: Implementar planes de digitalización y control del ciclo urbano del agua para optimizar el uso de los recursos disponibles.
- Protección de las fuentes de agua subterránea y regeneración: Fortalecer la gestión de los perímetros de captación y fomentar la reutilización del agua en procesos agrícolas e industriales.
- Mejora de la gobernanza del agua en Andalucía: Desarrollar un modelo de gestión que priorice la sostenibilidad y equidad en el uso de los recursos hídricos, garantizando la satisfacción de las demandas básicas para la población.
- Implementación de planes de sequía efectivos: Los planes de emergencia deben estar alineados con las necesidades específicas de cada territorio y aplicarse con rigor, evitando flexibilizaciones que puedan poner en peligro las reservas a largo plazo.
Aunque las lluvias primaverales han mejorado las reservas hídricas en gran parte del país, zonas del sur y levante continúan sufriendo una grave escasez de recursos. Actualmente, alrededor de 100.000 habitantes en España aún enfrentan problemas de acceso al agua potable. La situación de la sequía en Andalucía es un reflejo de la problemática hídrica que afecta a todo el país. La combinación de altas temperaturas, cambios en los patrones de precipitación y una creciente demanda está llevando a la región a un límite peligroso. La única salida viable parece ser una gestión más estricta y coordinada de los recursos hídricos, junto con una profunda revisión de los modelos de consumo y la implementación de tecnologías para el uso eficiente del agua.
Si bien el informe advierte que la situación no mejorará significativamente en el corto plazo, las recomendaciones y medidas propuestas pueden marcar la diferencia entre un futuro de escasez permanente y una gestión hídrica resiliente que permita a la región adaptarse a los efectos del cambio climático.
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