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En Navidad habrá manjares del Mediterráneo pese a las protestas de los últimos días. En el Mercado de Almería, el paro en las lonjas les ha afectado en una época crucial para la facturación, pues es cuando más almerienses quieren comer pescado y marisco. "No tenemos nada de género, lo que estamos vendiendo es porque en el Atlántico y Cantábrico sí se está trabajando", cuenta Jesús Manuel Herrera, que es empleado de un puesto de marisco de este recinto comercial. Muchos han comprado ya para las fiestas y luego lo congelarán.
Quienes están comprando con anticipación para las fiestas navideñas "están acertando", sintetiza uno de los vendedores que realizan su labor en este espacio del centro de la capital, quien explica que no siempre es posible encontrar los tamaños de pescado que los consumidores desean por la realidad de la mar. A ello se suma la importancia de cuidar el bolsillo. Aunque este parón no debería suponer un lastre para los precios, cuanto más cerca está la Nochebuena, más se encarece el producto.
Que el sector de la pesca sufra un recorte de días y de capturas, con la consiguiente bajada de rentabilidad económica, no afectará solo a quienes van en los barcos, sino a los empleos indirectos que genera, como es el caso de quienes venden el producto que se compran en las lonjas, que han parado tanto lunes como martes para protestar por la crisis de esta actividad económica fundamental en las localidades próximas a la mar. Este jueves se espera que se termine de recuperar la actividad y, por ende, los productos de 'kilómetro cero' regresen a los puestos del mercado.
"Esto no beneficia a nadie, tenemos mucha incertidumbre", cuentan sobre lo que ocurrirá en 2025, quien teme que se destruyan los empleos "de quienes dependen de la pesca" en tierra. "A los barcos se les subvencionará, pero a nosotros quién nos subvenciona", se preguntan. Creen que las fiestas navideñas pasarán sin mayor problema, salvo por un cambio en las condiciones metereológicas, y que lo duro llegará a partir de enero, cuando el sector de la mar se enfrente a su nueva realidad. La escasez de producto no es una amenaza. "Vamos a tener una Navidad de buen tiempo".
Trabajar se ha convertido en una odisea. Quienes no disponen de género del Atlántico, deben esperar a que los barcos vuelvan al Mediterráneo. "No hemos vendido nada, hemos empezado a vender ayer", cuenta Mari Ángeles Caparrós, quien espera que el desbloqueo de la negociación en Bruselas le permita salvar la campaña navideña. "Este sector es una cadena, no se trata solo de ellos", apostilla. En su mostrador faltan salmonetes, rapes o bacalailla, como en buena parte de los que se encuentran en la planta baja del Mercado de Almería. Ni producto ni abundancia de clientes en otro día complicado para el sector primario.
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