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Agricultura
El canal de televisión franco-alemán 'Arte' acaba de emitir en su canal de YouTube un documental en el que denuncia los "problemas ecológicos y humanitarios" que suponen los invernaderos de la provincia de Almería. El reportaje "El mar de plástico de Almería" aborda cómo 100.000 personas "se ganan la vida" en el 'mar de plástico' y cómo son las condiciones laborales en ellos. "Esta provincia vende fruta y verdura a supermercados de toda Europa", arranca el reportaje, dispuesto a denunciar los problemas tras esta "bendición".
"En Almería hay una lucha entre la agricultura y la conservación de la naturaleza", explica Marcos Diéguez, activista ambiental de Ecologistas en Acción, quienes se encargan de localizar y denunciar la existencia de vertederos ilegales de plástico, que es uno de los protagonistas del reportaje, de media hora de duración. In situ, junto a los plásticos abandonados y amontonados, explica cómo "la principal razón de esto es económica, es para ahorrarse costes". Un plástico que se va deshaciendo al sol pero que nunca llega a desaparecer, dejando una montaña de residuos.
El documental, que destaca que Francia es uno de los países que más importa los productos que se producen en Almería, incide en que la contaminación por plásticos puede llegar a los alimentos que se cultivan en la 'huerta de Europa'. "No sabemos los efectos que puede tener para la salud de las personas que coman eso", afirma Diéguez, a quien muestran retirando los plásticos que generan esta contaminación.
El testimonio de Diéguez no se centra solo en el daño que puede sufrir la tierra en la que se cultiva sino en las condiciones de vida de quienes allí trabajan. "El problema son los residuos y las chabolas de la gente que no tiene recursos suficientes para vivir y tiene que hacerlo en esas condiciones", añade, destacando que "son mano de obra barata para los invernaderos.
Los periodistas visitan una de las zonas donde se hacinan los temporeros, Atochares. "Muchos no tienen papeles, cobran por debajo del salario mínimo y viven en condiciones difíciles", narra el reportaje. "El problema no es tanto la electricidad como el agua", narra uno de los entrevistados en el lugar, Boucabar Cissé, que trabaja seis días a la semana en el campo tras haber migrado desde Senegal. Su vida actual es un "sacrificio" que realiza por ayudar a su familia y amigos. El documental muestra donde duerme, donde recolecta el agua o hace ejercicio, que es "vital para trabajar".
"A causa del idioma, muchos migrantes desconocen sus derechos con respecto al salario, las horas laborales o las horas extra", continúa el reportaje, que expone de igual manera a quienes defienden que son casos puntuales de un sistema que es sostenible, fuera de las críticas con las que arranca el documento, recalcando que es Marruecos quien tiene menos controles a la hora de exportar sus alimentos a Francia.
El reportaje incide en los vídeos que muestran accidentes laborales en los invernaderos y cómo los "trabajadores se han tenido que convertir en periodistas" para documentar lo que allí sucede. Son fragmentos en los que se denuncian que los dueños de las explotaciones no se encargan de socorrer a los empleados si sufren heridas.
El reportaje no solo muestra los invernaderos en los que las cosas se hacen mal, sino que muestra casos de buenas prácticas. Los periodistas entrevistan a Esther Molina, una agricultora ecológica de la provincia, que no usa pesticidas y que recicla todo el plástico. "Como almeriense, el agua es lo más importante, es oro líquido", cuenta, explicando que riega a través de la desaladora y de lo que deja la lluvia.
"Ser agricultor no es vivir de la agricultura, es tu vida ser agricultor. Eso no te lo da ningún trabajo", defiende. Es la parte de quienes hacen un buen trabajo en Almería, un fragmento que llega a mitad del reportaje y que se centra en las innovaciones para realizar un trabajo sostenible y meticuloso a la hora de controlar las plagas, pese a que ese esfuerzo, denuncia, no se ve recompensado por los precios en los supermercados, pues "son muchos más altos, pero eso no llega al agricultor".
La hipótesis que lanza el reportaje es si una concienciación por parte de los consumidores provocaría un vuelco en la precariedad de los trabajadores. "Almería debería hacer más. Estamos trabajando para este país y es nuestra única opción. Deberían facilitar la integración", denuncian los temporeros. Los migrantes que viven en las chabolas cuentan como el compañerismo es la única manera de solventar sus problemas y los sindicatos explican que quienes trabajan en el campo carecen ya de libertad para denunciar las malas condiciones, al depender de las multinacionales. El reportaje acaba pidiendo cooperación para cambiar la situación.
No es la primera vez que la televisión francesa pone el foco en cómo es el trabajo de la agricultura almeriense. En febrero, en plena revuelta de los productores galos contra los productos importados, el informativo nocturno de la cadena TF1, uno de los más vistos del país, emitía un vídeo denunciando las malas condiciones de quienes trabajan en el sector primario. "Presos en los invernaderos", se titulaba el reportaje, que suscitó una polémica, al darse en la misma época en la que la exministra Ségolène Royal había criticado los tomates producidos en España.
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