La subasta de CASI, referente para los mercados: "Posicionamos nuestros tomates en Europa"

Agricultura

Miles de kilos de distintos productos hortofrutícolas se subastan a diario en distintas comercializadoras almerienses y fijan la tendencia de los precios

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Subasta tomate CASI
Subasta tomate CASI / Javier Alonso

La subasta es una herramienta de comercialización que no se pierde. Ni se debe de perder. Aunque el mercado varía cada año y las estrategias de venta evolucionan, las tradicionales subastas se han convertido en imprescindibles en el sector agroalimentario para fijar los precios del día a las aperturas de los mercados.

Aunque muchas veces se les da menos importancia de la que realmente tienen, el consejero Ramón Fernández-Pacheco les hizo un guiño recientemente en un encuentro de trabajo con la Federación Andaluza de Asociaciones de Empresarios Comercializadores Hortofrutícolas (ECOHAL). El almerienses destacó el papel de las subastas y de las empresas comercializadoras como “pilares fundamentales” del sistema hortofrutícola andaluz: “Las subastas son una herramienta clave para garantizar transparencia, competencia y precios justos para nuestros agricultores”, dijo en la sede de Agroejido, en El Ejido.

En la provincia son muchas las subastas de frutas y hortalizas que se realizan cada día. Miles de kilos de productos de primera calidad por los que los compradores pujan a un precio justo, más o menos beneficioso para el agricultor, dependiendo de la demanda. Un ejemplo es la de CASI, convertida en referente en el segmento del tomate europeo. Cada mañana, la Cooperativa Agrícola San Isidro subasta las mejores variedades del campo almeriense y marca la tendencia de venta, a la que están atentos los clientes europeos.

“La subasta es la manera más transparente de comercializar productos hortofrutícolas ya que ajusta la oferta y la demada diaria. Al seguirse minuto a minuto, se ajustan los precios de forma instantánea. Es una herramienta que sirve para posicionar los productos en el mercado, en el cliente final. En nuestro caso, claro está, los tomates de Almería. De esta forma, la subasta se convierte es una referencia muy importante para los precios y la de CASI tiene gran repercursión en los proveedores europeos”, comentaba Diego Palenzuela, trabajador de CASI, en la subasta realizada en las instalaciones de la cooperativa en la mañana del pasado sábado 29 de marzo.

Lotes de tomates apilados en el almacén de CASI, preparados para ser vendidos y cargados.
Lotes de tomates apilados en el almacén de CASI, preparados para ser vendidos y cargados. / Javier Alonso

¿Cómo funciona la subasta?

Sin duda, lo más importante en las subastas es el género y eso lo aporta el agricultor desde la noche anterior. Son centenares de camiones los que llegan cada día hasta el almacén de CASI para descargar miles de kilos que se van a comercializar a primera hora. A las nueve de la mañana se da el pistoletazo de salida a la venta, que suele durar en torno a una hora.

“Antes cargábamos todo a peso desde la entrada al bloque, que era donde se iba exponiendo. Ahora viene mucho ya paletizado, que son pesos de 500 kilos, y se junta en el bloque. Luego, cuando termina la subasta y hay que cargar, todo se levanta paletizado, hay un robot que se encarga de ese trabajo, está todo el rato levantando palet, no hay otro igual en ningún almacén”, dice Palenzuela, que cada día realiza el trabajo logístico de preparación de las cajas de tomate junto con sus compañeros.

Subasta tomate CASI
Subasta tomate CASI

Con puntualidad, a las nueve de la mañana arranca la venta dentro de la subasta, donde se marca el precio. Antes de esto, a las siete y medio u ocho, el comprador empieza a ver los lotes para luego situtarse en la subasta arreglados al precio por el que quieran pujar. “Ahí es donde empieza la estrategia de cada de los proveedores: si quieres una cantidad importante, no te puedes dormir, tienes que pujar; si lo que buscas es un palecico, poca cantidad, más vale estar a la expectativa a ver qué pasa”, recomienda Diego que puntualiza que la producción y comercialización del tomate ha vuelto a animarse después de unos años donde ha estado de capa caída, sobre todo ante la exigente competencia que es Marruecos: “Llevamos unos cuatro o cinco años que ha vuelto a animarse el mercado, esto se ha llenado nuevamente de ganas. Veo interés en la gente, los agricultores están nuevamente contentos después de haberlo pasado mal y temido que el tomate pudiera venirse abajo. Te puedo decir que en estas últimas cuatro campañas veo que ha habido un cambio importante para bien, hay nuevamente interés por el tomate, se está volviendo a fortalecer este cultivo”, indica el almeriense.

Martes y sábado, mayores ventas: un millón de kilos

Como en cualquier comercialización, en las subastas lo más importante es la materia prima, la calidad y la cantidad del producto por el que se puja. Siendo tomate de CASI, la calidad es indiscutible. Son más de veinte variedades producidas en el campo almeriense, la mayoría de ellas destinadas a la exportación

En cuanto al volumen de tomate que de martes a sábado llega a los almacenes de CASI, no son los kilos de antaño pero poco a poco se recuperan unas cantidades considerables. “Martes y sábado manejamos entre a 900 mil y un millón de kilos. El resto de los días de la semana, que son más tranquilos que éstos dos, trabajamos con entre 500.000 y 600.000 kilos”, apunta Diego Palenzuela que recuerda tiempos pasados: “Antes el volumen era mucho mayor, teníamos unos dos millones de kilos diarios. Era todo el día cargando lotes, había días en enero y febrero no se cerraban las puertas”.

De entre todas las variedades que a diario entran en la cooperativa de La Cañada, el rama y el suelto son las más demandadas. “El tomate rama es uno de los lotes que competimos con Holanda, como nos pasa con Marruecos con el suelto. Son quizás nuestros dos grandes bastiones. El rama quizás sea el artículo del que más cantidad tenemos, mientras que el suelto ha perdido un poco de mercado en favor de otras variedades como puede ser el corazón de buey invertido, el raf, el pera, el cherry”, dice Palenzuela que alaba la aparición de un “tomate fenomenal”, como es el invertido: “Creo que ahí tenemos filón ahora que todavía no se han metido otros mercados. Aquí estamos siendo capaces de trabajar muy bien el tomate corazón de buey invertido y los precios están acompañando”.

¿Y cómo se fijan esos precios? Es una cuestión de intuición, de estar todos los días al pie del cañón en la subasta, la propia oferta y la demanda lo marcan. El pasado viernes, el racimo valía 97 céntimos, venta al agricultor y todo el mundo esperaba 1,05 euros. Sin embargo, la sorpresa saltó cuando el precio llegaba a los 1,13 euros. “Nosotros marcamos el precio de los mercados europeos de tomate por la mañana. Si la pizarra va para abajo porque no hay demanda, el valor irá bajando. Pero si la demanda es alta, seguramente los precios irán subiendo. Es decir, si nosotros empezamos vendiendo a un euro, a lo mejor acaban por la tarde a 1,20, Y al día siguiente van a entrar a 1,30 en la subasta”, explica Diego Palenzuela.

Más o menos, una hora de venta a clientes, tanto nacionales como principales internacionales, de las más de veinte variedades de tomate que comercializa la cooperativa almeriense. “La subasta es para toda Europa, nuestra principal fortaleza es la exportación. Es decir, que a diario se juntan en la CASI proveedores internacionales que compran tomate almeriense para cargarlo y distribuirlo por todos los lineales de Centroeuropa. Hoy [por el pasado sábado] he estado hablando con una muchacha estonia, que quiere mandar tomate cherry allí. Hacemos incluso Ucrania. Yo antes tenía un cliente buenísimo ucraniano, que compraba mucho. Ahora, con la guerra y la difícil situación de ese país, se ha complicado mucho la cosa, pero antes es verdad que era un mercado emergente”, recuerda.

Un día tras otro, de martes a jueves, miles de kilos a la venta en la subasta de CASI. Así es el mercado hortofrutícola almeriense. Y que no falte nunca.

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