“Ser sostenible o no puede determinar cómo eres visto en el mercado”
Juan Colomina, delegado de Coexphal
Insiste en que si el sector hortofrutícola ve en la sostenibilidad un argumento de marketing será más competitivo
Almería/La Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería, Coexphal, informaba recientemente a sus empresas asociadas sobre la nueva área de Sostenibilidad con la que cuenta la asociación, que nace con el objetivo de fomentar la integración de la sostenibilidad en las firmas del sector hortofrutícola. Juan Colomina, que llegaba como gerente a Coexphal en 1989 y que en 2015 pasaba a ser consejero delegado, explica la relación entre lo que entraña el concepto ‘sosteniblidad’ y el campo almeriense.
–Desde años atrás viene hablando de la necesidad de que el sector agrícola almeriense redefina su relación con el medioambiente, el ciclo del agua o los residuos, entre otros aspectos. ¿Por qué ahora Coexphal crea el área de Sostenibilidad?
-La sostenibilidad está de moda porque se ha convertido en una gran idea-fuerza para captar la atención de todo el mundo. Esta idea-fuerza está lanzada por algunos organismos y la Organización para las Naciones Unidas (ONU); entiendo que se lanza porque la ONU hace suya la preocupación que la opinión publicada, no tanto la pública, muestra desde hace años por el medioambiente. La idea-fuerza de la sostenibilidad ya no
solamente incluye el aspecto ambiental, sino también el social y económico. Éste último siempre ha estado presente en cualquier organización o persona que pretende pervivir, así la pretensión de las empresas siempre ha sido ser viables. A partir de ahí se incluye el aspecto social; entendemos como sostenible que esa duración no comprometa las generaciones futuras. Para nosotros, que este concepto esté de moda se traduce en que se convierte en un argumento de marketing muy potente. Hoy en día, el ser sostenible o no serlo puede determinar cómo eres visto en el mercado. Cómo te consideren los consumidores o la sociedad es muy importante en relación a tu capacidad de tener más o menos éxito en tu actividad económica, por lo que estamos obligados a atender a esta gran idea-fuerza.
–¿Cómo se inicia este trabajo?
-Empezamos a trabajar en nuestra manera de evaluar nuestra relación con el nuevo concepto que engloba los tres aspectos y nos damos cuenta de que aparecen muchas paradojas. Nos encontramos con cosas que aparentan ser algo y son otra cosa, tanto en positivo como en negativo; que existen prejuicios que hay que desmontar, que es necesario un trabajo en profundidad y de interpretación de lo que representa el sector, de lo que hacemos aquí y cómo se contempla y también un trabajo de comunicación para explicar qué estamos haciendo.
–En el pasado año se celebraron en esta tierra las jornadas ODS agroAlmería en que se comunicaron, principalmente, las bondades de este modelo, ¿hacemos todo bien pero hay que hacer hincapié en comunicarlo o hay cosas que hacemos mal?
-Ese es el error de aproximación a este tema, aquí no hay absolutos. Cuando digo que pienso que hay paradojas es precisamente por ello. Hay que ser muy prudente en la aproximación a este tema porque hay que conocer el contexto y la historia. Pongo un ejemplo que a mí me pusieron: en los años 50 la actividad económica en la capital almeriense propiciaba la deforestación de unos 50 kilómetros a la redonda. ¿Y qué
viene a frenar esa deforestación a través de la recogida de matorral? Pues algo que hoy se considera como poco sostenible, la bombona de butano o los hidrocarburos en general, que los puedes usar en hogares y empresas. ¿Entonces el butano, el propano, el carbón son sostenibles o no? Por eso digo que no es tanto si esto es sostenible o no, si cumple o no cumple. Se ha hecho un trabajo a partir del lanzamiento de la idea-fuerza para intentar sistematizar y objetivizar lo mejor posible unas metas y cuantificar a través de escalas si se consiguen o no estos objetivos, pero incluso ese trabajo que se ha hecho puede considerarse que está sesgado por según quien lo haya hecho. Uno de los argumentos respecto a esto es que quien ha elaborado los ODS ya ha desarrollado una manera de actuar poco sostenible y ahora se esgrime como un obstáculo a los países que están en vías de desarrollo. También existe el dilema de la tecnología disponible, de los objetivos más críticos como propiciar un modo de vida decente a un grupo de población en determinados territorios,...; entendiendo que todo es bastante discutible e interpretable, tenemos que buscar algo a lo que aferrarnos para intentar medir y pesar lo que hacemos y a eso nos ponemos: a interpretar y comunicar. En primer lugar, nos centramos en todo lo que se ha trabajado en esta idea-fuerza, a considerar el contexto en que nos encontramos en Almería y cuál es nuestro papel, cómo lo hemos desarrollado y cómo podemos cambiarlo para ajustarnos a esa idea plasmada en los ODS o en el Pacto Mundial. Al no haber absolutos tienes que buscar con quién compararte en el tiempo, espacio y buscar grupos o trabajos homólogos. ¿Qué se está haciendo en la producción de hortalizas en el mundo?, ¿qué se puede comparar con Almería?, ¿cuál es su impacto económico, social y ambiental? Creamos un equipo y trabajamos con la Universidad de Almería y productores holandeses; nos dimos cuenta de que Almería está muy bien situada.
–¿Cuándo arranca este trabajo conjunto?
-Los primeros trabajos se iniciaron hará unos 15 años cuando hicimos un estudio de impacto sectorial que nos aportó conclusiones positivas, no fue una sorpresa pero tampoco esperábamos estar tan bien. Nos dimos cuenta de que el principal inconveniente era la imagen; la ocupación del territorio tan intensiva no era agradable a los ojos y opinión de terceros, para el que venía el principal impacto era el paisajístico. Gracias a ese
primer estudio nos dimos cuenta dónde se podía actuar. Esto fue antes del cambio que se dio en Almería cuando de ser el control químico la principal arma para luchar contra las plagas pasó a ser el control biológico. En esto, ¿se puede mejorar? Claro, se puede avanzar en ello. En cuanto al agua sabemos que se pueden diversificar las fuentes, no solo usar agua de los acuíferos, sino avanzar en desalación y depuración, reaprovechar el agua, tenemos que estar más vigilantes con el territorio, por ejemplo en que no se ocupen los cauces, que el perímetro de las zonas de producción esté fijado y haya un tratamiento respetuoso en las zonas de transición y atender los enclaves como la Balsa del Sapo, la Albufera de Adra, Punta Entinas o el Parque Natural de Cabo de Gata. Este trabajo inicial sirvió para darnos cuenta a qué prestar atención quizá sin ponerle medidas, pero tuvimos claro que había que impulsar el control biológico, y se ha hecho un trabajo muy bueno, que se tenía que impulsar la desalación, y se ha hecho pero, por supuesto, quedan asignaturas pendientes. Ahora, donde más se está avanzando es en que esta idea-fuerza se ha convertido en un gran argumento de marketing que puede hacer que la visión sobre nuestra manera de trabajar sea mejor o peor. Se trata de evaluar lo que desde el nacimiento de las actividades que tienen que ver con el sector en Almería hace 60 años hasta hoy ha venido ocurriendo y los efectos en los tres aspectos: económico, social y ambiental y lo que ha hecho la propia Coexphal. Queremos que esta sensibilidad acerca de esta idea-fuerza sea asumida de manera consciente, pues de manera inconsciente siempre ha existido, así en la resistencia de los agroquímicos, incluso en su época más gloriosa, pues tanto es así que el nombre que tenían los pesticidas era veneno. Eso es lo que llamo actitud inconsciente pero positiva de cara a la sostenibilidad. Ahora lo que queremos es que todos los agricultores y trabajadores del sector seamos conscientes de que existe la idea-fuerza, ODS, Pacto Mundial y que nuestra actividad va a ser medida por terceros.
–En las últimas campañas, siempre en las mismas fechas, medios de comunicación extranjeros ponen el acento en las condiciones de los temporeros inmigrantes y en los residuos plásticos y no se actúa como sí se hizo cuando la ‘crisis del pimiento’. No sé si es porque en estos dos aspectos se requiere la acción de la Administración pública y lo otro dependía del sector.
-Nos preguntamos muchas veces porqué hay temas que se enquistan y otros se resuelven. Sabemos que tenemos que migrar del control químico al biológico y se hace; en cambio, sabemos que tenemos que erradicar el chabolismo y no se hace. La clave está en que los temas que dependen del sector, el sector se autoorganiza y los resuelve por interés propio y egoísta. Había un economista clásico que explicaba la economía desde la óptica social y de mercado, así decía que el que tú tengas pan por la mañana en tu mesa caliente y bien hecho para desayunar no depende de que haya un gobierno que altruistamente piense en que tú debas tener ese pan, sino que hay alguien que produciendo y vendiendo ese pan gana dinero. ¿Por qué los almerienses cambian del químico al control biológico? Porque sabemos que si hacemos ese cambio vamos a vender mejor las hortalizas.
–Pero con la crisis de los pesticidas se reaccionó rápidamente
-No, eso se venía cociendo de años atrás, pero hubo un momento en que se cambió. Por ejemplo, el
laboratorio de Coexphal para controlar el abuso de los químicos nació en 1988, el seguimiento y el proceso de sanción de los pesticidas ilegales y la superación de límites de residuos se venía haciendo desde los 90 de manera seria. La preocupación de lo que hoy se llama sostenibilidad viene de muchos años, pero ahora lo que consideramos necesario es analizarlo y verlo desde la óptica de las sostenibilidad porque ha pasado a ser un argumento de marketing importantísimo; si conseguimos verla como tal seremos más competitivos. La idea es que todo el sector funcione como sistema orientándose a esos ODS, sin comprometer la viabilidad económica y ambiental porque la social viene ligada a la primera.
–Entiendo entonces que la Administración no termina de implicarse en los temas sobre los que se ataca, aunque ahora se ha empezado a trabajar frente a las chabolas en Níjar.
-El sector es mucho más eficiente para solucionar los problemas que la administración, que va tarde. También hemos analizado eso y el porqué. La razón se basa en los incentivos, que funcionan de manera adecuada en el sector, es decir, el sector se ha dado cuenta de que si hace las cosas bien, vende y compite mejor, por eso las resuelve. En el caso del sector público, los incentivos no funcionan así porque la Administración o, mejor dicho, los políticos que están al frente, lo que quieren es ganar elecciones y para ganar elecciones se basan no tanto en lo que hacen, sino en lo que se publica de lo que hacen. Los medios de comunicación locales, por desgracia, no tenéis estos temas entre los prioritarios a publicar, quizás por exceso de prudencia acerca del sector y de Almería. Vosotros pensáis que hacéis un bien si no sacáis todas las cosas que sí salen a nivel nacional o europeo, pero como el político local, que es el que tiene que tomar las decisiones sobre eliminación de núcleos chabolistas, limpieza..., no se ve perjudicado por la opinión publicada, el incentivo no funciona; solo le preocupa cuando sale en los medios locales y le puede perjudicar, es una paradoja. Pero a nosotros nos perjudica porque se difunde en el exterior que es donde vendemos; los europeos no entienden la ineficiencia de la Administración.
–A pesar de esta ‘dejadez’ Coexphal ha ido actuando...
-Coexphal ha firmado acuerdos con recogedores y recicladores de plástico y ellos nos aseguran que ya hay capacidad en Almería para reciclar el 100% de plásticos de cubierta. Esos plásticos están tirados horas, porque inmediatamente vienen a recogerlo. Ahí se ha cambiado el sistema y se ha hecho mucho más competitivo. Antes, de manera recurrente, cuando el petróleo estaba barato, no se recogían los plásticos porque no era interesante, pero cuando subía su precio se recogían; ahora no, es tan eficiente el sistema que se
suelen recoger los plásticos prácticamente en todo momento, pero estamos hablando de cubierta. Hay otros que, quizás, no sean tan rentable reciclar y volvemos a lo mismo: al sistema público, qué hace la administración. Pues se está debatiendo a nivel nacional entre si eso lo tienen que regular unos u otros, ¿qué hay que hacer? Denunciar cuanto más mejor y señalar de quién es competencia. Hace años abrimos un grupo de WhatsApp de consulta para que, cuando se vea algo tirado, se envíe foto y geolocalización; nosotros generamos una denuncia y la presentamos en Medio Ambiente y en el ayuntamiento en cuestión. La única Administración que se ha preocupado por este tema es la Diputación y es un cargo que se ha echado así misma por voluntad propia, excediendo de su competencia y la actitud, para mí, es loable.
–Incidís en la normalización del análisis de la sostenilibilidad a través de memorias GRI.
-Nos dimos cuenta en el camino de comunicar lo que hacemos que el mejor medio es elaborar un documento. La metodología más conocida es la GRI (Global Reporting Initiative) y hemos creado una unidad para hacer esas memorias. Hemos elaborado una primera del sector en Coexphal y ya trabajamos en la segunda de empresas. Es un documento de apoyo, que puede ser un recurso de consulta o de comunicación en el que incluir todo lo que hace la empresa, así en materia de certificación como en otras muchas cosas que no son conocidas.
–Ser sostenible te posiciona mejor, pero estamos en un mercado en que el precio importa mucho.
-El precio va a seguir siendo el mismo, pero la empresa tendrá una mejor imagen y va a ser más conocido el esfuerzo que hace. En Almería, la concentración del sector y su alta productividad nos permite liberar territorio, ocupar intensivamente 30.000 hectáreas permite liberar el resto de la provincia. Tenemos una de las ratios más altas a nivel mundial de territorio protegido, más de un 40%, además somos la provincia con más producción hortofrutícola biodinámica y ecológica.
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