Sergio Valverde: “Ser turronero es un hobby que ayuda a mantener vivas las tradiciones”

Entrevista

Los turrones artesanos de miel y almendra que se fabrican en Ohanes cuentan con un relevo generacional que apuesta por el negocio familiar

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Sergio Valverde, nueva generación de confiteros.
Sergio Valverde, nueva generación de confiteros. / Javier Alonso

CIENTOS de años lleva su familia preparando el turrón artesano en el municipio alpujarreño de Ohanes para mantener viva una de las grandes herencias que tiene la rama de los Valverde, su turrón artesanal de almendras. Pensando en el futuro, Sergio será el encargado de tomar el relevo generacional y elaborar a mano esta deliciosa receta que no deja a nadie indiferente cada vez que se acerca la navidad.

–¿De dónde te viene lo de ser turronero?

-Es imposible saberlo. Tenemos constancia de que mis tatarabuelos ya lo fabricaban en una confitería que tenían en el pueblo, después los bisabuelos, mis abuelos, y mi padre los hace ahora, pero no podemos saber a ciencia cierta quiénes fueron los primeros confiteros de la familia. Yo llevo viendo cómo se hace el turrón toda la vida, y desde que tenía 8 o 10 años ayudaba a mi abuelo los fines de semana a preparar los ingredientes. Conforme fui creciendo, cada vez aprendí más cosas y ahora ayudo a mi padre principalmente a envolverle las almendras y meterlo rápidamente en moldes antes de que se enfríe.

–¿Tienes pensado seguir con la elaboración del turrón artesanal?

-Por supuesto que sí. No podemos dejar que se pierdan las costumbres de nuestra familia y de nuestro pueblo. El problema es que hay que tener mucho tiempo, así que lo seguiré haciendo pero de manera puntual. Durante la semana estaré dedicado 100% a mi trabajo y cuando llegue el fin de semana me subiré al pueblo a hacer los turrones junto a mi familia tal y como ha hecho mi padre durante todos estos años con nosotros

–¿Has aprendido ya la receta?

-Llevo toda la vida viendo a mi padre hacerlo y desde siempre he estado con él ayudándole, así que algo se me ha quedado. De todas formas, lo importante no es la receta en sí, ya que se hace con los mismos ingredientes que cualquier turrón, pero lo que hace que esté más rico es la forma de elaborarlo y todas las horas que hay que estar moviéndolo y dedicándose a él. El secreto es ponerse hacerlo y si te sale igual, para adelante. Eso sí hay que atreverse a elaborarlo tal cuál se ha hecho durante toda la vida, a mano y sin máquinas ni nada que lo muevan, y no todo el mundo está dispuesto.

–Pero para estar tantas horas removiendo, ¿no hay que estar muy en forma?

-Es mejor que hacer brazos en el gimnasio. La verdad que es difícil elaborarlo una sola persona, se necesita ayuda sobre todo para envolver las almendras y para pasarlo a los moldes a que se solidifique por eso es algo para hacer en familia, porque además de que aportamos nuestra ayuda nos llevamos unos ratos que son inolvidables.

–Además, son muchas horas, ¿tienes tanta paciencia?

-Te mentalizas como cualquier cosa que haces en la vida. Dices, tengo que estar aquí, pues estoy aquí hasta que pasen las horas y ya tendré otro momento para levantarme y hacer otras cosas. Además, en una sociedad tan digitalizada como tenemos ahora es una manera de desconectar y un hobby muy sano con el que pasar el tiempo.

–¿No tienes pensado perfeccionar la receta con algunas innovaciones?

-En principio quiero mantenerlo tal y como se le conoce. Sería cuestión de ir probando a añadirle cacao o otros frutos secos como nueces o piñones, pero la verdad que es muy arriesgado porque hay que invertir muchas horas para hacer tan sólo una prueba, y el caso de que no salga como esperas, has perdido mucho tiempo que podría haberse dedicado a hacer algo que ya sabes que está bueno, así que para qué vamos a cambiarlo.

–¿Se dice que los turroneros van de fiesta en fiesta para vender su producto, ¿vas a mantener esa forma de comercializarlo?

-Ahora mismo soy yo quien más se encarga de distribuirlo, llevándolo a las ferias gastronómicas y muestras empresariales de toda la provincia. Hemos estado en Cabo de Gata, Senés,Canjáyar…y donde ya se nos conoce y nos guardan un hueco para que expongamos nuestro producto. Esa labor sí que es muy interesante, porque nos permite contarles al mundo nuestra historia y que sepan cómo se fabrica para darle un valor añadido.

–¿Y eres goloso?

-Sí, a mí sí me gusta. Normalmente evito comer dulces porque me gusta cuidarme, pero cuando nos reunimos con familia o amigos no puede faltar el turrón encima de la mesa, y siempre acabo pecando.

–¿El turrón no es un dulce sano?

-Sí lo es. En realidad, aunque parezca mentira, lo que menos lleva es azúcar porque el dulzor se lo da principalmente la miel que es muy sana porque es ecológica 100%, lo que hace que tenga vitaminas y minerales muy buenas. Pero claro, si juntas la miel y el azúcar que son elementos muy calóricos, y además la proteína del huevo, tienes un bocado hipercalórico. Eso sí, es ideal para los deportistas a la hora de competir porque te aporta mucho más que cualquier barrita energética que puedas encontrar en los puntos de avituallamiento y con un poder de absorción muy rápida. Justo media hora antes de entrar en competición te tomas dos trozos de turrón y vas como un tiro.

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