La sequía frustra tres campañas del olivar en las comarcas almerienses de Sierra Nevada
Agricultura
Los regantes apenas disponen de agua y son muchas las aceitunas que ya lucen por los suelos
Un cementerio de olivos centenarios en Almería
Las lluvias de la pasada semana fueron bienvenidas en el faldón almeriense de Sierra Nevada, como en toda la provincia, pero fueron escasas para las necesidades hídricas que tiene Almería. Son muchos los meses sin que una borrasca riegue con agua de manera abundante las tierras de las distintas comarcas almerienses, lo que ha provocado que las fuentes se sequen, los acuíferos cada vez estén más estresados. Y la primera consecuencia de ello es que las comunidades de regantes se quedan sin agua para satisfacer las necesidades de los cultivos.
El panorama del olivar en la zona más septentrional de la provincia es desolador. Abrucena, Abla o Fiñana, entre otras comarcas, tienen muchas fincas sin regar desde hace varios meses. Las zonas de regadío a las que les ha llegado agua, con suerte, regaron hace tres meses. Y aún así los olivos ya vuelven a mostrar estrés, arrugando la aceituna o directamente desechándola. Pero hay otras zonas de la sierra a las que no le ha correspondido regar y es casi medio año con la tierra seca y, por ende, los cultivos sobreviviendo como pueden.
De hecho, desde lejos puede observarse perfectamente la diferencia de las hectáreas con riego de las que llevan meses a su libre albedrío. El color amarillento de las hojas de los olivos las delata, si no directamente los troncos pelados y con pinta de estar mortecinos. Diario de Almería ya publicó un reportaje el mes pasado alertando de esta situación, principalmente en los campos de Tabernas y en esta zona de Sierra Nevada, que ahora es más cruenta, casi a las puertas de comenzar la recolección de la aceituna.
Precisamente muchos de esos productores que suelen coger en fechas próximos a la Navidad para llevar a las almazaras de la zona, no saben si este año van a tener cantidad suficiente para cubrir gastos. “Es una pena, está buena parte de la aceituna tirada por el suelo. El olivo es muy duro, pero también es sabio y cuando le falta agua, desecha el fruto”, lo que provocará un descenso considerable del volumen de aceite producido en la zona.
Y en las fincas más afectadas por la sequía directamente califican la situación como “crítica”, puesto que han perdido posiblemente las próximas tres cosechas. “Para que los olivos vuelvan a producir vamos a necesitar dos o tres años de riego, ahora mismo es imposible”, indican.
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