La sequía arrasa con todo el cereal en la zona de Los Vélez
Agricultura
Juan Pedro Miravete explica cuál es la situación actual del cereal en Los Vélez dónde no se ha podido cosechar nada esta campaña
Las ayudas gubernamentales son la única esperanza frente al abandono
En los tiempos que corren, la sequía es sin lugar a dudas una de las grandes problemáticas que azota a la provincia de Almería. Si hay un sector que se ha visto afectado por la escasez de precipitaciones este está siendo el del cereal, como bien han podido comprobar redactora y fotógrafo en una visita a la producción de cereal de Juan Pedro Miravete, ubicada a 18 kilómetros de Vélez Blanco, en la zona de las Almohallas.
En una mañana de último de mayo en la que el termómetro casi rondaba los 40ºC, temperatura inusual para estas fechas, Juan Pedro condujo a sus visitantes hasta un lugar al que no llegaba la cobertura telefónica para mostrarles la triste realidad que están viviendo los agricultores de la comarca de María-Los Vélez, la mayor productora de cereal de la provincia almeriense. Conforme más se adentraba en las fincas, el panorama era más y más desolador. Donde deberían de estar en estos momentos trabajando numerosas maquinarias agrícolas para recoger el grano, apenas había brotado el 5% del sembrado. Sequía en estado puro.
“En el tiempo que tengo no he conocido tanta sequía”, repetía resignado numerosas veces Juan Pedro conforme recorría la finca mostrando las diferentes sembradas de cebada y avena que no habían nacido. A su vez, recordaba las últimas precipitaciones que llegaron a sus tierras “en esta semana se cumple un año que no ha caído una gota. Recuerdo que fue a primeros de junio del año pasado la última vez que llovió de buena manera, después han caído escasos 7 litros que a los tres días no se conocían. A escasos 30 kilómetros se han registrado 300 litros, pero nosotros hemos tenido mala suerte porque cuando venía el tiempo de un lado u otro nunca nos alcanzaba, quedándonos sin agua”.
“Con éste llevamos ya tres años sin agua, yo no sé cómo vamos a aguantar”, decía Juan Pedro. Y es que este año, ninguno de los productores va a poder recoger absolutamente nada, es decir, todo son pérdidas. Entre la avena y la cebada, en total son 184 hectáreas sembradas entre Juan Pedro y su hijo, lo que les ha supuesto una inversión de aproximadamente 15.000 euros que ha caído en vacío. Con esta plantación el productor esperaba un beneficio cercano a los 24.000 euros, que este año, por desgracia, no formarán parte del ingreso. “Es muy duro, porque hay una inversión de dinero que ya la hemos perdido para siempre. Lo que más duele no es lo que dejas de ganar, si no todo el dinero y trabajo que has aportado y que no vas a poder recuperar nunca”, explica Miravete.
En ese sentido, una mirada esperanzadora de este agricultor, que confía en que las instituciones pertinentes ofrezcan pronto alguna ayuda que les salve frente a unos años ‘ruinosos’. “Si no nos ayudan vamos a tener que abandonar porque los gastos son muchísimos y este año en el que no hemos recogido nada es el último desastre, que nos va a llevar a la ruina definitiva. Necesitamos que nos ayuden, que alguien haga algo, porque estamos desesperados y la única esperanza es que nos quieran ayudar y podamos al menos paliar daños para seguir invirtiendo”, apunta Miravete.
Con este, tres años en los que los productores de los Vélez no pueden cosechar sus cereales. Pero sin duda, éste año la situación ha empeorado notablemente con la pérdida acumulada. “El dinero se nos acaba, y o nos ayudan de alguna manera o no podemos seguir viviendo de esto porque la situación es realmente insostenible. “Al menos el año pasado pudimos aprovechar los pequeños brotes para el ganado pero este año ni eso”, lamenta.
Ahora, vuelve a empezar el ciclo. Juan Pedro ya se plantea si seguir o no labrando la tierra y preparando para el año que viene. “Toca volver a hacer la inversión con un dinero que no tenemos porque no hemos conseguido ningún tipo de beneficio. El Estado da una subvención por hectárea para el cultivo de cereal, que al ser una tierra arrendada yo no recibo. En mi caso dependo 100% de las ventas del año”.
El panorama ha cambiado mucho desde que este productor empezara a dedicarse al cultivo de cereal, lo que no ha cambiado es el trabajo, aunque sí ha mejorado gracias a la maquinaria agrícola. Ahora mismo, son su hijo y él quienes se encargan de todo en la finca, desde el labrado, la siembra, el cuidado, hasta la recogida. La siembra, cada año se realiza con la llegada del otoño para aprovechar las lluvias de invierno que son las que proporcionan el crecimiento, finalizando con la cosecha en torno al mes de junio. “Antes vivían aquí familias enteras que trabajaban las tierras, por eso hay como una pequeña aldea junto al terreno. Muchas personas se esforzaban a diario para sacar esto adelante, pero en aquella época había buenas cosechas y se podía vivir de ello. Ahora tenemos todas las facilidades para hacer el trabajo de una manera más cómoda, lo que nos falta es que llueva y poder obtener buenos resultados”.
Juan Pedro Miravete, con su acento murciano que no ha perdido en los más de 30 años que lleva ganándose la vida en la provincia almeriense, lanza un mensaje optimista antes de concluir la visita. “Estoy seguro de que pueden hacer algo por nosotros, hay dinero para muchas cosas, y no creo que no lo haya desde los Gobiernos para apoyar a aquellos que damos de comer al mundo en un momento en el que lo estamos pasando mal”.
La leyenda de la Retama, un resquicio a la esperanza
Las ayudas gubernamentales son una de las grandes esperanzas de Juan Pedro, que confía fielmente en recibirlas para poder paliar los daños. La otra opción que le aporta la positividad necesaria para afrontar esta mala racha se la debe a su abuelo, quien cuando era joven le contó la “Leyenda de la Retama”.
La retama es una de las pocas plantas que florece en medio de un panorama en el que la tierra árida es la principal protagonista. Una planta de flores amarillas que aporta un toque de color a tanta tristeza reflejada en el ambiente. Según cuenta Miravete, “cuanto más hermosas están las retamas, mejor va a ser la cosecha del año que viene, o eso decía mi abuelo cuando era niño. Mirad como están, que da alegría de verlas. Espero que la profecía se cumpla y que el año que viene podáis volver a visitarnos para ver cómo cosechamos nuestras grandes producciones de cereal”.
Por otra parte, Juan Pedro apunta que “el año pasado pensamos lo mismo, porque la retama estaba también bastante bonita, y mira cómo estamos este año, peor que nunca, así que me da que esto es solo un dicho antiguo, pero a algo hay que agarrarse para seguir en esto y no hundirse cuando la cosa va mal”.
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