La recuperación del chumbo en Almería, una fruta con carisma
Agricultura
Años después de que una plaga de cochinilla destrozara las pencas en la provincia, poco a poco vuelven a formar parte de su paisaje y su comercio
La empresa almeriense Primaflor tiene fincas de cultivo en la zona de Pulpí
La familia Pérez, unas 500 chumberas puestas en El Higueral (Tíjola)
Fotogalería: Las pencas de Almería vuelven a producir los chumbos más sabrosos
Como si de un presagio del coronavirus se tratara, la cochinilla silvestre campó a sus anchas por la provincia devorando con feroz apetito las chumberas, silvestres y de producción, que se encontraba. El ejemplo más claro era la falda de pencas que embellecían la ladera sobre la que se ubica la Alcazaba de Almería, que en cuestión de semanas se fue tiñendo de blanco y enfermando. No quedó otra que arrancar y cortar los múltiples vectores de transmisión que tenía la provincia, que no eran sino las chumberas, especie vegetal que produce uno de los frutos más característicos del verano: el chumbo.
Desde hace aproximadamente un año, el verdor característico de esta planta invasora (llegó a la Península tras la conquista de América) vuelve a estar presente en los descampados de la provincia, así como en diferentes fincas de cultivos. Y es que el chumbo goza de una aceptación importantísima en las mesas españolas, por su dulzor y frescor en estas épocas de calor infernal. Después de varios años en los que en los supermercados se veían cajas de chumbos principalmente de origen italiano y a precio de oro, ya vuelve a venderse el español, procedente principalmente de Almería y de Murcia.
Dado que la chumbera no requiere unos cuidados continuos, sino que se cultiva bien de forma silvestre, hay muchos pequeños productores que tienen matas en finca y logran una producción para el autoconsumo o venta al pormenor, en mercadillos por ejemplo. Por el contrario, empresas como Primaflor vuelven a apostar por una fruta que tiene una amplia cuota de mercado en los diferentes lineales de supermercados españoles.
“Nuestras ventas están centradas principalmente en Andalucía y el norte de España. Son las zonas con más tradición en cuanto al consumo se refiere. Nuestros clientes principales son los mercados mayoristas, que son los que más demandan este producto. Entre los diferentes formatos que ofrecemos está la caja a granel, el higo chumbo en tarrina de cuatro unidades y la bandeja de seis”, explican a Diario de Almería desde Primaflor, cuyo volumen de comercialización varía en función del año y de su consumo: “La mayoría de las fincas donde podemos encontrar este cultivo son propias, repartidas en la zona de Pulpí. En alguna ocasión, dependiendo de la demanda del mercado, se ha comprado a productores locales, apoyando al pequeño agricultor y al mismo tiempo cuidando y dando servicio a nuestros clientes, algo prioritario para la compañía”.
La recolección, con la humedad de la mañana
Según explican desde la propia Primaflor, la recolección es un proceso muy delicado debido a las numerosas espinas que poseen las chumberas, y se debe hacer al empezar el día con la humedad de la mañana, pues con sequedad y viento las pinchas se esparcen mucho. Además, todo el personal encargado va totalmente protegido, especialmente cara y ojos, y guantes para evitar las espinas.
Al ser planta de cultivo (no silvestre, en este caso), Primaflor Primaflormima mucho a la especie para conseguir un fruto de máxima calidad. “El proceso para el cultivo engloba una serie de trabajos y mantenimientos que se llevan a cabo durante el invierno para obtener la máxima calidad del producto. La tala se hace una vez al año para conseguir brotes nuevos, quitando las palas viejas, evitando así que toquen el suelo, que es donde se reproduce la cochinilla, a la vez que se lavan las plantas con agua a presión y jabón”, precisamente para evitar que la cochinilla vuelva a instalarse.
Una fruta con amplias posibilidades culinarias
El higo chumbo tiene su mayor consumo en verano, ya que su cosecha principal es en julio y agosto. Se trata de una fruta muy refrescante, con una textura muy suave y jugosa. Característica por sus pepitas y un sabor dulce, en su fase más madura. Es un postre muy típico en esta zona. Además, cada vez más utilizado en batidos, gracias a su efecto refrescante, o en mermeladas. Es en definitiva una fruta con amplias posibilidades culinarias, indican desde la compañía levantina.
Uno de los aspectos positivos que tiene este cultivo para su producción es que necesita poca agua, es de secano. “No necesita mucha agua, ya que se mantiene con las lluvias del año y se beneficia si tiene agua en los meses de verano. Además, sus palas son una gran reserva de agua. Las chumberas son plantas muy resistentes y aguantan bien el calor. En cuanto al frío, es importante que no se produzcan periodos largos de tiempo con temperaturas inferiores a los 3º. Es, por lo tanto, un cultivo muy adecuado para esta zona, por las condiciones climatológicas con las que se encuentra”, dicen desde Primaflor, una de cuyas máximas es el uso eficiente del agua.
Precisamente esa concienciación hídrica es una de las máximas de una provincia que agradece las últimas lluvias caídas. “Desde la compañía, llevamos años luchando por economizar al máximo posible el agua, y para ello trabajamos el cultivo hidropónico, donde se consigue el crecimiento de vegetales sin necesidad de tierra, únicamente llegando a sus raíces una solución nutritiva disuelta en agua. Además, este sistema también facilita la plantación y cosecha en cualquier condición meteorológica, por lo que a pesar de las dificultades hídricas a las que nos enfrentamos, actualmente garantizamos la continuidad de la producción y la calidad de los productos las 52 semanas del año”, finalizan desde Primaflor.
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