Rincón almeriense
Pablo Laynez
José María Rossell, el de los hoteles de Roquetas
Vivienda
Cada seis meses el Instituto Nacional de Estadística ofrece un mapeo sobre cuántos pisos turísticos hay en España. La presencia de estas viviendas con inquilinos temporales han enfervorecido los ánimos en provincias como Málaga, Sevilla o Cádiz y ha abierto la 'caja de pandora' a nivel nacional sobre si su uso se debe restringir. En la provincia de Almería hay ya 6.601 viviendas destinadas a este fin, una y media por cada cien que hay censadas, lo que supone el máximo desde que el INE toma datos.
Las cifras han crecido significativamente desde la invasión rusa en Ucrania y, por ende, el inicio de la espiral inflacionista de la que, parece, el país empieza a recuperarse. Hace dos años y medio, en febrero de 2022, había 4.451 pisos en suelo almeriense destinados a alojar turistas, dos mil menos que ahora. Desde ese momento, la cifra no ha parado de crecer, superando hace ahora un año la barrera de las 6.000 viviendas con este uso.
Si se compara con Sevilla, una de las provincias más afectadas por este fenómeno que, dicen sus detractores, expulsa a los vecinos de los barrios más céntricos, Almería tiene menos pisos turísticos, puesto que en tierra hispalense se rozan los 7.800 inmuebles pensados para dar cabida a los viajeros, aunque, desentrañando las cifras, se observa que, en proporción, hay el doble de inmuebles dedicados al uso y disfrute de los viajeros por cada cien viviendas inscritas. En Sevilla, la presión habitacional es del 0,85%, un dato que contrasta con el 1,50% de Almería, donde son menos en cifras absolutas, pero, en proporción, más.
En la provincia podrían pasar la noche en un piso turístico hasta 31.224 personas, el mayor número de camas disponibles desde que hay registros. En cada vivienda hay, de media, espacio para cinco camas, un dato que no se ha movido en los últimos años. Esto sin contar a aquellos que operan sin contar la pertinente licencia para este negocio, sobre los que no hay una cifra clara pero a los que el Ayuntamiento de la capital quiere dar caza con el recientemente aprobado Plan Municipal de Vivienda y Suelo. En agosto, el Consistorio capitalino movía ficha y decidía encargar un análisis de la situación, sobre el que no ha vuelto a haber datos.
La edil Eloisa Cabrera explicaba entonces que si bien la vivienda turística "no es un problema actualmente", cabía anticipar un posible escenario más complicado. “A la vista de lo que viene ocurriendo en otras muchas ciudades, el Ayuntamiento pretende evitar esa deriva en nuestra ciudad y con ello poner coto a otros problemas derivados de esta situación, como es la difícil convivencia que se produce en un mismo inmueble donde se compatibiliza el uso residencial con el turístico”, justificaba entonces la concejala del ramo.
Lo cierto es que, según datos publicados por Diario de Almería en el mes de mayo, y recabados por el autor del Plan, el arquitecto Pablo García Pellicer, hay ya dos barrios en la capital que empiezan a presentar riesgo de saturación: son San Miguel de Cabo de Gata, con una presión de 6,58 viviendas turísticas por cada cien, y el Zapillo, con 5,87 por cada cien. El documento estratégico, sobre el que se asentará la política en esta materia para los próximos seis años, ya detallaba la necesidad de prepararse. En la capital hay registradas casi un millar de viviendas, 971, para este fin.
El litoral almeriense es quien más está sufriendo el fenómeno de los pisos turísticos. Solo uno de los distritos de Adra y el municipio de Balanegra están marcados por el INE con un color que no es el rojo, lo que habla de la magnitud de la oferta que se registra en el borde del Mediterráneo. A la hora de analizar estos datos no es tan importante el número total de viviendas como el porcentaje que ocupan sobre el total de inmuebles censados. Ahí el nivel de alerta baja y aparecen otros colores como el amarillo o naranja.
Donde se mantiene el color rojo es en Níjar. Por cada cien inmuebles inscritos, hay entre diez y quince viviendas turísticas. El más afectado es el marcado como 'distrito 03', el que bordea con la capital por la costa, donde la presión es del 15%. Hay allí 577 propiedades para este fin, más que en todo el municipio de El Ejido, donde hay 153.
Adentrarse en el Levante es seguir viendo como la cifra de pisos turísticos se dispara en comparación con la media provincial, aunque en ningún caso alcanza la magnitud de Níjar. En Mojácar la presión es del 9,65% en el peor de sus distritos, mientras que en Vera desciende hasta el 7,70%.
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