“La rama de jardinería es bonita, pero prefiero el invernadero”

Entrevista

El gaditano José Antonio Pérez de Brea conoció el agro en el IFAPA y actualmente es jefe de finca con Beyond Seeds

Berenjenas que despiertan el apetito

José Antonio posa en uno de los líneos de la finca de ensayo de Beyond Seeds. / Javier Alonso

Con 18 años comenzó a enfocar su vida hacia el campo. Primero con un módulo de Jardinería en su tierra,Cádiz, para posteriormente dar el salto a pleno Mar de Plástico. Ahí, en Santa María del Águila, hizo un grado medio de Paisajismo y Medio Rural, lo que le iba a permitir hacer las prácticas en el IFAPA y abrirse de par en par las puertas del invernadero. Ahí iba a terminar el proyecto del desarrollo del Zucchiolo, ya de la mano del grupo biotecnológico Beyond Seeds, con el que hoy está como jefe de finca.

Pregunta.–¿Por qué se vino para Almería?

Respuesta.-Se quedó una plaza vacante para hacer el grado medio de Paisajismo y Medio Rural, la acepté sin dudarlo. Ya llevo cuatro año trabajando en esta tierra, donde estoy muy a gusto.

P.–¿Su idea era acabar en el campo intensivo de Almería o tenía pensado enfocar su pasión por el medio rural de otra forma?

R.-Yo me he criado en el campo, ayudando a mi abuelo, y es algo que siempre me ha gustado mucho. Es cierto que me gustaba más la rama de jardinería y forestal que la agricultura en sí antes de conocerla, pero una vez que la conoces te cambia totalmente la mentalidad. El agro es una rama que me ha encantado, es que ni me cuesta venir a trabajar a diario.

P.–¿Cómo es su día a día en la finca?

R.-Lo primero que hago por las mañanas es dar una vuelta por todos los cultivos que tenemos plantados en la finca para el control de plagas. A partir de ahí, van surgiendo diferentes tareas como dirigir a la cuadrilla, estar pendiente de si les falta abono a las plantas, hacer tratamientos con los fitosanitarios, sacar semillas... Como tengo la furgoneta, también me encargo de los viajes, de llevar el género a donde corresponda.

P.–No hay mejores prácticas que meterse en la finca a trabajar.

R.-Los estudios te abren el camino, pero donde realmente se aprende es el campo. Todo lo que hacemos se puede estudiar teóricamente, pero si no lo tratas todos los días, al final se te olvida. Por mucho que lo leas, no vas a coger el manejo de una finca. Al final aprendes preguntando, hablando con compañeros, como José que es muy apañao. Esto no es una finca cualquiera, aquí tenemos plantas muy diversas.

P.–¿Qué tiene de peculiar esa finca?

R.-En 5.000 metros de invernadero ahora mismo tenemos calabacín, berenjena, tomate y calabaza. Tú imagínate las características de cada cultivo para controlar el agua, fumigar, la materia activa está permitida para la berenjena, pero no para el tomate, en un invernadero que teníamos para producción de semillas estábamos haciendo cruces, moviendo flores macho a la hembra... Es complicado.

P.–Una finca tiene mucho trabajo.

R.-Si no fuera por las cuadrillas, no salía ni la mitad de la producción. En una finca normal se hace cada tarea en una semana, aquí la gestión es distinta porque se hace por tipos de cultivo. También te digo que tenemos un gran equipo y todo sale bien.

En la finca de ensayo de Beyond Seeds tenemos 5.000 metros con calabacín, berenjena, tomate y calabaza”

P.–El Zucchiolo fue el primer producto hortícola que pasó por sus manos aún inexpertas.

R.-Ahí estaba en el IFAPA haciendo híbridos, cruzando distintas plantas. Éstas había que sembrarlas, caracterizarlas, mirar los colores... Cuando ya estaba la planta grande, nos quedamos con lo bueno, había que fecundarlas, sacarle las semillas, volverla a sembrar... Poco a poco íbamos depurando líneas y eliminando las que no nos interesaban. Yo estuve dos años trabajando con Zucchiolo, en la fase final, pero el proyecto del grupo fue a mucho más largo plazo.

P.–¿Se siente uno orgulloso de haber participado en el desarrollo de una hortaliza?

R.-Cuando pase el tiempo y quizás en otro lado, podré decir que yo fui partícipe del desarrollo de ese vegetal. Claro que me gusta, tengo muchas ganas de que esté en una fase más avanzada de comercialización en España. Al final, la gente está con el cachondeo de que soy el niño del Zucchiolo y eso es para estar orgulloso. Ojalá triunfe la hortaliza y se venda mucho.

P.–¿Mejor bajo plástico o en parques y jardines?

R.-Yo me quedo en el invernadero, en la agricultura. De lo bonito no se vive, aunque me guste más. No me voy a meter a astrofísico, pero al final mi trabajo está relaccionado con las plantas y me da lo mismo estar podando flores de pascua que estar con tomates y berenjenas. Me quedo aquí porque le veo mucho futuro; es más, tengo la intención en el futuro de arrendar una finca y empezar por mi parte.

P.–¿Le gustaría tener su propia finca?

R.-Estoy buscando alguna ahora mismo. No un invernadero porque todavía no tengo dinero para ello, pero sí una hectárea de exterior. Me gustaría sembrar antes de que llegue un verano unos calabacines, unas berenjenas para tener mi propio cultivo y de aquí a unos años, tratar de arrendar un invernadero.

P.–Ahora unos días de vacaciones en su tierra, donde también va a estar en el campo con su familia.

R.-Mis padres son maestros, pero tenemos una finca familiar con olivos, almendros, chumbos... Voy echando una mano, pero no de forma profesional, sino para disfrutar y tener nuestro propio aceite, nuestras almendras... Ellos me preguntan mucho, me piden consejos sobre cómo veo los cultivos, si necesitan agua, cómo podemos tratar alguna plaga... He ido aprendiendo.

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