Las primeras sandías del campo almeriense llegan a los mercados: "Están dulces como el almíbar"
Agricultura
José Ayala, campaña tras campaña, es uno de los agricultores que marca el comienzo del corte en el Campo de Níjar
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Ruescas (Nìjar)/El torillo no para de sacar cajones del invernadero de José Ayala. Llenos a rebosar de sandías tempranas, un producto autóctono del campo almeriense. “A estas alturas del año, sólo las podemos cultivar aquí. Y eso que este año nos ha llovido sin esperarlo en el momento de la floración y el engorde”, comenta en un corrillo la familia Ayala mientras observan el color radiante del fruto y vaticinan el sabor que van a tener: “Te aseguro que están dulces como el almíbar”.
José Ayala es uno de los primeros agricultores del Campo de Níjar en cortar. José Antonio Maldonado, al que le queda una semana para acabar la campaña con su hectárea de sandía, así lo atestigua: “Se puede decir que nos marca el camino. Cuando él corta, los demás nos preparamos porque sabemos que ya es el momento”, asegura con una mirada puesta en las vacaciones y la otra en el partido del Almería de este fin de semana en Granada.
Los mercados europeos ya esperan la primera remesa de toneladas de sandía temprana almeriense, la primera que llega siempre a los mercados. En Europa aún no se ha metido el calor primaveral que ya se empieza a notar en el sureste español.
“Esta campaña está siendo buena en cuanto a volumen [él suele coger unos 47.000 kilos por hectárea y tiene tres y media], pero es cierto que a las sandías les falta un poco de tamaño por la humedad y la falta de sol de hace unas semanas. Les falta entorno a medio kilo con respecto a lo que habría sido un año normal”, indica José que confía en que el segundo corte, que hará a mediados de junio, sí que tenga el peso idóneo cada pieza, que ronda los 5 o 6 kilos.
Eso sí, de lo que no hay duda es de su calidad y de su sabor. La familia le tiene perfectamente el punto cogido a su finca, sabe cuándo es el momento de cortar en su perfecto estado de maduración. “Cuando el rabo tiene poco pelo y empiezan a verse unos lunares blancos, está para cortarse”, dice uno de los hijos de José, que añade: “Hay que fijarse también en las vetas de la piel” de sus sandías blancas rayadas. Aunque algunas piezas es cierto que se han quedado más pequeñas, otras se ven hermosas, con lustre, con un brillo propio de esta fruta que te incita a hincarle pronto el diente: “Hazme caso que cuando las pruebas vas a ver que son caramelos, es de los años que más dulcen están”, dice el patriarca.
En este momento de la entrevista, a José no le queda más remedio que desvelar su secreto, ese buen manejo del cultivo para que sus sandías alcance un punto óptimo de grados brix. “Hay que saber cuajarlas muy bien, darle una buena floración a la planta y no escatimar a la hora de usar fertilizantes y nutrición vegetal. Para mí es imprescindible que tengan una nutrición específica y un agua baja en conductividad”, que a su finca, al estar situada en Ruescas, obtiene de la CUCN.
Esa seña de identidad de temprana, de ser la más madrugadora en los mercados de toda Europa, le ha permitido plantarse en el mercado cuando la flecha de los precios apunta hacia el soleado cielo almeriense de esta semana. “Hemos empezado a vender a 1,10, que es muy buen precio. Esta semana ha estado muy bien y vamos a terminar de coger los últimos kilos de la finca antes de que empiece la semana que viene, que ya empezará a notarse la llegada de más kilos a las cooperativas”, que lleva su producto tanto a Agroiris como vende en el propio campo: “A veces vienen aquí compradores, cerramos un precio y se las vendo. Con un buen trato, ellos se encargan incluso de la recogida, meten su colla de trabajadores y se encargan de todo”, explica mientras observa en los cajones algunas de las sandías polinizadoras, que siempre tienen un tamaño menor.
Entre hoy ya mañana, la finca de Ayala se queda limpia, con todas las sandías cogidas. Pero el ciclo no acaba aquí, sino que a las matas les queda un rebrote y un segundo corte, que José confía en que sea mejor. Eso sí, ahora toca preparar la finca para que la planta sea capaz de coger nuevamente vigo y volver a producir los más de 150.000 kilos que han llevado al mercado estos primeros días. “Ahora tenemos que lavar bien el suelo, echar las sales correctas, limpiar y dar el tratamiento adecuado para arañas, piojos y gusano, que son las principales plagas que tenemos aquí. Una vez echo esto, cerramos el invernadero para que sude y empiece a rebrotar, hay que crear un clima tropical” y un último paso que un profano en la materia no imaginaría jamás: “Cuando la mata empiece a producir, hay que estresarla, poca agua para que sufra y así el fruto engorde más”.
A mitad de agosto planta melón
Tras dos cosechas de sandía, José Ayala se pone manos a la obra con el melón piel de sapo, el que más se cultiva en Almería. El segundo corte de las matas deja ya la finca preparada para arrancar y empezar a preparar la cosecha de la otra fruta propia del verano. En su caso, una variedad tardía que se alarga desde julio prácticamente hasta noviembre. En torno al 10 de agosto, José despunta las matas, cierra el invernadero y empieza a regar con agua con gran conductividad, “al melón le gusta el agua dura y el potasio. Es el momento de meter las abejas para polinizar, lo que lleva a que la producción se alargue cuando en el resto de la provincia han empezado ya con los cultivos de otoño: “En esa época del año la producción es más escasa, sacamos unos 50.000 kilos por hectáreas”. Eso sí, al haber menos competencia, el precio es bueno: “Mis melones tienen mucha demanda”.
Los trucos que sólo los buenos productores, y José Ayala lo es, conocen: “Son ya 35 años de experiencia. Mucha gente, que nunca ha plantado sandía, experimenta una campaña, y viene a preguntarme. Me gusta aconsejar, transmitir lo que sé porque es importante que a todos nos vaya bien el campo, es bueno para la provincia”, indica este agricultor nacido en Alboloduy, que trabajó en la hostelería en la capital y ahora vive en Pujaire, cerca de su finca y su empresa de suministros agrícolas.
El torillo sigue sacando kilos y kilos del invernadero. A Europa ya se le hace la boca agua con la sandía temprana del campo almeriense.
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