El mar de plástico de Almería como gran huerto solar, a tiro en año y medio

Energía

La compañía germano-española Sana Energy prevé abrir una fábrica en la provincia para aplicar su nanopasta en polímeros que sirvan de techo a los invernaderos y generar electricidad, que, entre otros, podría revertir en un parque de hidrógeno verde

El proyecto es que el plástico de los invernaderos sea un panel fotovoltaico / Rafael González

Almería/¿Se imaginan un cuadro familiar que sea un calefactor, unas baldosas que generen electricidad, la acumulen, den calor y se iluminen a su paso, chaquetas para las fuerzas de seguridad que proporcionen calor, la vela de un barco que sea a la vez una placa fotovoltaica o toda la superficie invernada de Almería, unas 33.000 hectáreas, como huerto solar? Pues Sana Energy, una compañía germano-española constituida en 2021 por CT Coating AG, hace que eso y más sea posible gracias a la nanoplasta, que lleva desarrollando su empresa matriz desde hace más de 20 años, y a su sistema de fabricación industrial para la aplicación de la misma, que consiste, simplificando, en máquinas de impresión para poder aplicarla en cualquier tipo de superficie, ya sea madera, tela, hormigón, cristal, metales, entre otros, y bien flexible o rígida, y un software, que garantiza que la impresión sea homogénea; el proceso es rápido y con un 75% menos de huella de carbono en general.

Según Javier Celdrán, director de Sana, la nanopasta está formada principalmente por nanopartículas minerales inorgánicas cuya composición cambia en función de la aplicación. “No utilizamos ni tierras raras, minerales críticos ni metales pesados y, por lo tanto, no estamos sujetos a restricciones de ningún tipo”. Con esto, la nanopasta y, con ella, los paneles solares o las baterías sólidas que fabrican son 100% reciclables, no tóxicos, resistentes y duraderos.

Las aplicaciones principales de la nanoplasta son la generación de electricidad, acumulación de la misma, la generación de calor o frío o iluminación. En cuanto a la generación de energía fotovoltaica, que tendría gran impacto en la provincia almeriense y en Andalucía con un proyecto muy ambicioso, Sana posibilita que casi cualquier superficie sea a la vez un panel solar, por lo que paredes y techos de los invernaderos entran en sus planes. “Producimos electricidad incluso con luz difusa sin necesidad de que los rayos del sol incidan de manera directa sobre el panel, esto es importante para poder poner paneles en vertical con la misma eficiencia que si fueran perpendiculares a los rayos”, añade Celdrán. En el caso de los invernaderos, la compañía podrá producir un panel solar translúcido, sobre el cual se puede regular la cantidad de luz que pase al interior según la conveniencia de la planta, “tenemos una pasta electrocromática, que según el voltaje que se le aplique se vuelve más o menos transparente. El agricultor puede regular la cantidad de luz según lo que tenga plantado”.

Esta solución tecnológica podría beneficiar tanto a quienes cuentan con estructuras de invernaderos rígidas como a los que disponen de invernaderos de plástico, “podemos imprimir en un polímero”, dice el director de Sana, quien añade que la compañía está trabajando con una multinacional alemana para determinar la clase de polímeros policarbonatos más resistentes a los rayos ultravioleta y ligeros”.

El aprovechamiento del ‘mar de plástico’ como huerto solar aliviaría tensiones sobre la sostenibilidad de los terrenos sobre los que actualmente se están planificando algunas plantas solares, además de conllevar cero inversión para el agricultor, “nosotros hacemos toda la instalación sin coste para él, le alquilamos el techo del invernadero, que el productor puede manejar de acuerdo a las necesidades de sus cultivos, y nuestro negocio es comercializar la electricidad. Otra opción, en la que sí tendría que invertir, sería venderle el panel solar (techo del invernadero) y que él venda o autoconsuma la energía que genere”. Como relata el director de la firma, el mantenimiento es fácil frente a las placas tradicionales de silicio que son rígidas y pueden tener microrroturas que invaliden el circuito, “nuestros paneles puedes agujerearlos que seguirán funcionando”.

Javier Celdrán, director de Sana, y Borja López-Tapia, delegado de la firma en el levante español y norte de África. / Javier Alonso

Javier Celdrán señala que la dificultad que se plantea es que los puntos de descarga de energía son muy escasos en Almería, “así que la idea es volcar a red donde podamos y nos permita el regulador y Red Eléctrica, descargándose electricidad en municipios con el consiguiente ahorro de coste de energía para los mismos y, por otro lado, levantar un gran parque de generación de hidrógeno verde cuyos electrolizadores funcionarían con la electricidad generada en los invernaderos y construir y abastecer plantas desalinizadoras en la costa. En el caso de que haya exceso de energía nuestras baterías son capaces de acumularla”.

Y es que las baterías de estado sólido con estructura bipolar para el almacenamiento de energía son otra aplicación de la nanopasta y el sistema de aplicación de Sana. “Son de estado sólido, no necesitan ni litio ni cobalto, por lo que protegen el medioambiente y ahorra costes elevados, son también 100% reciclables, seguras puesto que no emiten gas tóxico y no prenden fuego, también las puedes transportar en avión o doblar”. Estas baterías, según las pruebas realizadas tienen hasta 500.000 ciclos de carga, “estamos en más del doble de las celdas de Tesla, que están dando unos 200 Wh/kg, nosotros estamos en más de 430 también; asimismo tenemos una estabilidad térmica mucho mayor y eso significa que no necesitamos una gestión de la batería tan compleja con el consiguiente ahorro en peso, seguridad y costes. Además, con una gran vida útil de la batería te puedes plantear cosas como lo de las baldosas, que pueden aguantar 30 años, sino no tendría sentido”.

Con el foco puesto en las posibilidades del mar de plástico, Sana contempla levantar una gigafactoría en Almería para la producción de los paneles solares y las baterías, “de esta manera, con la proximidad de la oferta y la demanda se reduce la huella de CO2”. La inversión en esta infraestructura, según Celdrán, sería de 50 millones de euros para producir un gigavatio, que financiaría directamente la compañía. Respecto a las posibilidades de emplazamiento ya han empezado los contactos con instituciones de Almería. “Tenemos año y medio para montar la fábrica y ese plazo para entregar las máquinas y diseñar los productos que hacen falta según los tipos de invernadero”.

Además, con esta instalación se pretende crear un universo de empresas alrededor con la finalidad de atraer inversión y utilicen su producto, “habrá empresas de grandes dimensiones a las que le vendamos la maquinaria y la nanoplasta y ellas la manufacturen, pero también pretendemos atender a otras para que incorporen la nanoplasta a su producto, por ejemplo, una empresa de porcelánico que haga suelo radiante: ella puede hacer las baldosas, nosotros le imprimimos la nanopasta que genera calor y ella las vende. El objetivo es tener socios industriales y tecnológicos para cada sector”.

Como explica Celdrán, el coste del panel solar de Sana es mucho menor del coste de un panel solar fabricado en China y tiene una vida útil más larga y más producción de energía a lo largo del día, “respecto a nuestras baterías igual, tenemos un coste de kilovatio por la mitad que de la de litio”.

Antes de la puesta en marcha de la gigafactoría de Almería, ya se está trabajando en una fábrica de demostración en Alemania. Se pondrá en marcha lo antes posible en los próximos meses, con la finalidad de que sirva como modelo y para uso por parte de sus clientes mientras le suministren la maquinaria para realizar productos conceptuales, test y pequeñas series de producción.

También calor, frío y luz, o combinaciones

Javier Celdrán destaca de la tecnología de Sana su capacidad para combinar aplicaciones “podemos hacer un panel que sea batería, de luz y calor”. Cita como ejemplo las baldosas patentadas que “en invierno dan calor, generan electricidad y la acumulan para poder funcionar por la noche, son muy útiles para geografías más nórdicas o lugares a elevada altitud donde nieva para que el hielo desaparezca. La baldosa incorpora una placa fotovoltaica y con sensores se ilumina al paso. En dos años la inversión está amortizada”. En cuanto a eficiencia de la nanopasta solar, “estamos a un 20%. Actualmente no existe un panel de silicio con una eficiencia en condiciones reales del 22% y la ventaja frente al silicio es que tenemos una estabilidad térmica mucho mayor, tan sólo perdemos del orden del 3% de eficiencia a 100ºC”.

Respecto a la generación de calor, Celdrán detalla que “ahora mismo la pasta que tenemos que más grados alcanza llega a 600 ºC porque eso nos lo pidió un cliente y llegamos a esa temperatura a una velocidad muy rápida, en apenas poco más de 30 segundos". El director de Sana expone que ya han comercializado cientos de miles de calefacciones que se imprimen sobre vidrio, “la puedes colocar en cualquier sitio con la foto que quieras encima, así un cuadro puede ser una calefacción”. Celdrán también destaca su eficiencia: un kilovatio de electricidad se convierte en un kilovatio de calor, lo que supone una eficiencia del 100%. Actualmente se está trabajando en una pasta refrigerante, aún en fase de laboratorio, que enfría hasta unos 9ºC.

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