La pitaya gana fuerza en Almería
La fruta del dragón da óptimos resultados bajo abrigo, como arrojan los ensayos de Cajamar
Hay cautela con su posterior comercialización
La necesidad de generar valor y ser más competitivo está llevando al campo almeriense bajo abrigo a buscar nuevas fórmulas para que los cultivos sean aún más sostenibles, de mayor calidad y más saludables. El control biológico está cada vez más extendido e implantado en la horticultura, y el agro ecológico sigue al alza dentro de una reconversión que cada vez va llegando a más productores.
Sin embargo, la necesidad por no perder el tren de unos terceros países cada vez más competitivos y que ganan mayor cuota de mercado está llevando a los investigadores almerienses a buscar también nuevas alternativas de cultivo, que junto con la investigación mencionada y que siempre va en la búsqueda de una mayor y mejor producción a menos coste, se antoja como el otro gran pilar necesario y obligatorio: diversificar.
Ahí es donde entra con fuerza un cultivo que hasta hace poco era totalmente extraño, muy exótico, pero que va cobrando fuerza. Se trata de la pitaya, o también llamada fruta del dragón, originaria de América.
Una de las entidades que más está trabajando para buscar la variedad que de el salto al campo, esa que los agricultores almerienses no tengan miedo por la que apostar, es la Fundación Cajamar en su centro ejidense de Las Palmerillas. Y Juan José Hueso, especialista en Fruticultura de la Fundación, el responsable de un exitoso ensayo que ya ve la luz. Según Hueso, esta fruta exótica está empezando a cultivarse en España con unas expectativas muy altas. Los precios percibidos por los incipientes agricultores de pitaya son muy atractivos lo que está generando un gran interés. Además, se trata de un cultivo plurianual que requiere de un sistema de conducción y protección frente al exceso de radiación durante el verano por lo que se cultiva generalmente bajo malla o bajo plástico. A eso se le suma que no es exigente en agua y la incidencia de plagas y enfermedades es por ahora muy baja.
Según un artículo de este investigador en Plataforma Tierra, Cajamar empezó con el ensayo de las primeras pitayas en 2012 “y actualmente estamos colaborando con distintas instituciones y empresas (Universidad de Almería, IFAPA, Anecoop, ICIA y el Cabildo de Tenerife)” para intentar dar respuesta a algunas de las incógnitas sobre su rendimiento y viabilidad real, “poniendo en común nuestros conocimientos y buscando como objetivo último que la pitaya pueda ser una referencia más que ayude a diversificar nuestra producción”.
Lo cierto es que, por su propia experiencia, lo visto hasta ahora es esperanzador, pero hay que ir con cautela. “En cuanto a los rendimientos de la pitaya, no hay aún información contrastada en las condiciones del sur de España. En Canarias e Israel los datos publicados indican que en plena producción (a partir del tercer año) se pueden alcanzar las 40-50 t/ha. Los primeros resultados en nuestra Estación Experimental en El Ejido apuntan a rendimientos incluso superiores. No obstante, algunas noticias en prensa nos hablan de rendimientos y precios que deben tomarse con cautela”.
La clave estará en el éxito de la comercialización
Según Juan José Hueso, la pitaya es una fruta exótica con gran potencial, muy vistosa que además destaca por sus propiedades beneficiosas para la salud. Como con cualquier nuevo producto la comercialización es clave para el éxito de este cultivo. Todavía hay muchas cuestiones que abordar y retos que resolver con este cultivo: variedades, plástico-malla-aire libre, clima, sistemas de conducción, poda, polinización, fertirriego, luz artificial, etc.
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