Los negocios en los pueblos de Almería: "No podemos vivir sólo de lo que nos da el verano"

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Los empresarios de los pequeños pueblos de la provincia encuentran más dificultades para mantener su negocio una vez finalizada la temporada estival

El fin del verano sigue destruyendo empleo en Almería: el paro del sector servicios, el que más crece

José Luis junto a una clienta en su tienda de Íllar.
José Luis junto a una clienta en su tienda de Íllar. / D.A

En la provincia de Almería existen en total 49 municipios que no alcanzan a tener mil habitantes, y en los que tener un negocio puede llegar a ser un auténtico riesgo. Los meses estivales, especialmente julio y agosto, son la época dorada para los negocios locales, impulsados por la llegada de turistas y de todos aquellos vecinos que residen fuera y deciden volver a sus orígenes durante sus vacaciones. Después, todo se convierte en auténtica supervivencia.

Si no tienen casa, José López les da alojamiento en Uleila del Campo. Con un negocio de 25 años de historia, acoge cada verano a numerosos visitantes en las habitaciones del Hostal La Escapada. “Durante el verano la ocupación es bastante buena, aunque este año ha caído en torno a un 15%”. Eso sí, cuando llega el otoño la situación se complica. “Pasamos de acoger a turistas que vienen a pasar sus vacaciones, a un tipo de cliente que son trabajadores de la zona y que vienen al pueblo por algún motivo puntual, donde necesitan pasar la noche”, explica.

“Durante el año, el hostal no es un negocio rentable por sí sólo, no podemos vivir todo el año de lo que nos da el verano, por eso necesitamos trabajar en otros oficios”, añade José.

En el pueblo más pequeño de la provincia, Benitagla, hace tan sólo unos meses que abrió el único bar que da servicio en el municipio. El verano para su negocio ha sido “bastante bueno” según Adelina Deac, dueña del establecimiento. “Para mí ha sido una grata sorpresa, incluso durante las fiestas patronales. No me esperaba unas fiestas tan grandes y con tanta gente en un pueblo tan pequeño”, apunta haciendo un balance de lo que ha significado para su negocio la época estival.

Ahora, con la llegada del invierno, la clientela se ha visto reducida notablemente. “En invierno hay poca afluencia, porque nuestro turismo que es principalmente el de los familiares de las personas mayores que viven aquí y vienen a visitarlos, regresa de nuevo a sus ciudades por motivos de trabajo”, explica Adelina.

Por ello, los horarios de apertura de su negocio también se ven obligados a cambiar buscando una mayor rentabilidad. Durante los meses de verano, el bar sólo cierra los lunes y permanece abierto en horario de mañana y noche. A partir del mes de septiembre, únicamente abre por las mañanas los días de diario, y en horario completo los fines de semana “que es cuando hay algo más de gente”.

Otro de los nuevos negocios que ha abierto sus puertas recientemente en uno de los pequeños pueblos de la provincia, lo ha hecho en Íllar.  José Luis Cuadra y Eva Ramírez, dos jóvenes emprendedores han apostado por volver a vivir en el pueblo con la apertura de una tienda de comestibles. “Sabíamos que iba a ir bien, porque el pan se compra cada día en el pueblo y somos conscientes de las necesidades de nuestros vecinos, que son en su mayoría de avanzada edad y necesitan contar con este servicio cerca de ellos”, explica José Luis. 

En este municipio del Andarax, la clientela es habitual en todas las épocas del año, pero en verano se acentúa un poco más. “Se vende más porque hay más gente, pero por suerte podemos sobrevivir el resto del año con lo que tenemos aquí”, añade Eva.

Las vacaciones, si las hay, la mayoría de los pequeños negocios las disfrutan durante el mes de noviembre. “El penúltimo mes del año es muy malo para todos porque la gente guarda para la Navidad y eso hace que haya menos afluencia de gente con menos dinero para gastar”, explica Lola Vizcaíno, dueña de la Casa Rural Entresierras en Beires.

"Por lo general la gente se piensa que en los pueblos nos va mejor en invierno porque los clientes buscan montaña, chimenea y carnes a la brasa, pero la realidad es que casi todo el mundo coge las vacaciones en verano y es cuándo más lo notamos los que trabajamos en este sector porque la afluencia de gente no se puede comparar", añade.

Eso sí, hay algunos negocios que funcionan mejor una vez acaba el verano, como ocurre con el bar de copas “Mambo 21”. Antonio y José María, dos jóvenes oriundos de Huécija y Alicún decidieron apostar por montar su negocio en el municipio de Instinción, por la buena ubicación y conexión del local con el resto de municipios. “Hemos retomado lo que antes fue un antiguo restaurante conocido de la zona, y hemos cambiado la idea de negocio porque no había nada por los pueblos de alrededor dedicado a la gente joven”, comenta José María.

Aunque no es lo habitual, este negocio funciona mejor en los meses de invierno que en los de verano. A partir del mes de octubre, comienzan las fiestas temáticas como Halloween, Navidad, Carnaval… y así abarcan toda la temporada. “En verano hay verbenas en todos los pueblos, una o dos cada fin de semana, y en pueblos que son tan pequeños y están tan cerca los jóvenes vamos todos a una. En cambio, durante los meses de otoño e invierno todos los que vivimos aquí estamos en la zona, y a los chavales les gusta tener un lugar donde poder tomar un café, jugar al futbolín o pegarse una fiesta.”, explican.

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