Los mayores buscan soluciones para proteger sus ahorros de los timos: "Nos acojonamos cuando vemos un número desconocido"

José Miguel se presenta en la sede de Diario de Almería con solo un papel. Es su tesoro. Toca el timbre que protege la redacción y comienza a señalar los motivos para presentarse en el periódico. Habla con sus amigos, con los que se reúne frecuentemente, y comparten una sensación que les invade, el miedo. “La gente mayor se acojona cuando ve un número desconocido”, explica. Un temor que temen que les dejen sin los ahorros de toda una vida, el dinero que han ido recaudando durante años para la época en la que se encuentran ahora, de plácido retiro.

En el papel, una propuesta. “Queremos un monedero para que los timos no lleguen ahí”, detalla. Se trataría de una cantidad específica puesta en un cofre seguro para evitar que cualquier delincuente pueda beneficiarse de lo estafado. “Esto son minucias para los bancos pero es una intranquilidad para el que tiene problema con los teléfonos”, defiende.

Consultada por Diario de Almería, la oficina de Banco Santander en la provincia de Almería, en la que José Miguel presentó el escrito, ha asegurado que la propuesta está “en estudio”, sin concretar cuando podrán ofrecer una respuesta. “Estamos convencidos de que la gestión proactiva de los problemas y sugerencias de los clientes es una vía fundamental para la mejora continua de los productos y servicios ofrecidos, así como un sistema de alerta temprana para la identificación de riesgos”, explican desde la entidad bancaria. Santander ha defendido que están incrementando los mecanismos de control ante posibles fraudes, entre los que destaca “el uso de procesos de autenticación reforzada de clientes y el refuerzo de alertas tempranas antifraude e invirtiendo en sistemas avanzados para proteger al banco y a sus clientes de la ciberdelincuencia”.

El cliente es optimista y cree que tendrá una respuesta positiva por parte de su banco. “Yo creo que se podrá hacer, por lo menos para los jubilados capitalinos, porque entiendo que es fastidiado para los pueblos donde no hay sucursal”, detalla en la conversación con el periodista. Es en la falta de sedes bancarias en algunos puntos del interior de la provincia donde hay otro punto amargo para el acceso de los mayores a los servicios financieros.

José Miguel asegura que ese es el método perfecto para poder asegurar sus ahorros y no otro. “Estamos desasistidos, un poco acojonados, y quiero asegurar una pequeña cantidad en la que no pueda entrar nadie”, pide.

La diferencia con las nuevas generaciones es una brecha que el mismo José Miguel reconoce. “Los jóvenes están más alerta con todo”, señala. Marcha de la redacción esperando una respuesta que aún no llega. Es positivo y confía en un 2024 diferente. La entidad, mientras tanto, recuerda los cursos de formación puestos a disposición, “con el objetivo de mejorar sus conocimientos en el manejo de la banca digital y las principales claves”.