La lucha por sobrevivir de las tiendas 'de toda la vida' en Almería

Negocios

Son comercios cercanos y con larga tradición, pero que están perdiendo la batalla contra los centros comerciales e Internet, donde los clientes peregrinan en masa

Las imágenes de los comercios almerienses que nos cuentan como es el balance a final de año

José en su kiosco 'Tararí ke te ví'.
José en su kiosco 'Tararí ke te ví'. / Marian León

Inma Baena cumplirá el próximo 2025 una década como propietaria de su tienda de ropa en la calle Canónigo Molina Alonso de la capital. Mucho ha cambiado esta vía del barrio de Oliveros en ese tiempo. La entrevista se produce a las puertas de la Navidad, aunque, mirando a la calle, hay que ser un adivino para descubrir la época del año que es. “Es que antes lo pagábamos los comerciantes, pero, desde hace tres o cuatro años, nada”, dice sobre las luces.

El comercio local cierra 2024 con una perspectiva complicada. Los compradores ahora están en los grandes centros comerciales y en Internet, donde las tiendas ‘de toda la vida’ aún no pueden competir con los gigantes tecnológicos. “El año lo hemos acabado con mucha fatiga, al pequeño comercio nos cuesta”, confiesa. Que el cliente está en otros lares se puede ver ojeando la calle, que ya no es lo que era. “Quedamos menos comercios”, explica.

Inma Baena en su tienda de Oliveros.
Inma Baena en su tienda de Oliveros. / Marian León

El diagnóstico lo tiene claro. “Falta más limpieza y más aparcamiento”, reivindica. Dice que las plazas son pocas y que tienen poca duración. Así es complicado, explica, que los almerienses vayan a la economía local. “Están comprando con prisa porque tienen que mover el coche”, asegura.

Algo más de gente ve desde su cristalera José Molina, propietario del kiosco ‘Tararí ke te ví’, ubicado en el Paseo de Almería. Son sus últimas semanas en este lugar, pues el Ayuntamiento ya le ha comunicado que debe mudarse tras las fiestas navideñas. Las obras de esta importante arteria de la ciudad, que comenzarán en enero, han sido una sentencia de cierre para los nueve kioscos que pueblan esta avenida. Si quieren seguir trabajando, deberán mudarse. “Ami la Navidad ya me la han dado, aún no sé que va a pasar con el kiosco”, dice indignado.

Una de las quejas repetidas entre estos dos comerciantes es la falta de comunicación con el Ayuntamiento de la capital, gobernado desde inicios de este siglo por el Partido Popular. “Nos llamaron a inicios de octubre y no nos han dicho nada más”, clama José. “Aquí nadie pregunta y, si no preguntas, no escuchas”, apostilla Inma, quien dice que para 2025 está sumida en la mayor de las incertidumbres. “No sabemos qué va a pasar”, afirma.

Vicente Gómez en su librería.
Vicente Gómez en su librería. / Marian León

No todo son duelos y quebrantos. A Vicente Gómez le va bien. Hace un par de años fundó la librería ‘El faro de Recóndito’, que está ubicada en la Calle de los Picos, en el espacio donde antes había un local de deportes. “2024 nos ha ido bastante bien, se nota que está creciendo la cifra de lectores”, asegura, explicando que ha aumentado la cifra de lectores, los clubs y los asistentes a las presentaciones que organizan. El hobbie de leer, que había perdido fuelle por la falta de tiempo, volvió con fuerza en la pandemia y parece haber resistido la espiral inflacionista. “Tenemos autores almerienses que están destacando”, defiende.

Instalarse fuera de un centro comercial y de arterias como el Paseo puede parecer una osadía, más si cabe cuando es un pequeño emprendedor y no la franquicia de una gran empresa con renombre internacional. “Siempre he sido del barrio, tuve suerte de encontrar este local, que tiene algo especial, y tuve esa intuición”, confiesa quien dice vivir aún la ‘época romántica’ del emprendedor. En su sector cree que hay margen de crecimiento, pues “para tantos habitantes, no hay muchas librerías”.

Son tres voces para hacer una radiografía de un sector que está preocupado, no solo en Almería. Muchas son las voces que han salido en los últimos tiempos para defender la necesidad de tener un comercio de proximidad con buena salud. La Asociación Española del Retail ya advirtió hace unas semanas de las consecuencias “devastadoras” para millones de personas si los pequeños negocios desaparecieran. El comercio más cercano es fundamental, especialmente, en las zonas rurales, las más alejadas de las grandes ciudades, donde las multinacionales no llegan. Para la asociación de comerciantes Almería Centro, “apostar por el comercio local conlleva ayudar a mantener vivo el centro de la ciudad, fomentando un modelo de desarrollo más equilibrado y sostenible”. Así lo defendió en el mes de noviembre, cuando pidió a los vecinos que adquirieran los regalos del ‘Black Friday’ en las tiendas ‘de toda la vida’.

Padre e hijo para mantener vivo un negocio con décadas de historia.
Padre e hijo para mantener vivo un negocio con décadas de historia. / Marian León

Francisco Martínez Jurado vende sombreros. También carros de la compra, pero, sobretodo, sombreros. Cerca del mediodía, mientras las terrazas de su alrededor empiezan a cobrar vida, espera a sus clientes en la puerta del negocio, un templo para quienes quieren llevar su cabeza cubierta. Lleva en este rincón frente al Mercado 69 años, los mismos que tiene. Heredó la vocación de su madre y ahora la quiere trasladar a su hijo, que trabaja con él.

“El barrio está muy cambiado, antes había puestos y hoy hay bares”, comenta. Dice que comercios de la época en la que empezó ya quedan pocos. 2024 ha sido un año “duro” por la competencia. “Al centro le han hecho mucho daño, ya no están los grandes comercios aquí y eso arrastraba mucho”, recuerda.

Con las obras del Paseo, se manifiesta “asustado”. “Esperaremos a ver qué tal, no nos vamos a poner tremendistas”, confiesa. Espera que la campaña navideña se anime en los días previos a los Reyes Magos. “Tenemos nuestros clientes de aquí, los de Almería, y, como vendemos souvenirs, vienen también turistas”, explica sobre su público.

Paco Torres acicala a un cliente.
Paco Torres acicala a un cliente. / Marian León

En Oliveros tiene su peluquería Paco Torres, que dice que el año ha acabado “bien, como todos”, aunque la clientela se ha recortado en gastos a raíz de la crisis de precios. “Ahora tardan más en venir, se aguantan más con el pelo largo”, clama sobre los tempos de su clientela. Diciembre es uno de los meses fuerte de trabajo. Todos quieren estar a punto para las cenas navideñas, en 48 horas llegará la primera, y en su local no para de entrar y salir gente. “No me aburro, pero son fechas de eso, todos quieren estar arreglados”, asegura, pidiendo dejar claro que “con este mes no puedes decir que todos son así”. Sus otras épocas fuertes son mayo, cuando llegan los grandes eventos sociales, y septiembre, por la vuelta a la rutina.

A la complicada balanza de la economía local hay que añadir un elemento más, la inflación, que no se ha notado solo en el bolsillo de los clientes. Los productos que venden también se han encarecido y, para intentar seguir ganando dinero, deben subir sus precios de venta. “Está más caro todo, vamos a tener que subir el precio del corte para intentar que nos llegue, aunque todas las subidas se reciben regular”, confiesa.

Queda una semana para recibir el 2025 y en las agendas de los comerciantes ya se empieza a escribir su peculiar ‘carta de los Reyes Magos’. La subida de la inflación parece haberse estabilizado, aunque no detenido, lo que puede ser un pequeño alivio. “El año que viene será igual que este o un pelín peor”, sentencia Torres.

Las franquicias, nuevas inquilinas del centro

La desertificación comercial del centro de la capital solo lo está evitando la implantación de nuevas franquicias que están ocupando el hueco de los locales vacíos. En el Paseo, Cosentino acaba de inaugurar su nueva ‘City’, un modelo de negocio que ha desarrollado en las grandes ciudades del planeta antes de trasladarlo a Almería, la provincia que vio nacer y crecer a esta empresa del mármol.

En la Puerta Purchena acaba de abrir un negocio de yogures helados, que antes tuvo otra franquicia en el Paseo Marítimo Carmen de Burgos. Atrás quedan los tiempos de los Almacenes Segura, uno de los últimos negocios antiguos que sobrevivió en esta plaza, que conecta el Paseo, la arteria comercial más importante de la ciudad, con otras como la Avenida Pablo Iglesias. Cerca de setenta años de vida en este espacio, que se empieza a vaciar de los negocios ‘de toda la vida’ y a confiar su suerte en las grandes empresas.

Con la intención de impulsar el Paseo como punto neurálgico de los comercios, el Ayuntamiento arrancará en 2025 las obras para peatonalizarlo y dar más espacio a la actividad económica.

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