Loli, la hortelana del CEIP Buenavista: “Para los niños ha sido una terapia, han conectado conmigo, me ven como familia”

El personaje

Loli es la hortelana contratada por el CEIP Buenavista para enseñarle a los menores que los tomates no surgen por ‘generación espontánea'

Las sesiones les han servido para desconectar y ver otras facetas

Los huertos colonizan las ciudades: "Los niños quieren venir aquí, no al parque"

Loli, junto a Mª Inmaculada Tillo, directora del CEIP Buenavista.
Loli, junto a Mª Inmaculada Tillo, directora del CEIP Buenavista. / D.A.

Huércal de Almería/A Loli no hace falta ponerle apellido, pues todos la conocen por su nombre de pila. La hortelana recibe vítores cada vez que la ven por el CEIP Buenavista de Huércal de Almería, donde enseña a los alumnos que los tomates no surgen por ‘generación espontánea’. Entre tallos y riegos se ha ganado el cariño de la comunidad docente por su carácter afable pero contundente.

–Loli, todo un curso acaba de terminar como hortelana del CEIP Buenavista. ¿Es cómo un master en docencia, no?

-Estoy aquí como agricultora para enseñar a todos los niños durante el curso. Vamos plantando por temporadas lo que está de temporada. En septiembre plantamos coles y coliflores, que luego la cosecha se coge en noviembre. Después se ponen ajos, cebollas y patatas. Así, todas las semanas, los niños van plantando y aprendiendo.

Para mí es muy importante un contacto semanal con la tierra, porque tienen más rendimiento a la hora de ir a las clases. Desconectan. Cuando están aquí no quieren volver a las clases.

–Ahora que estamos en mercado de fichajes, ¿renueva para el curso que viene?

-Mi idea el curso que viene es seguir viniendo. El huerto es muy pequeño y no hemos podido hacer todo lo de la época. Este año quiero poner los cacahuetes, que el año pasado se quedaron con las ganas. Lo plantaremos, lo cuidaremos y cuando se saca, les hará mucha ilusión.

Ahora es tiempo de tomates y berenjenas y no se puede plantar nada porque en estos dos meses de vacaciones se secaría.

–¿Qué es lo que más les sorprende a los niños que vienen aquí?

-Cuando llegan al huerto se quedan sorprendido con todo pero la que más fui yo, por la manera de hablarles. No tenían ni idea y yo se los fui explicando. Les expliqué los ajos, las patatas... y me decían que era imposible.

Hay niños que sus padres tienen huertos o viven en el campo y no les sorprendía verlo, pero sí se sorprendían de cómo yo se lo contaba.

–¿Aquí se trabaja desde los tres años?

-Vienen desde infantil, los niños de 3, 4 y 5 años. Se quedan como asustados, ponen mucha atención y te dicen todo lo que saben. Les explicas qué es la tierra, cómo van las macetas. Lo primero que pusimos fueron nabos. Al cabo de un mes, se llevaron las macetas a casa y luego los niños se sienten muy contentos, porque hacen otra cosa al margen de las clases. Aquí van a su rollo.

Cuando cogían una patata les daba una alegría que no veas, el brócoli hemos sacado una carretilla entera. Yo no apostaba por nada, el huerto no tiene buena tierra y con veinte coliflores hubiese sido suficiente, pero mira, se acabaron metiendo cien matas.

–¿Le sorprendió lo bien que ha ido?

-Viendo lo que había, me sorprendí. Salieron brocólis bastante considerables. Fue alucinante, a los niños les encandiló.

–¿La agricultura amansa a las fieras?

-Sí, casi todos se relajan. Algunos vienen que pasan del tema y se lo saltan a la torera pero de quince, diez te atienden. A casi todos les ha gustado mucho la experiencia del huerto. Los que se van al institutolo van a echar de menos pero ellos saben que vendrán de vez en cuando. 

–Hablan muy bien de usted.

-Es que esto para los niños ha sido una terapia. Al principio había muy revoltosos, contestones, que hablaban mal de los maestros... y aquí han conectado conmigo. Me han hablado de tú, quiero que me vean como alguien de su familia. Han cambiado del chip. Creo que, si no pasa nada, el curso que viene hay que seguir para que los niños no pierdan el contacto con la tierra. Cuando vengan del instituto hasta me van a cantar.

–Un villancico sí que le han hecho, ¿no?

-Los niños se han quedado muy contentos. “La Loli se está peinando, entre cortina y cortina, con su peine de hortalizas...” (canta).

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