Las lluvias tardías arruinan la campaña de la cereza en Almería
Agricultura
El exceso de agua en las últimas semanas en los cultivos de la Sierra Nevada almeriense provoca que esta fruta se raje o se pudra en el árbol
Se prevé una caída de la producción de en torno al 70%
Las lluvias, agua de mayo para el almendro en la Comarca de Los Vélez
La campaña de la cereza almeriense va a ser francamente mala. Incluso a nivel nacional. las previsiones también apuntan en esta dirección. Después de un 2022 donde sí se dieron unas condiciones climatológicas aceptables para que los cerezos trabajaran a pleno rendimiento, la helada de abril y estas últimas tormentas han afectado mucho a los cultivos de este fruto de las faldas de Sierra Nevada, especialmente en zonas como Fiñana, Abrucena o Abla.
Lo ideal para la cereza es que llueva al principio de la primavera y luego salga el sol para que florezca con calor. Una vez en este punto, lo recomendable es que no nieve y llueva poco para que no se dañe primero la flor y más adelante, el propio fruto. Y justo eso es lo que ha pasado este año. La helada de abril ya dejó muy tocado a los cerezos durante su floración y la lluvia, a esta altura de la campaña, ha sido excesiva para el frutal.
“Nos ha venido muy mal tanta agua a las puertas del verano, que es cuando se tienen que recoger las cerezas. Esta misma cantidad de lluvia hubiera sido magnífica poco antes de Semana Santa, pero ahora echa por tierra la campaña de las cerezas”, explica Francisco Aguilera, productor de la zona de Abrucena, que calcula en la comarca se habrá perdido en torno al 70% de la producción: “La cereza se pudre en el árbol o se raja y ya no puedes cogerla. No es sólo las pérdidas, sino que la mano de obra es aún más cara, puesto que tienes que limpiar el árbol y recoger la poca que nos va a quedar”.
Con la campaña casi perdida, los productores ahora se afanan en salvar las pocas que se pueden poner a la venta que, eso sí, están a precio de oro en los supermercados, aunque no compensan las pérdidas ocasionadas. La mayoría de agricultores de la zona son minifundios, a los que cualquier desgracia de este tipo les destroza la campaña y tienen que tratar de compensar con otros productos. Fran tiene también olivos, de los que ha perdido un porcentaje similar a la cereza esta campaña (en torno al 70%) primero por la falta de lluvia y ahora que llueve, por el efecto lupa: los rayos de sol y las gotas de agua queman los tallos.
Almendra y fresa, dañadas
Al igual que la cereza, almendras y fresas también han sufrido. Las matas de fresa que Francisco tiene ahora cultivadas se han podrido y tiene que arrancarlas y volver a plantar, a la espera de que en un par de meses pueda coger. Eso sí, siempre que las nubes se disipen pronto, como así apunta. Por ahí tiene un hilo de esperanza, puesto que la fresa de esta zona de la provincia es muy demandada.
Francisco Aguilera, productor en Abrucena
"Lo ideal es que llueva antes de Semana Santa, pero a estas altura nos destroza”
Lo que también se le ha echado a perder al agricultor abrucenero es la campaña de la almendra. La helada de abril quemó las flores y fue muy poco lo que llegó a brotar. Además, la sequía previa a estas lluvias también les afectó a los almendros de toda la provincia que, eso sí, ahora están agradeciendo más que ningún otro árbol las precipitaciones.
Los azufaifos sí que se benefician de la cantidad de agua caída
A falta de pan, buenas son tortas. Frente a los cultivos dañados por las últimas precipitaciones, los azufaifos sí que se benefician de la cantidad de agua caída. Como al olivo, la sequía lo estresó durante el invierno y el comienzo de la primavera, pero ahora se ha recuperado. El mayor peligro es el efecto lupa que se produce cuando llueve y con todo todavía empapado, sale el sol y reluce con fuerza. Por eso, Francisco confía en que el tiempo se estabilice y poco a poco la azufaifa vaya engordando y la pueda salvar la campaña de esta fruta, que se recoge a principios de septiembre. De hecho, sus azufaifas están muy valoradas y hasta su finca en Abrucena se acercan empresarios chinos para recolectarla casi en su totalidad y venderla principalmente a su comunidad, puesto que en China se trata de una fruta exquisita. Además de por ser un árbol frutal, los azufaifos destacan por ser son muy activos en la mitigación del cambio climático en zonas áridas a través de la fijación del carbono en sus hojas y ofrecen hábitat para numerosas especies animales e insectos.
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