Tribuna Económica
Carmen Pérez
T area para 2025
Empresa familiar
Deconature es lo más parecido a la casa de Papá Noel. Es un almacén de ensueño, un auténtico paraíso de la alegría, una fábrica que rejuvenece las almas y saca el lado infantil y risueño de cualquier persona. Eso sí, en vez de estar en Laponia, está en Huécija y hace un sol en la calle que los pobres renos necesitarían una limonada para no sufrir un golpe de calor.
Son decorados navideños dignos de artistas. No sólo por bellos y emotivos, sino que destilan un sabor artesano que incrementa su belleza. Árboles de Navidad, tallas de Reyes Magos o Papá Noel, globos, trenes, coches... hasta una Torre Eiffel iluminada, que allá donde esté ubicada esta Navidad va a ser la estrella. Con mimo, con delicadeza, los empleados de la familia Martínez colocan las últimas luces y terminan los pedidos que están a punto de viajar por carretera a puntos de toda España... y de muchas partes del mundo.
Sí, por todo el mundo. Y es que una empresa ubicada en un municipio que no llega ni a los 500 habitantes y cuya génesis está en una escuela de talla que se organizó en la comarca, luce con orgullo sus decorados no sólo por las navidades españolas más importantes, como Madrid, Barcelona, Málaga o Vigo, sino que en Brasil, Portugal, Francia, Dinamarca, Marruecos o Qatar, entre otros, también se iluminan sus calles todos estos días con luces convertidas en recubrimiento de obras de arte gracias al buen hacer de los artesanos de Deconature.
Precisamente ese carácter artesano hace que los decorados sean únicos, irrepetibles. “Nosotros hacemos piezas limitadas. De cada decorado podemos hacer tres y cinco, no hacemos más de nuestra colección. Luego hay clientes que me piden estrellas, podemos hacer cien, doscientas, pero tenemos claro que nuestros diseños son exclusivos, hacemos pequeñas tiradas”, explica Antonio Martínez, gerente, mientras el móvil no para de sonar. Normal, estamos en noviembre y siempre hay algún pedido de última hora: “Puedo decir con orgullo que nunca hemos dejado a nadie tirados, siempre hemos cumplido con nuestros clientes”.
El almacén ya se ha vaciado bastante en estos últimos días de noviembre, “hace unas semanas teníamos todo lleno con unos decorados espectaculares”, cuenta el huecijero. Aún así, darse un paseo por el interior de Deconature es disfrutar. Antonio le da a la luz y de repente, un mundo de magia se aparece ante nuestros ojos. “¿Sabes lo que pasa? Que no me quedo con una pieza en concreto, mis clientes me dicen que todos los años nos superamos. Es que lo que hicimos hace dos años estaba precioso, pero como la evolución de nuestras creaciones es tan grande, los clientes ya no se acuerdan de ellas y preguntan por las novedades”, indica el dueño mientras muestra el catálogo con centenares de objetos que la empresa tiene repartidos por todo el mundo y que si no lo han hecho ya, dentro de pocas semanas iluminarán las noches prenavideñas de medio mundo.
Tal y como está la situación, no es fácil que una empresa sea capaz de tener casi medio centenar de trabajadores en nómina. Deconature no sólo los tiene, sino que la gran mayoría de ellos son de la comarca alpujarreña, algo que tiene el valor añadido de evitar la despoblación de los municipios del interior. “Esto es un negocio familiar, mis hijos han hecho su formación y están aquí trabajando: mi menor es licenciado en marketing y mi mayor tiene el grado superior de mantenimiento de máquinas industriales. Por supuesto, mi mujer y yo que fuimos los que empezamos con esto. Y, sobre todo, quiero destacar los 40 trabajadores que tenemos que son los responsables de que la empresa siga creciendo”, dice Antonio. El momento actual de Deconature, con un crecimiento importante y sostenible, tiene su base en dos momentos: haber aguantado la incertidumbre y problemas de la crisis de 2008 y el cambio de almacén acaecido tras la pandemia. “Teníamos proyecto de hacer una nueva nave, que es en la que estamos ahora, y empezamos las obras justo dos semanas antes de que nos encerraran por el confinamiento. Estas nuevas instalaciones son también parte del éxito porque el cliente viene aquí, ve las piezas montadas y se enamora”. Razón no le falta.
Como no podía ser de otra manera, aunque Antonio no es para nada presuntuoso, reconoce sentir orgullo por su “empresa” y sus “trabajadores” cuando ve sus piezas navideñas instaladas por distintas ciudades. “Cuando nosotros éramos bastante más pequeños, un cliente nos compró para montar la Navidad en Andorra. Fuimos expresamente a verla en directo, porque no es lo mismo una foto que verlo con tus ojos, y reconozco que me quedé totalmente maravillado de la belleza de las piezas y el buen gusto con el que estaban colocadas. Y la verdad es que sí, es un motivo de orgullo que Deconature lleve la felicidad en estas fechas navideñas a todos los lugares”.
El calendario deja atrás los días. Cada vez está más cerca el momento de sacar la zambonza y la pandereta y las novedades de Deconature llegarán a las calles. “Tenemos unos osos con unos regalos muy graciosos, unos Reyos Magos gigantes, camellos también con sus Majestades, una bota de un duende que es un diseño exclusivo...” y un largo etcétera por el que merece la pena viajar a verlos in situ.
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