El juego de escapar gana adeptos en Almería: "Hemos tenido hasta pedidas de mano"

Una vez encontrado el timbre, Cecilia abre la puerta. Es una jienense que, viviendo en Francia, encontró su mejor acomodo en la tierra ‘donde el sol pasa el invierno’. Su negocio, un ‘escape room’, fue pionero en la provincia.

Se trata, la de la obligada desconexión, de una idea revolucionaria en tiempos tan tecnológicos como los actuales. “Aquí no puedes entrar con el móvil”, asegura Cecilia. La idea en las próximas líneas es la misma, olvidarse de las pantallas y leer atentamente cada una de las declaraciones que sus impulsores aún tienen que dar.

Con seis años, casi siete, abierto en la capital, muy cerca del parque de bomberos, se puede considerar ya un ‘éxito’ aunque inicialmente la idea despertó recelos. “Nos decían que estábamos locos”, explica. Cecilia lo entiende. “Nunca nos habíamos metido en este sector, yo soy estadista, pero sí habíamos jugado”, añade. Todo empezó por una casualidad. “Se me acabó el contrato y decidimos montarlo, no lo pensamos mucho”, rememora.

Ser el primero tiene, cuando se está montando el proyecto, inconvenientes. “Nuestra historia es difícil y bonita, nadie sabía por donde cogernos, no teníamos ni epígrafe en Hacienda”, asegura. Hubo que hacer un trabajo didáctico. “Tuvimos que enfrentarnos a la administración, íbamos persona por persona explicando que era otra cosa”, recuerda sobre unos tiempos burocráticos que ya pasaron.

De los quebraderos de cabeza por el papeleo a la satisfacción por el local. “Todo el que juega se engancha”, resume. Y ella, junto a su esposo propietaria del negocio, ha ido conociendo una tierra que le era ajena como Almería a golpe de conocer a cada participante. Dice que no se siente psicóloga pero saldría un interesante retrato de cómo es Almería a través del comportamiento de cada uno en su sala. “La gente se muestra como es, se les olvida que les están viendo”, afirma.

Sí, les están viendo. Los dos vigilan desde una sala contigua todo lo que ocurre en el recorrido para, si es necesario, dar algunas pistas. Un ‘Gran Hermano’ muy peculiar que les ha llevado a vivir momentos hilarantes. “Hemos tenido hasta dos pedidas de mano pero también gritos, nos pasa de todo”, rememora. Se trata de un negocio propicio para divertirse pero también para probar a los candidatos a un puesto de trabajo. “Hay empresas que vienen para cohesionar a su gente e, incluso, contratar empleados, aunque de eso no hemos tenido”, asegura.

El ‘escape room’ les da a quiénes buscan en sus candidatos los motivos que les lleven a contratarlos una oportunidad para poder elegir al mejor. “Lo principal es el trabajo en equipo”, explica Cecilia. Una peculiar entrevista de trabajo que cada vez más compañías llevan a cabo.

La acogida ha sido inmejorable. “Los almerienses nos acogieron muy bien, pensábamos que nos tildarían de frikis”, rememora la propietaria del negocio, que pronto mutará para responder a los intereses de los dueños, que han descubierto en la creación una de sus grandes pasiones. Una tarea que les llevará a romper, nuevamente, moldes. Se les puede tildar, aunque ellos no usen ese calificativo, de “maestros”. Ellos han enseñado a quiénes han venido después en un negocio que está en boga en la provincia. “Casi todas las empresas nuevas han venido a descubrir el mundo del escape”, asegura. Un camino que es el mismo que ellos siguieron cuando jugaron por primera vez en Francia “y nos enganchamos”, como bien explica durante la entrevista.

Un negocio diferente, que no contaba para nadie en Hacienda hasta hace poco tiempo, y que tiene entre sus ingredientes la diversión pero también el autoconocimiento. Un nuevo motor económico en una provincia que se está enganchando al juego de los ‘escape room’. “Nos decían que estábamos locos”, contaba entonces. Ya no.