El ‘mar de plástico’ absorbe el CO2 que emiten 250.000 coches cada día
Las más de 30.000 hectáreas de cultivo bajo plástico generan el denominado ‘efecto albedo’, que reduce las temperaturas
La agricultura ecológico es la apuesta de futuro
Todo un referente a nivel internacional. El modelo agrícola almeriense ha sido un ejemplo a seguir en el terreno productivo, pero algunos datos están poniendo en valor su aportación a la sostenibilidad medioambiental del planeta, que, a raíz de catástrofes como los incendios forestales que asolan los espacios naturales en el mundo, vuelve a estar en entredicho. Los invernaderos de Almería se postulan como un ejemplo del modelo de producción que reclama la Organización de Naciones Unidas (ONU). De hecho, se podría afirmar que el agro almeriense se ha adelantado medio siglo a la pauta que marca este organismo. El dato es cuanto menos revelador: el ‘mar de plástico’ de la provincia absorben cada día la emisión media de dióxido de carbono (CO2) que producen 244.648 coches de media.
Infinidad de expertos han advertido en multitud de ocasiones y convenciones de la insostenibilidad del modo de vida que practica el ser humano en la Tierra en la actualidad. No obstante, algunos territorios cumplen con los requisitos mínimos que podrían garantizar la prosperidad del planeta. El ‘mar de plástico’ almeriense es uno de ellos.
La ONU lanzó a principios de mes un informe elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático en el que aconsejan la conservación del suelo del planeta para evitar su contribución al calentamiento global, así como está ocurriendo a causa de los usos agrícolas y ganaderos más punteros. Este documento del IPCC revela que en las últimas décadas los cambios de uso de suelo junto con las variaciones en las pautas de consumo y el crecimiento de población han generado pérdidas de biodiversidad, degradación del suelo, inseguridad alimenticia, etc.
El modelo agrícola almeriense, desde su implantación hace cincuenta años, se ha postulado como un referente en materia medioambiental a nivel internacional. Sus 30.456 hectáreas de invernaderos están absorbiendo dióxido de carbono continuamente, generando el denominado ‘efecto albedo’, que contrarresta la incidencia del cambio climático. El reflejo de la radiación solar se reduce, contribuyendo a descender las temperaturas. De hecho, la media anual se ha reducido en 0,3ºC desde 1989 pese al calentamiento global.
La utilización de un sistema de producción intensiva de bajo plástico, así como la optimización de recursos fundamentales como el suelo, se suman a los avanzados métodos que engrandecen el modelo agrícola de la provincia. Además, ratio de consumo de agua por kilo de hortalizas producidas se sitúa muy por debajo de la media. Asimismo, el uso del control biológico persigue la reducción de residuos, una práctica que causa un impacto muy positivo en el suelo que rodea a los invernaderos.
La huella hídrica es otra de las grandes preocupaciones para los ecologistas. La media española se eleva hasta los 844 metros cúbicos per cápita, mientras que en Almería desciende hasta los 44 metros cúbicos. Este dato se explica desde el compromiso que los agricultores de la provincia demuestran ante el sostenible consumo de agua en sus cultivos y la eficiencia que caracteriza a los mecanismos de riego de los cultivos en los invernaderos de la provincia. En algunos de ellos se llega a reutilizar el agua que, una vez en la tierra, se reabsorbe y, tras pasar por varios filtraciones, está preparada para su reutilización.
La agricultura ecológica es una apuesta motivada por el consumo de alimentos de estas características a nivel internacional. En Europa, mercado principal del sector hortofrutícola almeriense, la incidencia de este tipo de productos es aún mayor, por lo que a los productores de la provincia no les ha quedado más remedio que adaptar sus cultivos a este modelo. La superficie dedicada a agricultura ecológica bajo plástico en Almería ha experimentado un crecimiento del 39% en las últimas dos campañas, según los datos obtenidos por la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural. La provincia habría pasado de las 2.099, 6 hectáreas de producción orgánica en 2016 a las 2.920 estimadas para la campaña 2018-2019.
Eficiencia, respeto al medio ambiente y rentabilidad. Son los tres pilares del modelo agrícola más actualizado en Almería. Las razones para apostar por el cultivo ecológico como patrón a seguir en el futuro más próximo. En materia medioambiental, este modelo no requiere de combustibles fósiles, ya que se abastece exclusivamente de la energía solar. Asimismo, los plásticos se reciclan en su totalidad y los restos vegetales se reutilizan.
En cuanto a calidad y seguridad alimentaria, la región cuenta con la mayor concentración de laboratorios agrarios y con la mayor tasa de ingenieros agrícolas por agricultor en Europa, garantizando el valor de nuestros productos. Además, Almería promueve una agricultura transparente favorecida por la implantación de sistemas de trazabilidad en los invernaderos. Estas particularidades favorecen el sabor y el valor nutritivo de los productos. Por ejemplo, el tomate Raf es una de las variedades más ricas del mercado.
El agro almeriense se abastece de la agricultura familiar, el modelo mayoritario en la provincia. 15.000 familias están detrás de los invernaderos almerienses, que cultivan fincas de entre una y dos hectáreas de media. Asimismo, el cooperativismo está considerado cm uno de los mejores sistemas de optimizar la distribución y la redistribución de la renta y la generación de empleo. Asimismo, la toma de decisiones se beneficia del carácter democrático que caracteriza a este modelo.
Pese a la incontestable necesidad de continua renovación, el agro almeriense goza de buena salud y es un referente en materia de sostenibilidad medioambiental.
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