Renovables a gran escala en el Campo de Tabernas: luz para unos, oscuridad para otros
Vecinos de la zona alertan del impacto de la concentración de instalaciones y su forma de proceder sobre la biodiversidad pero también sobre la supervivencia de sus pueblos
Almería/Nadie discute de la importancia de las energías renovables, pero sí que su implantación a gran escala se lleve a cabo a costa de todo y sobre todo sin una buena planificación y con impacto sobre el medio y los ciudadanos, según apuntan desde distintas plataformas como Aliente en Almería, Asociación Cultural el Valle El Saltador, Plataforma Salvemos en Campo de Tabernas, Plataforma para la Protección del Valle y la Vía Verde de Lucainena de las Torres.
Sentimientos encontrados y contradicciones en el camino. Naciones Unidas define el desarrollo sostenible como la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas, sin embargo, esto queda en entredicho, por ejemplo, con lo que está sucediendo en el Campo de Tabernas.
En esta zona de la provincia de Almería, según los datos de la Junta de Andalucía, a fecha de diciembre del pasado año, solo de fotovoltaica había 74 instalaciones con puesta en servicio en esta comarca, cinco en construcción y 26 en tramitación. La preocupación de los vecinos de pueblos como Tabernas, Lucainena de las Torres, Sorbas o Turrillas, radica en la ubicación, concentración y la falta de transparencia, como se apunta desde Aliente Almería.
Al margen del impacto visual, un tema no menor teniendo en cuenta el potencial paisajístico del Campo de Tabernas, cuyo desierto ha protagonizado numerosas producciones cinematográficas nacionales e internacionales, videoclips o eventos culturales, las instalaciones renovables ya están teniendo su impacto directo en la población y pone en jaque la fauna, el turismo y la atracción de la zona por sus formaciones rocosas, que aunque desconocida para muchos, atrae a entusiastas y estudiosos de otros países, tal y como explican Sara González y Claudia Scholler.
Resulta difícil de entender que mientras las administraciones suman esfuerzos y financiación pública frente a la despoblación rural, no se tenga en cuenta que algunos proyectos puedan arrinconar a sus vecinos y esto les lleve a abandonar su lugar y desechar iniciativas. En un recorrido por la zona de Tabernas de la mano de Sara y Claudia cuentan cómo casas rurales, proyectos de vida, han tenido que cerrar al verse cercadas por las instalaciones o incluso propuestas de negocio no han podido llevarse por lo mismo. También narran cómo hasta a uno de los vecinos le han dejado sin agua, porque al hacer las zanjas para el cableado de las placas han acabado con la tubería de agua en lugar de sortearla.
Los vecinos de Lucainena, uno de los pueblos más bonitos de España, también temen lo peor. Una gran planta solar en su territorio puede echar al traste los años de esfuerzo por fijar la población. En su escuela han pasado de 13 a 50 los matriculados en dos años, se han reabierto alojamientos turísticos y se ha promocionado su Vía Verde, ahora el paisaje se antoja de metal y tendidos eléctricos sobre dicha vía y casas. De acuerdo a las palabras de estas vecinas, los habitantes debían de ser informados de la afectación del proyecto, pero nadie ha llamado a su puerta, denuncian.
Sara y Claudia, además, alertan sobre el impacto de los aerogeneradores previstos en Sierra Alhamilla, entre Lucainena y Níjar, en la fauna. Especies como el águila bonelli, la ganga ortega, la alondra ricotí y la carraca europea sobrevuelan este espacio y están en peligro.
Por otro lado, exponen que no hay un 'plan b' una vez amortizadas las plantas fotovoltaicas, ¿dónde están las plantas de reciclaje? ¿Cuánto costará su desmantelamiento? ¿Quién lo pagará? ¿Cómo se restaurará el terreno decapado en el que se ha eliminado la biodiversidad? Esto se pregunta Sara de cara al día en que las empresas instaladas hayan rentabilizado estas plantas.
Claudia y Sara, en representación de las distintas plataformas, piden, tanto a la Junta de Andalucía como al Gobierno central, que se paralicen y revisen todos los proyectos en Almería, así como que se busquen emplazamientos en el que no haya un impacto negativo; así como que se controle, durante la ejecución de las obras, que todo se hace correctamente.
En un artículo, Francisco Valera, investigador del Departamento de Ecología Funcional y Evolutiva de la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC, y Luis Bolonio, técnico en Conservación de la Biodiversidad y Cooperación al Desarrollo, muestran su preocupación sobre cómo se está realizando la implantación de plantas fotovoltaicas y eólicas a gran escala, convirtiendo paisajes naturales en polígonos industriales que complican la implementación de medidas correctoras. También señalan la deficiencia de los estudios de impacto ambiental, "por ejemplo, ninguno de los proyectos presentados en el Campo de Tabernas informa del origen del agua para limpiar los paneles". Además apuntan a la evaluación de los impactos acumulativos y sinérgicos de las sucesivas plantas, "son muy pocas las empresas que presentan estudios adecuados de los impactos sinérgicos, con lo que no se informa de las consecuencias reales de la concentración de plantas". Valera y Bolonio aclaran, por otro lado, que las grandes plantas fotovoltaicas son muy intensivas en mano de obra durante su construcción, pero no son una gran fuente de empleo en su fase operativa y de mantenimiento. Por último, miran a los ayuntamientos, que aunque no son los que decidan la viabilidad de los proyectos, sí tienen herramientas para su ordenación.
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